Y ERA QUE DIOS ESTABA ENAMORADO
POMPILIO IRIARTE
Refiere una leyenda que la luna se fugó con los astros a una fiesta; y que la noche airada y descompuesta no los pudo encontrar por parte alguna. Fueron los nombres signos sin fortuna, la palabra perdió la orilla opuesta; dormitaba el silencio en la funesta quietud intemporal de la laguna. En vano la razón de la tragedia un sabio consultó en la enciclopedia, en los nombres oscuros y en el Hado. Y un desdichado amante que moría, descubrió la verdad de la anarquía, y era que Dios estaba enamorado.