Carlos Arturo López Ángel

CARLOS ARTURO LÓPEZ ÁNGEL

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

– ¿Quién es Carlos Arturo López Ángel? 

Soy y he sido un político, un servidor público y un ambientalista. Me gusta generar ideas alrededor del desarrollo local, de la protección ambiental y de la promoción de la ciencia y de la sociedad civil.   Amo el campo, la música, los libros y la vida sencilla.  Estoy felizmente casado con Nohra Elena Alzate, con dos hijos casados (Alejandro con Laura) y (Carlos Alberto con Adriana), un nieto (Juan Esteban) de año y medio y otro (Felipe) que viene en camino.

– ¿Cómo fue su infancia? 

Tuve una infancia feliz, rodeado de una familia extensa por los lados maternos y paternos, compuesta por una gran cantidad de primos.  Fue en Marsella en donde todos nos conocíamos. Los niños podíamos salir a jugar a la calle sin ningún problema.  Aparte de jugar, también hacíamos mandados entre la familia. Los que más me gustaban eran los de mi abuela materna, Bernardina Álvarez, quien me halagaba con la frase “el acomedido come de lo que está escondido” y luego me premiaba con uno de los dulces que hacía y guardaba en su alacena.

Tuve mucha relación con mi tía-abuela Genoveva Álvarez, dedicada a la Iglesia y a patrocinar jóvenes en el Seminario. Ella tenía un almacén de telas en la Plaza y puso sus ojos en mí para sacar un cura de la familia. Mis primeros discursos-sermones   los dije parado en el mostrador del almacén criticando a las muchachas que montaban en bicicleta en la plaza o usaban manga sisa, inducido por Genovevita. Cuando me ponía muy cansón, ella me mandaba para la casa con el mensaje para mi mamá de que “le mandara el tenete-allá”, es decir que no me dejara volver. Al final, Genovevita que educó tantos sacerdotes, no logró ninguno en su familia.

Nos gozábamos en grande la navidad; la Semana Santa, no rezando, sino haciendo pilatunas; la pólvora de las fiestas de la virgen, los cacheos cuando llegaba el ganado suelto para el matadero, la aparición de las chicharras en mayo, la cosecha de dulumocas, las batallas de terrones cuando llegó el primer buldócer   en el gobierno de Rojas Pinilla y abrió calles que parecían imposibles.

– ¿Quiénes lo influyeron, qué libros, situaciones, para ser quien es hoy en día?

Desde muy pequeño me gustó la lectura. En Marsella había una muy buena biblioteca que era mi refugio preferido. Allí me deleité con la colección completa de “El Tesoro de la Juventud” o con La Historia Universal de César Cantú y la gran enciclopedia Espasa-Calpe.

Luego en el colegio don Tomás Issa nos indujo a la lectura de “La Incógnita del Hombre” de Alexis Carrel, un Premio Nobel, un libro que me dejó impactado.

Después en la juventud con la aparición del Nadaísmo con otros compañeros leímos la poesía de ese movimiento y alguna de los poetas malditos de Francia: Rimbaud, Baudelaire, Mallarmé.

Ya en la universidad, aparte de las obligaciones académicas, tuve lecturas del tipo de “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano, recién desaparecido, que fue un clásico de la época; y también obras marxistas sobre el capitalismo. Aparte del Hombre Unidimensional de Marcuse que tuvo un gran éxito entre el movimiento Hippie en USA.

– Usted es Administrador Público y Agroecólogo. ¿Cómo decide optar por estas dos profesiones?

Yo me fui para Bogotá sin un peso a estudiar a como diera lugar. Quería la Sociología, pero las facultades de las universidades públicas estaban cerradas por la agitación del movimiento estudiantil de 1969 y la presencia de Camilo Torres.  Ingresar a una de las privadas, ni modo, no había con qué.  Entonces me presenté a la Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas de Escuela Superior de Administración Pública, que había sido creada por recomendación de la CEPAL y de una misión francesa que introdujo reformas a la administración pública. Y una de las propuestas fue la de crear una Universidad como la ENAP de Francia. Presenté los exámenes y pasé sobrado. Fueron cinco años movidos e increíbles.

Al mismo tiempo atendí varios frentes: Estudié.  Participé en el movimiento estudiantil contra el gobierno de Pastrana, metido de lleno en la Universidad Nacional, pues las residencias universitarias en donde vivía, quedaban muy cerca de ese campus.   Disfruté del mejor cine que llegó al país con películas inolvidables de directores como Fellini, Buñuel, Passolini, Antonioni, Kubrik,  Hitchcock, Visconti, Woody Allen.  Seguí de cerca el movimiento Hippie en lugares como el parque de la 62 y detrás del hotel Hilton de esa época. Todo al mismo tiempo.

Pero también me quedaba espacio para volver a Risaralda a hacer los primeros pinitos en política Liberal con Camilo Mejía Duque, pero al lado de Oscar Vélez Marulanda y César Gaviria.

Y como si fuera poco, llegaba a Marsella con la pinta de hippie para escandalizar a la parte de mi familia conservadora y católica. Y, crear -con un grupo de amigos a quienes nos llamaban “los peludos”- la  Casa de la Cultura de Marsella, que hoy es modelo nacional.

El mismo pensamiento de los años sesenta llevó a la aparición de la ecología como una tendencia preferida por los jóvenes. Yo entré de lleno en ese movimiento, devoré libros sobre el tema, y cuando salí de la universidad e ingresé a la política me encontré con los pioneros del movimiento ecológico en Risaralda, con la creación de la Fundación Ecológica Autónoma de Risaralda (FEA) que está en los comienzos del movimiento ambiental de Risaralda y del país.

De la ecología pasé a la agroecología y la agricultura orgánica que trabajé desde la Secretaría de Agricultura de Risaralda, siguiendo las enseñanzas de Guillermo Castaño, una persona excepcional. Y después he seguido practicando en la finca, que con mi señora tenemos en Marsella, en donde hacemos agricultura limpia para flores y follajes tropicales.

– Usted tiene una muy amplia experiencia en la Rama Ejecutiva (1). ¿Cuáles destacaría como sus mayores aportes al Departamento?

Después de estar en la Cámara de Representantes durante 13 años y concejal de Marsella durante 19 años, ingresé a la rama ejecutiva del Departamento durante las administraciones de Ernesto Zuluaga y de Roberto Gálvez, como secretario de agricultura y ambiente. Con Roberto Gálvez nos tocó inaugurar la Constitución del 91. Nos ayudó mucho el presidente Gaviria y el Departamento, además, era boyante todavía.

Hicimos grandes cosas como iniciar el proceso de Risaralda, el Departamento de la Ciencia y la Tecnología con la creación de varios centros de desarrollo tecnológico y el Plan Ambiental Regional (PARE), que entre muchos de sus programas apoyó la creación de los primeros parques ecológicos regionales como El Nudo y la Marcada.

Luego en 1998 llegué a la Gobernación, pero los tiempos eran distintos. El panorama estaba marcado por el final de gobierno de Samper y el avance guerrillero que copó casi la tercera parte de Risaralda. Además, arrancó la crisis financiera de 1998 que casi quiebra los entes territoriales con alto endeudamiento, y Risaralda era uno de ellos.

Mi tarea principal fue sanear financieramente el Departamento y para hacerlo tomé las siguientes decisiones: Suprimir siete de catorce secretarías. Disminuir la nómina de 860 a 268 personas, con un gran costo político y personal.  Entrar en un Convenio de Desempeño con el Ministerio de Hacienda para reestructurar las finanzas y pagar la deuda pública. Aplicar una política de austeridad total. El Departamento quedó saneado.

También hice parte del Consejo Directivo del FOREC en representación de los gobernadores desde donde pude defender los intereses de Risaralda y ayudar en un proceso que fue exitoso y transparente. También desde el Consejo Directivo de la Carder creamos el Sistema Departamental de Áreas Protegidas que definen la identidad ambiental de Risaralda. Dejé   construida la Visión de Risaralda-2017 con el apoyo de un selecto grupo de empresarios, académicos y líderes de la sociedad civil. E iniciamos la metodología de cadenas productivas para el desarrollo del campo que se impuso y fue muy útil para avanzar en la competitividad de algunos productos.

– También su trayectoria ha sido importante en la Rama Legislativa (2). ¿Cuáles son los resultados obtenidos de mayor trascendencia?

Pues la rama legislativa la recorrí completa. Primero en el Concejo de Marsella en donde confluyeron todas las posibilidades para dar un salto cualitativo en ese municipio. Luego, la Asamblea Departamental, desde donde iniciamos un movimiento para la creación de casas de la cultura en los municipios. Y por último en la Cámara de Representantes desde donde con los parlamentarios de Unidad Liberal (Oscar Vélez Marulanda y César Gaviria Trujillo), con partidas del presupuesto nacional y convenios con el Comité de Cafeteros, con total transparencia, conseguimos la electrificación de veredas hasta acercar a Risaralda a una cobertura casi total.

Lo mismo sucedió con acueductos rurales, carreteras, escuelas, etc. Fueron años muy fructíferos para el desarrollo. En cuanto a Leyes logré hacer aprobar la Ley que declara la palma de cera como árbol nacional y del cinco de junio de cada año como Día del Medio Ambiente.

– Una de las más reiteradas observaciones que se hacen a las ciudades es la falta de planeación. ¿Qué responsabilidad le cabe en ese aspecto, teniendo en cuenta su participación en el Sistema Nacional de Planeación? (3) 

La planeación participativa instituida en la Constitución del 91 se refleja en los consejos de planeación de todos los niveles del Estado. La labor de los consejeros es estudiar los planes de desarrollo, hacer observaciones y luego realizar seguimiento y evaluación. La capacidad de incidir en las políticas públicas es casi nula. Por el eso el sistema ha perdido credibilidad e importancia. Incluso en los municipios pequeños hay casos en donde el Plan queda archivado y solo se revisa cuando llegan las “ías”.

– ¿Cómo despertar y mantener activa la conciencia y la responsabilidad que todo tenemos para con el medio ambiente? (4)

Hoy la ecología y el ambientalismo no son temas románticos, son una necesidad para evitar el colapso de la civilización por los efectos del calentamiento del planeta. Los desastres producidos por ese fenómeno, que es producido por los humanos, están llevando a grandes masas de población a la pobreza.

Las inundaciones y las sequías son cada vez más fuertes y harán invivibles regiones enteras.  Cada uno de nosotros tiene la obligación de cambiar la forma de vida signada por el consumismo y el desperdicio. Y realizar actos simples como usar menos el carro, ahorrar energía, comprar productos locales, sembrar y cuidar muchos árboles, reciclar, cuidar las fuentes de agua, abandonar la comida basura, etc.

– Si algo nos enorgullece a quienes somos del Eje, es su Paisaje Cultural Cafetero, pero ¿cómo ha evolucionado? 

Risaralda no ha hecho bien la tarea del Paisaje Cultural Cafetero. Desde la declaratoria podemos hablar de avances en el trabajo de Comité Técnico, de la academia, y en la expedición del respectivo Conpes;  pero sobre todo por parte de familias que han arreglado sus viviendas de la arquitectura tradicional y de empresarios que han montado albergues rurales, hoteles y arrancaron con los cafés especiales.  De resto, muy poco.

De todas maneras, durante los últimos meses el PCC, ha retomado un poco su impulso y ya se nota algo del turismo por ese motivo. Y es de esperar que la inauguración de Ukumarí, la ampliación del Aeropuerto y la inauguración del Centro de Convenciones, impulsen la vocación turística de Pereira, que por reflejo debe favorecer a municipios como Marsella, Santuario, Apía, Belén por lo que representan dentro del PCC.

La caficultura puede conseguir la sostenibilidad económica si el turismo hacia el PCC se desarrolla y vincula al campo.

Conozco experiencias de turismo europeo que busca la sencillez y la autenticidad el campo y de la cultura cafetera.

– ¿Cómo fue su experiencia como Docente? ¿Retomaría esta faceta de su vida?

Tengo alma de maestro y eso me viene por el lado paterno pues los López de Aguadas tuvieron mucha inclinación hacia el magisterio. Me gusta enseñar y eso me sirvió en la política para tener claridad en la transmisión de los mensajes y de las ideas.  Fui maestro de escuela. Estuve dos años en la Universidad Libre como profesor de Sociología Colombiana, pero se me juntó con las campañas políticas que exigían mucho tiempo al igual que la cátedra y me quedé con la política. Y después de la Gobernación en trabajo con la Unión Europea y el PNUD y Acción Social, recorrí el país trabajando en Desarrollo Económico Local.

– Usted fue Miembro del Consejo Editorial del periódico La Tarde; también es Columnista lo que también tiene implícita una responsabilidad social importante. ¿Cómo la ejerce?

Mi perfil como columnista de La Tarde es conforme con los temas que me apasionan y que casi siempre tienen que ver con las realidades de Pereira y Risaralda. Los columnistas tenemos la obligación hacer visible lo que anda mal; pero, también de mostrar los logros de la sociedad; y en algunos casos, de “tirar línea”.  A mí, sobre todo, me gusta mucho avizorar tendencias. Hacer columnas de opinión es una tarea ardua, pero gratificante. También exige el equilibrio en los conceptos.

Uno de los obstáculos para un columnista que indaga sobre los problemas, es la pobre e inconsistente información que tienen algunas páginas web de instituciones públicas.

– También es Conferencista y Consultor, lo que sumado a todo lo anterior deja en evidencia que es un profesional muy integral. ¿Me equivoco al deducir que su tiempo de ocio es dedicado a construir al ser humano de manera permanente y constante?

La verdad es que la ecología como ciencia y la política como actividad son holísticas y llevan a pensar en forma más integral. Todo está relacionado con todo. Fui amigo de Mario Calderón Rivera, el gran pensador del Eje Cafetero, que me recomendó autores como Fritjof Capra, que me ayudó a salirme un poco del pensamiento del político tradicional e incursionar en nuevos paradigmas. Esa mezcla de política y ecología ayuda mucho para armar buenas charlas y discursos,  y a mirar la sociedad con los ojos de la modernidad.

– ¿Qué proyectos aún no ha realizado?

Mi sueño de toda la vida ha sido encontrar   un camino para desatar procesos de desarrollo económico en los municipios, que están muy quedados. Mientras Pereira crece en todos los sentidos y se prepara para el futuro, en los municipios no sucede nada. Hay pobreza, corrupción, politiquería y escasez de clase dirigente. Eso duelo porque Risaralda fue una promesa de progreso.

– ¿Encuentra en la naturaleza el equilibrio emocional y la plenitud que muchos citadinos buscan en el ruido de su entorno?

No cambio por nada el sonido del viento en un guadual o del agua entre las piedras de una quebrada. El campo nos libera de las malas energías.

– ¿Qué le gusta dejar en las personas que se acercan a Usted?

La sensación de que tratan con una persona que las escucha y cuando puede las aconseja bien. Una persona que genera confianza y calidez.

– ¿En qué anda ahora que está pensionado?

Aparte de jugar con Juan Esteban, mi nieto, me queda tiempo para trabajar y disfrutar la finca con mi señora y comercializar las flores y follajes que producimos. Para escribir columnas de opinión. Para trabajar por el civismo de Marsella a través de la Sociedad de Mejoras Públicas y las redes sociales. De insistir por todos los medios en la necesidad de que Risaralda, un departamento de laderas andinas, inicie la tarea de proteger sus suelos para adaptarse al cambio climático.

Por eso, poco a poco, vamos desarrollando la Vía Lenta- Slow Way  (Modelo de Gestión Vial Integral) en la carretera Pereira-Marsella-San Francisco. Y en estos momentos estoy acompañando al Grupo de Espacio y Ciudad en la campaña “Amigos de los árboles y los parques de Pereira”.

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(1) Asesor y Coordinador de Programas de Acción Social de la Presidencia de la República; Gobernador Popular de Risaralda y Gobernador Encargado en 33 ocasiones; Secretario de Desarrollo Ambiental y Minero; Gerente y Fundador de Caseris; Alcalde de Marsella; Alcalde Encargado de Dosquebradas y su Director de Planeación.

(2) Representante a la Cámara, como Presidente de la Asamblea Departamental de Risaralda y como Diputado.

(3) Miembro del Consejo Nacional de Planeación en Representación de los Gobernadores de Colombia, 1998-2000. Presidente del Consejo Departamental de Planeación de Risaralda, 1995-1997. Presidente del Consejo Municipal de Planeación de Pereira, 2001-2002.

(4) Organización del Primer Encuentro de Alcaldes del Paisaje Cultural Cafetero con énfasis en medio ambiente.- Marsella, julio 18 de 2012.

Organización del Seminario Nacional Cambio Climático y Erosión-Marsella 2011.

Organización del Seminario Nacional de Vías de Ladera y Cambio Climático- Marsella 2010.

Diseño e implementación del Modelo de Gestión Vial Integral para la carretera Pereira-Marsella-San Francisco. 2009-2011- Vía Lenta.

Miembro del Consejo Nacional Ambiental en representación de los Gobernadores de Colombia, 1998-2000. Presidente del Consejo Directivo de la CARDER, 1998-2000

Asesor de los Informes Ambientales de la Contraloría de Risaralda, 1995 y 1996

Coordinador General en el II Foro Nacional de Descontaminación Ambiental Vehicula

Centro de Diagnóstico Automotor de Risaralda, 1995

Coordinador Revista “La Goterita Ecológica”, Gobernación de Risaralda, 1992-1994

Coordinador Revista “Tarea Ambiental”, Centro Internacional de Agricultura Orgánica CIAO, 1993-1994

Fundador y Presidente de la Asociación Nacional de Municipios Verdes, 1990-1991

Fundador y Miembro de la Junta Directiva del Jardín Botánico “Alejandro Humboldt” de Marsella

Autor de la Ley 61 de 1985 que declara la Palma de Cera como árbol Nacional de Colombia

Autor de la Ley 61 de 1990 que declara el 5 de junio como Día Nacional del Medio Ambiente

Gestión como Parlamentario para obtener la declaratoria del Macizo del Tatamá como Parque Nacional Natural (Resolución Ejecutiva 190 de 1987 del INDERENA).