Ángel Marcel

ÁNGEL MARCEL

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo. Publicado por Blogger en El Blog de Isa el 8/22/2014 07:36:00 p. m.

– ¿Quién es Ángel Marcel?

Averígüelo Vargas. No tengo la más remota idea. Como no creo en la unidad del yo, quisiera pensar, sí, que soy varias personas al mismo tiempo: una con el nombre de Pompilio Iriarte. Otra, con el seudónimo de Ángel Marcel. Alguien que escribe poemas, cuentos, epífanos, artículos, ensayos, anécdotas, sin reclamar el estatuto de literato o escritor. Un profesor que después de 45 años de ejercicio docente, sigue dando sus clases con juicio sin pretender el título de maestro.

Soy marido, papá y abuelo. Soy buen lector. Me gustan los objetos nobles, los libros antiguos, las plumas estilográficas, las máquinas de escribir, los artículos de cuero y de madera. Detesto el ‘patrioterismo’, el fanatismo de cualquier calaña, el arribismo, la astucia, la ‘avivatez’ y la picardía de muchísimos de mis compatriotas. Amo la discreción y el bajo perfil de las personas. No creo en absolutos. Con Woody Allen pienso que “Tragedia + Tiempo = Comedia”.

SEUDÓNIMO

– ¿Por qué usa seudónimo y por qué Ángel Marcel?

Con mi nombre Pompilio no hubiera vendido ni un solo libro. Pompilio, que en latín se dice Quintilius, es un nombre que los romanos daban al quinto hijo. Mi papá, quien no sabía latín, le puso ‘el quinto’, a quien era su primer hijo: a mí.

Los colombianos nos distinguimos por poner nombres ridículos. Ser colombiano es ponerles (no colocarles) a los niños y niñas, con todos los horrores de grafía que aguante la escritura nombres extraños. Jessica, Giselle, Wílber, Wílmer, Johanna, Yuleidy, Érika, Yuraiby, Leidydi, Mayerly, Cindy Stefanía, Deisy, Ginna, Jerson, Mangelly, Jhoan Andrey. Julieth, Christhian, Karen, Giseth, Jiseth, Lizeth, Valery, Jeniffer, Leydi Katerine, Vanessa, Yorleth, Jhorman, Tressor, Onedolar, Usnavy, Ferney, Stewenson, Nhorman o Linderman. Mientras padres y padrinos gritan llenos de entusiasmo: “¡Qué orgulloso me siento de ser colombiano!”. ¿Alguien conoce a un solo gringo que se llame Pompilio?

Como nunca me gustó el nombre que me puso mi papá, me lo cambié ante un notario, y me autonombré Ángel Marcel. Ángel, en honor a mi hija Ángélica, y Marcel en honor a mi hija Marcela. Ya era justo que las hijas nombraran a su padre.

TIEMPO

 – Si a la comedia le quito el tiempo, ¿qué me queda?

Desde el punto de vista aritmético, me quedaría Tragedia. Sabemos que el tiempo lo sana todo.

HUMOR

 – ¿Su buen humor es una herencia genética o ha sido un aprendizaje que emplea para sonreírle a la adversidad? 

El humor, más que echar chistes, es una forma de vida propia de quien no come cuento. De quien no traga entero, de quien ve todas las cosas desde la distancia. Es también una forma de la crítica, es decir, de la modernidad. El humor que me reconocen mis amigos y cercanos se lo debo al medio en el que me he formado durante todos estos años. Me refiero al Gimnasio Moderno, la única institución educativa que conozco cuya filosofía es el humor.

EDUCACIÓN

– Una cosa es educar, otra impartir conocimiento y otra sembrar el gusto por lo cultural y por lo artístico. ¿Cómo ha sido su experiencia en cada uno de estos estadios?

Educar, impartir conocimiento, es decir instruir, y sembrar el gusto por lo cultural y por lo artístico, son prácticamente la misma cosa. Todas esas tareas corresponden a acciones formadoras. Aunque don Agustín Nieto Caballero, uno de los fundadores del Gimnasio Moderno, institución educativa en la que trabajo desde hace más de cuarenta años. Don Agustín hizo famosa la frase “Educar primero que instruir”. No debemos separar una cosa de la otra, pues toda instrucción es formativa y viceversa.

Michelangelo Buonarroti, conocía como pocos el oficio de escultor. Sabía que las estatuas están implícitas en los bloques de mármol cortados de la cantera. Según tal principio estético de tan hondas resonancias en el arte occidental, tallar la figura consiste solamente en ¡quitar lo que sobra!

De igual manera, los educadores queremos esculpir al hombre ideal quitando lo que le sobra a ese ‘bloque en bruto’ que recibimos antes de formarlo. Esto a contrapelo de los malos profesores. Estos últimos no hacen más que llenar de conocimientos inútiles, de datos para el olvido, esas mentes infantiles y juveniles. Niños y jóvenes, más temprano que tarde, dan muestras de hartarse de semejante bazofia.

Esta pedagogía de la talla humana que modela y forma y pule al ciudadano ejemplar, culto, capaz de acciones comunitarias, es la que he intentado. No sé si con éxito o no, pero lo he intentado a lo largo y ancho de mi magisterio.

VALORES

–¿Es posible rescatar los valores en la sociedad? ¿Ellos son inamovibles o se les permite cambiar con el tiempo y acomodarse a las circunstancias?

Quienes piensan que los valores de antes eran mejores que los actuales, olvidan que los muchachos de hoy hacen las mismas locuras que a su edad hicimos los mayores. Y olvidan también que, como alguien dijo, “Empezamos a dar buenos consejos cuando ya no somos capaces de dar malos ejemplos”.

Tan sano realismo que renuncia, sí, a hacer del mundo un paraíso inalcanzable. Pero no renuncia a producir algunos cambios de importancia en una u otra persona, no descarta la esperanza que ciframos en nuestra labor educativa.

Por fortuna contamos con jóvenes de todas edades a quienes no cautiva ya el “discursito plano” que da por sentados los valores. Ni tienen interés alguno en que se los sigamos “inculcando” mediante “palabritas” inocuas y vacías. Palabras como aquellas que “predican” que “hay que ser buenos, honrados, francos, transparentes, generosos, esforzados y solidarios.”

A contrapelo de lo anterior, y a tono con una visión humanista y enriquecedora, realista en todo caso, proponemos debatir. También proponemos hacer conciencia y tomar decisiones en torno al supuesto o real carácter mercantilista del saber en nuestro tiempo. Pero también al supuesto o real desinterés utilitario que, según dicen, animaba el conocimiento en otras épocas.

¿Han cambiado los valores? Sí, y de qué manera. ¿Para bien o para mal? Me gustaría pensar –y esperar– que para bien. Frente a lo que me tocó vivir en mis años de estudiante, encuentro en los jóvenes de hoy mayor audacia, más frescura e irreverencia, más precaución ante “absolutos” y “verdades reveladas”, mayor capacidad crítica así sea ante cosas que los mayores consideramos “fruslerías”; mejor disposición para reírse, incluso de nuestras clases, de nosotros y de ellos mismos.

CULTURA

A la pregunta de si la cultura nos hace o no mejores, a la precariedad e ineficacia de las palabras a la hora de “comunicarnos”. Pero también a la dudosa “racionalidad” de nuestra especie, como consta en la no muy honrosa historia de la humanidad. A la complejísima, ambigua y contradictoria condición humana capaz de los más bellos actos comunitarios y a la vez de las acciones más ruines.

Al carácter teatral e histriónico de la amistad, el amor y las relaciones públicas y privadas. A la relatividad o universalidad de los valores éticos y morales. Y a la necesidad de asumirlos como soportes para no caer en el más grosero primitivismo. Ante todo esto, tendríamos ante nuestros ojos y ante los ojos de nuestros jóvenes, no una meta demasiado baja, fácil de conseguir, sino otra de mayor alcance y altura. Así corramos el riesgo de encontrar una violenta oposición en las mentes mediocres y rutinarias.

-¿Cómo define a una sociedad culta, a una persona culta?

En teoría, como sociedades y personas respetuosas de las demás personas y comunidades.

TIEMPO

Aunque adoro las coplas de Manrique, estoy muy lejos de pensar con él que “(…) cualquiera tiempo pasado fue mejor.” Lejos también de decir: “¡Ah, en mis bellos tiempos…!” “¡Ah, es que en mi época…!” Con frecuencia digo a mis jóvenes estudiantes que el día que me sorprendan diciendo semejantes chocheras, me lo hagan saber, para empacar mis cosas e irme a casa. Una cosa es cierta: si los “valores” de los viejos hubieran sido mejores, hoy tendríamos como herencia un mundo más amable.

– Independiente de si a los valores los influye el tiempo, ¿el problema social podría decirse que radica en la falta de voluntad de las personas para obrar el bien?

El problema llamado social nace de una especie de ley de Darwin: el pez grande se come al chico, el que se adapta mejor, sobrevive. El resto es literatura.

COMPORTAMIENTO SOCIAL

–¿Comparte la percepción de que muchas personas pese a sus apellidos, condición económica o reconocimiento social, tienen comportamientos tan primitivos que sorprenden?    

Sí. Salvo raras y muy honrosas excepciones –y en ello nada tienen que ver los apellidos, la condición económica o el reconocimiento social–, la historia de la humanidad ha sido la historia de la agresión y de la guerra. Salvo raras y muy honrosas excepciones, el hombre sigue siendo un bárbaro notable.

Muy triste es reconocerlo, pero el ser humano, a pesar de su vasto saber y de la habilidad increíble de sus manos –y me temo que por causa de ello mismo– no ha aprendido a convivir. Ha fracasado en la pedagogía de la concertación, del diálogo, del entendimiento, de la tolerancia y de la aceptación del otro, que es en última instancia lo que cuenta.

Este hombre tan hábil y tan “sabio” es capaz de matar o hacerse matar por futilidades, por un asunto tan baladí como la discutible validez de un gol en el estadio. Es capaz de hacer de la sangre y la crueldad motivos de diversión. Disfruta cuando el boxeador aniquila físicamente a su oponente, se deleita cuando el matador atraviesa al toro con el estoque. Daña el medio ambiente hasta poner en peligro la supervivencia de la especie.

ILUMINADOS

–Hay muchas puertas que conducen a la ‘iluminación’, entendida como el llenar de luz un espacio antes oscuro y vacío, pero a muchos les toma un tiempo importante medir la llave en cada una de esas puertas hasta encontrar su camino. Otros ni siquiera lo intentan. ¿Cómo invitar a que lo logren con éxito?

Para empezar, no me considero ningún ‘iluminado’: me hacen falta las barbas, la melena, los anteojos de intelectual, hablar en jerga incomprensible, tener cara de Rasputín o de ‘gurú’ de algo, me hace falta ‘pontificar’, ‘aparecer’, ser ‘pantallero’, citar a troque y moche a autores que nadie conoce o ha leído…

Ahora, si por ‘iluminación’ se entiende cierta lucidez, diría que se logra mediante la lectura de textos importantes, pues como ha dicho alguien, “los buenos libros le quitan a uno lo pendejo”. Saber y decir estas cosas conlleva ya una invitación para que quienes no lo han intentado, lo intenten.

DEMONIOS

–Cuántos dedican su existencia a luchar contra sus propios demonios. Otros evidencian la mediocridad del que todo lo tiene pero nada le es propio. ¿Es posible convertir la materia prima del que está colmado de expectativas, aún con sus demonios, en un genio en permanente proceso, crecimiento y movimiento?

El genio es un don de los dioses, pero el talento es nuestro propio asunto, y con paciencia persistente y muchísimo trabajo, al final, podremos alcanzar talento. Parodiando frases que ya son un lugar común, diríamos que la obra de un genio equivale a un ‘knockout’ fulminante que altera por completo el automatismo de nuestra percepción.

MAESTRO

-En su calidad de maestro, de educador, ha de sentirse gratificado, bien recompensado, pero ¿cuáles son sus frustraciones, si las tiene, por supuesto?

Los que nada esperamos no podemos sufrir desilusiones. Sin embargo, esperamos.

-Su muy sobresaliente alumno, Ricardo Silva Romero, me contaba en una entrevista que ” (como) se me empezaban a raspar las rodillas cuando armaba ciudades en el piso, la mejor manera de jugar (…) era escribir historias”. ¿Será que ahora las bibliotecas, sus libros y las historias que contienen están condenadas a muerte por la tecnología y sus distractores que llegan a muy temprana edad a dominar todos los espacios vitales, y que lo que raspa hasta herir, es la voluntad y la determinación de hacer algo que trascienda?

Es verdad que el automatismo y el hacer tan fáciles las cosas, tan propios de la tecnología,  nos han quitado el sentido de la aventura y la capacidad de asombro. No deja de admirarme el hecho de que Galileo con un  anteojo (‘catalejo’ le decían) tan sencillo y tan pobre en recursos técnicos si lo comparamos con los super telescopios de ahora.

Con unos pocos libros que poseía, fuera capaz de semejante revolución de la astronomía, frente al alarde tecnológico y al cúmulo de información de ahora que más bien lleva a la gente a aburrirse rápido de máquinas y eventos mejor inscritos en la inmediatez que en la trascendencia…

Pero también me pongo a pensar que, como dice Sábato, antes de la invención de la imprenta había cultura. Y de la buena.

TRASCENDENCIA

-Una forma de trascender es a través de los hijos, que, entendería, debe considerarlos como su mejor obra de arte. Un maestro, además, cuenta a sus alumnos y sus escritos. Si no nos llevamos nada,  ¿es imperativo sembrar algo importante?

-Para nada. Para nada. Uno no trasciende en los hijos, ni en sus discípulos ni en sus obras.

El ridículo nace de los gestos que hacemos en discordancia con lo que somos: hacer gestos de famoso cuando no lo soy. Hacer gestos de rico cuando no tengo en qué caer muerto. Dármelas de sabio cuando soy ignorante. El colmo del ridículo se da cuando hago gestos de inmortal sabiendo que soy mortal, que voy a morirme sin remedio.

PERFIL BIOGRÁFICO
Ángel Marcel (Pompilio Iriarte Cadena)
Nació en Neiva, Colombia. Profesor, escritor y poeta. Licenciado en español por la Universidad Pedagógica Nacional y Master of Arts por University of Northern Iowa, Estados Unidos. Enseñó literatura en la Universidad Externado de Colombia, humanidades en la Universidad Central y en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y fue director de los departamentos de humanidades de la Escuela Colombiana de Ingeniería (1998-2001) y del Politécnico Grancolombiano (2001-2007), Institución Universitaria, de la que también fue hasta 2012 su director cultural. Ha sido, además, maestro de literatura en la Universidad Pedagógica Nacional, que en 1980 editó y publicó su primer poemario Una pausa total. El Gimnasio Moderno del que es profesor desde 1972, publicó en el 90 su segundo libro Transgresión y anacronismo, con el que había obtenido dos años antes la primera mención de honor en el Primer Concurso Hispanoamericano de Poesía “Octavio Paz”, y en el 89 el Primer Premio Nacional de Poesía “Alférez Real”. En 1991 fue el ganador del Premio Nacional de Poesía “Carlos Castro Saavedra”. En 1997, bajo el título de Obra poética, el Gimnasio Moderno recogió su obra poética completa. Coautor de numerosos libros de texto para la enseñanza del español, editados por Norma, fue también hace unos años asesor del presidente de la República. En mayo de 2014, fue condecorado con la Medalla Agustín Nieto Caballero Grado Plata y en agosto de 2022, en el Festival Internacional de Literatura Las Líneas de su mano15, recibió de la comunidad gimnasiana un homenaje por sus 50 años de magisterio. En noviembre de ese mismo año, el Gimnasio Moderno le otorgó el título de Bachiller Honorario “Por haber sabido guiar durante 50 años a generaciones de gimnasianos y maestros por el camino de las letras y por haber comprendido, apropiado y difundido los valores del Gimnasio Moderno utilizando como cincel la inteligencia y el humor”.  En la actualidad, sigue enseñando literatura y humanidades en su condición de profesor emérito.