El silencio no ataca: balbucea 

El silencio no ataca: balbucea 
POMPILIO IRIARTE
Cada lugar del mundo y cada ahora, 

según el odio de amos y señores, 

se visten con fanáticos colores 

extraños a los guiños de la aurora. 

Negra, la fe en la pólvora campea 

sobre hondos Nagasakis e Hiroshimas; 

sollozos y estertores en las cimas 

mientras el líder ciego parlotea. 

En Israel y Gaza, con fusiles 

masacran, y masacran con misiles;  

la metralleta atroz tartamudea. 

Por la palabra, el hombre cruel ha sido 

capaz de lo que tanto le ha dolido. 

El silencio no ataca: balbucea.