Rodrigo Rivera Salazar

RODRIGO RIVERA SALAZAR

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

Entrevista realizada a Rodrigo Rivera Salazar en la ciudad de Pereira, en mayo 21 de 2005.

ORÍGENES

Soy pereirano, nacido en el hogar de una maestra de escuela y un juez de la República.

Mi padre, un hombre recio, escritor, inteligente, con un rigor ético muy elevado. Había soñado hacer política desde su niñez, pero su sueño se vio frustrado por la violencia partidista de mitad del siglo. Cuando lo persiguieron para matarlo tuvo que huir de Aguadas, Caldas, su tierra natal, y venir de Manizales a Belén de Umbría donde ejerció como juez. Mi madre, antes de casarse, fue maestra sindicalista con un sentido social muy fuerte. Pero el machismo que imperaba en la época, le impidió continuar.

Los dos me influyeron muchísimo. Mi papá, con esa devoción suya por la política, fue mi primer contacto con la actividad. Mi mamá, me marcó con su espíritu de progreso y con sus ideales.

Crecí con mucho amor en mi familia. Estaba compuesta dos hermanas y yo. Fuimos formados en valores, disfrutamos de cuidados permanentes por parte de mis padres, lo que más ha incidido en lo que somos hoy. Contamos con el privilegio de una familia que sirviera como primera escuela de formación.

PRIMEROS AÑOS

Vivíamos en cercanías del Lago Uribe Uribe. Recuerdo la dirección, carrera 8va Nro. 25 – 22. Ahí estuvimos hasta mis seis o siete años. Recuerdo que esperaba de muy niño a que llegara mi madre de la escuela Antonio José de Sucre, donde enseñaba y que quedaba en la calle 23 con carrera 7ma. Pasaba por nosotros hacia las once y media de la mañana a recogernos y a sacarnos a pasear en un carrito o en un triciclo. Nos llevaba al Lago, pues vivíamos en una casa que no tenía patio, lo que se constituía en un apartamento muy cerrado.

ACADEMIA

Estudié el Kínder en un jardín que dirigía una maestra que tenía el pelo café. Ella hacía las letras muy grandes en el tablero. Como esas cosas no me gustaban, entonces un día me volé. Tenía cinco años y recorrí dos o tres cuadras hasta llegar a la escuela donde trabajaba mi mamá. Mi mamá comprendió que yo no era para Kínder, entonces me enseñó en la casa.

GIMANSIO PEREIRA

Los cinco años de primaria los hice en el Colegio Gimnasio Pereira. Mi primer año, mis primeras letras, me las enseñó la profesora Consuelo Trujillo de Calle. De segundo a quinto mi maestra fue Marina Carrasquilla de Fajuri, una mujer extraordinaria, como lo fue doña Consuelo.

COLEGIO SALESIANO

El bachillerato lo estudié en el Colegio Salesiano de Dosquebradas. Yo ya era periodista desde cuarto bachillerato, pues ya escribía columnas en el Periódico La Tarde. Faltando quince días para graduarme, tuve un inconveniente. Esto fue por no haber querido delatar a un compañerito que escribía con seudónimo en un periódico mural que yo dirigía. Entonces, me castigaron, me prohibieron presentar exámenes finales con mis compañeros y graduarme con ellos. Yo preferí cancelar matrícula e irme a graduar en el Colegio Nacional Deogracias Cardona.

VIDA POLÍTICA

A los once años definí que mi vida sería la política. En la casa de mis padres siempre se escuchaba la radio, se veía la televisión que en esa época era a blanco y negro. Almorzábamos y comíamos juntos, muchas veces desayunábamos juntos. Lo que significa una vida de familia. Cuando estábamos sentados a la mesa se hablaba de los acontecimientos del día, sobre lo que pasaba con el presidente Lleras. Lo recuerdo y yo tenía cinco o seis años. Pero también sobre lo que ocurría con el presidente Pastrana, cuando yo tenía entre siete y diez años. Más adelante con el presidente López. Por supuesto, era tema lo que ocurría en la ciudad y en el departamento. Se hablaba de temas públicos, todos muy trascendentales, y lo hacían con unos niños muy chiquitos.

EL PODER MÁGICO DE LA VOLUNTAD

Todo lo anterior determinó que asumiera, con una influencia importante, lo público. Entonces, en unas vacaciones, aprovechando que en mi casa había una biblioteca muy grande, leí el libro El poder mágico de la voluntad“. Para mí fue muy inspirador, escrito hace cincuenta años por Claude Bristol. Se trata de un libro de superación personal escrito en una época en que no eran el boom de mercadeo que lo son hoy.

Allí leía, como un tesoro, que no hay cosas imposibles, sino hombres sin visión de largo plazo. También, que todo lo que el hombre se proponga, lo consigue. Que el hombre, quien alguna vez soñó con volar, voló. Quiso llegar a la luna, y lo hizo. Quiso navegar sumergido en el mar, y pudo hacerlo. El hombre quiso descubrir nuevos mundos y lo obtuvo, como obtuvo las victorias, los inventos. Los saltos de la humanidad han sido producidos por los sueños, la visión de largo plazo y por la perseverancia. Son ejemplo de lo que logra la fuerza de la voluntad por encima de la inteligencia, de la riqueza económica, de los apellidos y abolengos.

Ese libro me inspiró muchísimo y resolví ponerlo en práctica de inmediato. Después de analizar qué sería de mi vida, decidí la política, el servicio público en la política. Decidí asumir la vocación para superar las frustraciones que tenía mi padre, de alguna manera mi madre, ellos como representación de esa sociedad.

Lo que vino después fue una suma de peldaños que la Divina Providencia, que D´s fue poniendo en mi camino.

COLUMNISTA

Empecé a escribir en el periódico del Colegio, Palestra Estudiantil, a los trece años. Uno de mis artículos fue conocido por César Augusto López Arias. César Augusto fue el periodista más influyente de la época en Risaralda en1976. Pero también fue director de La Tarde, director de Caracol, ecorresponsal de El Tiempo, presidente de la Universidad Libre. Todo esto simultáneamente. Se fijó en mi artículo, llamó a mi padre y le preguntó si ese Rodrigo Rivera Salazar era su hijo. Al confirmarlo, le pidió permiso de publicarlo en Palestra Estudiantil. Mi padre concedió la autorización con honor.

Comencé a escribir en La Tarde a los catorce años. Luego César me ofreció una columna permanente, y empezó a pagarme las columnas a cien pesos. Pasados cuatro años, a mis diecisiete, cuando ya había comenzado a estudiar Derecho, decidí buscar en algún periódico. Entonces escribí a El Tiempo y a El Espectador infructuosamente. Pensé que el señor Cano estaba muy ocupado, entonces busqué al segundo de la bandera. Se trataba del señor Salgar, el subdirector, y me publicó la primera carta. Comencé a los dieciocho años a ser columnista de El Espectador.

CONCEJAL DE PEREIRA

A esa edad le escuché una conferencia a Luis Carlos Galán y resolví que con él sí haría política. Esta decisión me llevó a que, a mis veinte años fuera el Concejal de Pereira más joven en la historia. Ahí inició mi carrera.

VISIÓN DE LARGO PLAZO

Lo primero que tuve que hacer fue definir con visión de largo plazo, lo que haría de mi vida. Por eso me empeciné en implantar el mismo modelo en mi país estudiando lo que ha sido la historia de la humanidad. Encontré que los milagros dramáticamente han cambiado la suerte de miseria por la de prosperidad de los países, la de violencia por la de paz o la corrupción por la transparencia. Lo han logrado gracias a que se han forjado esa meta con una visión de largo plazo. Han dejado de lado el inmediatismo, el cortoplacismo, el afán de conseguir de la noche a la mañana resultados sorprendentes. Soy un convencido de que en una generación se pueden lograr cambios fundamentales. Esto fue así en mi vida cuando, antes de cumplir once años, sobreaguaba en las situaciones del momento.

También definí lo que sería mi vida treinta y cuarenta años adelante, porque eso hacía una diferencia gigantesca. Cuando mis compañeros estaban pensando en el siguiente examen yo estaba pensando en treinta años adelante.

La visión de largo plazo hizo que fuera el mejor estudiante en el Colegio. También que me graduara con 4.90 sobre 5.0 en la Universidad. Y que pudiera escribir columnas en periódicos importantes. Atendí aficiones como el piano en la orquesta del Colegio, organicé festivales de teatro y tuve las primeras novias. Llevé una vida completamente normal, pero con propósito, con sentido, no navegando como “corcho en remolino al viento que más sople”.

Encontré un destino, dejé el inmediatismo, conservé mis amigos, tuve un desarrollo integral, descubrí mis potencialidades. Con mucha satisfacción puedo decir que no tuve que olvidarme de nada, he sido muy feliz. Mi vida ha tenido un propósito, el de servirle al país, el de ayudar a transformarlo.

Siempre tuve sueños, ilusiones, un romanticismo, las quijotadas propias de la juventud. Viví todo lo que aún mueve mi vida, lo que me ha permito afrontar las circunstancias más difíciles, los momentos de mayor confusión. En lo referente al país, lo que tuvimos que sufrir en los años ochentas con la embestida del narcotráfico. Libramos la lucha política al lado de Luis Carlos Galán contra la clase política corrupta y clientelista de aquella época. También las luchas de los años noventa. Ya en el Congreso Nacional enfrenté los desafíos de la respuesta al Cartel de Medellín frente al Cartel de Cali. Ahora el tema es frente a las autodefensas.

En todas esas circunstancias, los valores, los principios y las metas de vida, son las que le permiten a uno anclarse en una roca firme y no perder el rumbo.

ESCALA DE VALORES

Me defino como un hombre de hogar y de familia. En la vida se descubren muchas cosas y se replantean muchas convicciones iniciales y para mí lo más importante es D´s y luego la familia. Esa es la base sólida sobre la cual uno no puede fallar. Si uno se descuida, todo lo demás es aleatorio y queda con una base de frustración que lo hace un ser incompleto. La roca de fundamento de un trabajo frente a la comunidad. Lo tercero más importante después de mi familia y de mis convicciones, es mi trabajo, mi vocación de servicio al país. Lo cuarto soy yo.

Me parece que esa es la escala de valores adecuada, porque la sociedad está invertida. Lo primero para mucha gente es ella misma, seguida de lo que hace. Lo tercero quizás su familia. Y lo cuarto es D´s, si es que existe para ellos. Es una escala de valores deformada que explica muchas de las situaciones de crisis que estamos viviendo.

CANDIDATO PRESIDENCIAL

Todo hace que mis momentos de mayor felicidad sean los que tengo en familia y con la gente y con el destino que escogí. Esto en la tranquilidad de que mi familia hace parte de ese propósito. Por eso no fue casualidad que al anunciar mi candidatura presidencial esta semana lo hubiera hecho en compañía de mi familia e invocando la protección de D´s, porque ese apoyo es suficiente para construir el resto del camino.

Aún estoy joven, de hecho mucha gente se sorprende de que una persona como yo esté planteando una candidatura presidencial, pero es un tema con el que vengo soñando desde hace muchos años. Y emprendo esta tarea desde este momento porque creo que estoy preparado para asumir este reto, que lo he hecho durante treinta años, de manera consciente, dirigiéndome hacia esa meta.

CAMPAÑA

Quiero que me recuerden como un hombre cuya vida hizo diferencia en su familia, en su ciudad, en su país, como quien ayudó a transformarlo. Como un hombre que nació en un país y terminó viviendo en otro sustancialmente mejor gracias al esfuerzo de muchos, entre ellos de ese hombre.

La próxima generación de líderes del país tiene tiempo suficiente y la responsabilidad para cambiar a Colombia, un país que tiene al 60% de la población bajo la línea de pobreza, puede llegar después de esta generación a convertirse en un país próspero.

El país hoy está sumido en la violencia y agobiado por para-estados como señores feudales de la guerra que ejercen su poder en bastas zonas del territorio. Este puede ser un país al que esta generación le devuelva la Paz y el pleno dominio del Estado.

Este, que es un país tan desigual, puede ser más equilibrad. Es tan centralista, pero puede ser más autónomo. Que las regiones no sean convidada de piedra, sino que sean una región que, como en tantos otros países, tengan la posibilidad de tomar sus propias decisiones sin que eso afecte la unidad nacional. Que puedan aprovechar su territorio, su riqueza natural y conseguir su propio destino. Entre esa emulación de distintos departamentos vamos a conseguir el desarrollo de Colombia.

Creo que esta generación sí puede abandonar la estela de corrupción y de codicia a cualquier precio que caracteriza la actual cultura, y cambiarla por una de transparencia y de valores. Me parece que vamos a vivir para verlo.

Quisiera inspirar el milagro colombiano. Que D´s me de la vida suficiente para poder mirar hacia atrás y ver que la vida ha tenido sentido, no porque podamos llegar a alguna posición como la Presidencia, el Senado, sino por el cumplimiento de esa meta que no es un esfuerzo de una persona sola, sino de todo un colectivo. Lo que uno hace es prender la meta y desafiar, inspirar y quitar las telarañas de pesimismo que hay en las mentes y que nos caracterizan.

HOMBRE DE FE

Soy un hombre de fe. Creo que así como los españoles, los malayos, los irlandeses, quienes hace treinta años estaban sumidos en muchas dificultades y hoy son prósperos y lo consiguieron en una generación, Colombia tiene derecho a construir su propio milagro. Los milagros los construyen quienes creen en ellos, como yo que en mi vida he tenido milagros, he visto el poder de D´s y de la fe para transformar las circunstancias de la vida.

PROBLEMAS ESTRUCTURALES

Creo que para conseguirlo hay que entender que los enemigos no son las personas, sino los problemas estructurales. Reconozco tres: la violencia, la corrupción y la pobreza. Si bien en el diagnóstico casi todos estamos de acuerdo, en los instrumentos que propongo hay una diferencia.

El primero instrumento es la visión de largo plazo, porque en el cortoplacismo hay pesimismo, hay resignación, pero en el largo plazo hay esperanza, hay ilusiones. Es válido soñar con transformaciones muy dramáticas.

El segundo es la unidad nacional, dado que por estar divididos perdemos mucho en disputas intestinas. La autonomía territorial es importante en un país como el nuestro que es muy bello, muy vasto, con distintas etnias y culturas. Lo triste es que lo estamos desperdiciando, no le estamos dando el desarrollo que requiere, porque pretendemos manejarlo todo desde un mismo centro de poder político en Bogotá. Las regiones con su diversidad y con su riqueza, son simples convidadas de piedra desde hace ciento veinte años, cuando deberían ser actores de primera línea en el desarrollo de Colombia.

CIERRE

Muchas gracias a D´s y que nos de la sabiduría suficiente a todos los colombianos para encontrar el rumbo que este país requiere.

Creo que con lo que hemos planteado encendemos una luz para un país agobiado, porque el país tiene cierta perplejidad cuando ve que sus líderes estamos trenzados en batallas y en peleas y no en un camino que nos permita avizorar esa tierra prometida, sustancialmente distinta y mejor a la que tenemos hoy en Colombia.

Publicada por Blogger en El Blog de Isa el 8/01/2014 06:11:00 p. m.