NI SIQUIERA LA NADA DE SER HOMBRES
POMPILIO IRIARTE
El cantero recorta desde arriba, vertical y fogosa, la muralla. Y sobre el filo, el escultor detalla un cabrito que trepa en carne viva. Parada en lo imposible, aquella chiva, segura de sus cascos, nunca falla. En lo más alto del abismo se halla y los colmillos de algún lobo esquiva. Con los mismos cinceles con que labras las pezuñas hendidas de las cabras, esculpes el vacío. No lo nombres. Y si te caes al hueco, no te asombres, nadie ha creado nada con palabras, ni siquiera la nada de ser hombres