Jaime Andrés Poveda – Bacteria

Jaime Andrés Poveda – Bacteria

Las memorias conversadas son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

Hay gran flexibilidad en el dibujo y en el humor. Y yo siempre he mantenido mi línea fuerte, ácida, crítica y sarcástica. La creación para mí ha sido mágica.

PRIMEROS AÑOS

Me han marcado las experiencias vividas desde infancia, propias de una familia bogotana de barrio popular. Pasamos de vivir en el barrio Kennedy a Fontibón donde mis mayores recuerdos están en casa de los abuelos, rodeado de primos y junto a mi hermana menor. Tuve como referente a uno de mis tíos, a quien llamé papá.

He tenido dificultades para comunicarme. Lloraba mucho y no encontraba refugio. También sentí temor por los perros. Siempre me gustó diseñar, siempre me gustó crear. Sufrí estigmas sexistas, como cuando a mi hermana le regalaron una Barbie a la que yo le hacía vestidos. Me dijeron que la costura era para niñas, entonces no pude seguir disfrutando de mis creaciones.

Lo que sí hice fue construir mi propio muñeco, al que llamé Javier, el personaje del periódico. Como no me lo regalaron, decidí tenerlo producto de mi arte. Entonces conseguí un pantalón viejo, una camisa y todo lo que me fue necesario para terminarlo.

Buscando acabar con ese acoso descubrí que, si era yo el primero en burlarme de mí mismo, desarmaba a los otros. Así que comencé a anticiparme hasta que dejaron de molestarme.

VOCACIÓN

Todos nos identificamos con el dibujo desde pequeños, lo que pasa es que algunos no lo dejamos morir. Nuestro primer contacto con un lápiz o con cualquier cosa que raye, nos lleva a dibujar.

Recuerdo los personajes que yo hacía con bolitas y palitos. Y no me cansaba, dibujaba una y otra vez. Este archivo se fue perdiendo con el tiempo y las mudanzas. Conservo algunos cuadernos, quizás desde mis diecisiete años cuando en las hojas que sobraban de mis cuadernos dibujaba rostros de personajes. 

Cuando niño tomé clases de pintura al óleo, pero en esa época no te enterabas de las academias que existieran para lo que quisieras estudiar, sino que debías recurrir al directorio telefónico, lo que resultaba muy complejo.

A mi casa llegaban El Tiempo y El Espectador, y siendo muy niño empecé a recortar las caricaturas de Quino y de Turcios. Resulta que Turcios, Omar Figueroa, influyó en mi vocación, pues sus dibujos me enamoraron. Pensé: “¡Algún día quiero hacer dibujos como estos y publicarlos en un periódico!”. Familiares y amigos empezaron a regalarme recortes para mi colección.

Pude conocer a Turcios cuando visitó la escuela de caricatura en la que estudié. Él vivía en España con su esposa Adriana Mosquera, Nani, caricaturista de El Espectador. A partir de ese momento nos hicimos amigos, vínculo que conservo.

Otros de mis referentes de infancia fueron Osuna, Rodrigo Guerreros, Calarcá Herrera. A todos los he conocido en mi recorrido profesional, algunos de ellos han sido mis maestros y críticos también.

ACADEMIA

Tuve muchas dificultades como estudiante dada mi forma de responder. He sido muy sarcástico, lo que me ha servido en mi profesión de caricaturista, pero en ese momento de mi vida, así como a algunos les generaba risas, otros se sentían ofendidos e indignados.

Por esta razón me convertí en la piedra en el zapato de los profesores. En mí no había una mala intención. Tampoco buscaba ser el payaso de la clase. Tan solo quería formular preguntas, pero siempre terminé expulsado del salón. Repetí octavo y cursé seis veces grado noveno. Me gradué a los veintiún años en un colegio por semestres para adultos.

El apoyo de mi mamá fue absolutamente valioso, me hizo un día decidir retribuirle por todo su esfuerzo. Para lograrlo sabía que debía hacer las cosas bien, pues trabajó siempre muy duro para sacarnos adelante. Cuando me gradué la felicitaron por mi trabajo sobresaliente y por el aporte que hiciera al colegio, pues nos inventamos una revista de poemas que yo ilustraba. Esta fue una experiencia muy linda por la que mi mamá tuvo una compensación gracias a los reconocimientos que me hicieron y a los premios que recibí.

ESCUELA NACIONAL DE CARICATURA

Entré a la Escuela Nacional de Caricatura que brinda una educación no formal con talleres de ilustración, teoría del color, humor gráfico y todo lo que tiene que ver con el mundo del dibujo.

Alberto Martínez, Betto, fue mi profesor, y fue ahí cuando nuestros caminos se cruzaron. Hay gente que nace para compartir y transmitir ideas, y Betto supo cómo hacerlo. Este talento para mí resulta muy complejo, pues yo solo puedo comunicarme a través del dibujo.

BACTERIA

Es en esta escuela donde queda definido que yo sería Bacteria. Realmente lo fui desde mi nacimiento. Nací en el hospital que hoy es Medery, en un parto muy complicado para mi mamá, por lo mismo nos hospitalizaron a ella y a mí.

Mi abuela quiso conocerme desconociendo que el hospital estaba en cuarentena por una bacteria. De manera arbitraria fue y se enfermó hasta fallecer, lo que ocurrió a los pocos meses. Fui el último nieto que ella conoció, por lo mismo me decían: “Lo último que su abuela vio en la vida fue una bacteria”.

Esto lo decían refiriéndose a mí, claramente con ese humor negro que siempre los ha caracterizado. Así que cuando tuve que adoptar un nombre para mis trabajos, decidí que era ese en homenaje a mi abuela. Pensé: “Si una bacteria les produjo tristeza, otra les dará alegrías”.

TRAYECTORIA PROFESIONAL

EL TIEMPO

Solía compartir mis caricaturas con mis amigos. Alguna llegó a la asistente de dirección del El Tiempo y decidió publicarla en Carta a los lectores.

En ese momento al país lo escandalizaban las altas tasas de embarazos infantiles. Y precisamente la caricatura muestra a una niña dibujando el típico trazo infantil que representa a la familia: su mamá, su papá, la casita, el sol y su hijo.

A partir de ahí me invitaron a seguir enviando trabajos y al cabo de tres meses me contrataron. Para ese momento tenía veintiséis años.

Mi tío alcanzó a ver mi trabajo, pero al poco tiempo murió a causa de un infarto. Tan solo tenía cuarenta y seis años.

UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO

Estudié diseño gráfico en la Tadeo, pero me di cuenta de que no iba por el camino correcto. Resulta que en el colegio nos llevaban a visitar museos y uno de ellos fue el de la Tadeo. Tengo un recuerdo vivo, supe que era ahí donde tenía que estudiar, aunque no sabía qué carrera. Ya adulto decidí inscribirme en Diseño Gráfico.

En la Universidad tuve el mismo problema de comunicación que había padecido en el colegio. En una de las clases de arte, que me gustaban muchísimo y por lo mismo participaba de manera muy activa, chocaba con la profesora. No nos llevamos muy bien porque ella creía que yo le saboteaba la clase.

Algún día nos sentamos a conversar. Supo que lo mío no era intencional, que ni siquiera me daba cuenta, que yo no entendía por qué todos reaccionaban de la manera en que lo hacían. Pero creo que cambiar la manera de comunicarme hubiera matado al caricaturista que me habita.

Tarde me di cuenta de que la línea de la institución distaba mucho de lo que yo esperaba, sentí que el negocio primaba por encima de la formación profesional. Alcancé a cursar siete de diez semestres. Pero me retiré, lo hice con un sentimiento de frustración muy profundo.

EL ESPECTADOR

Del periódico El Espectador venían haciéndole seguimiento a mis publicaciones en El Tiempo. A Felipe Zuleta le gustaba mi trabajo, él tenía un blog en ese momento en el que hacía sus denuncias y opinaba, y mucha gente lo leía. Un día me pidió autorización para compartir un caricatura específica dándome los créditos.

Mis caricaturas comenzaron a ser muy comentadas, entonces Felipe me recomendó en el periódico. Siempre quise al El Espectador, era el diario de mi predilección, me gustaba su línea, lo que hacía, y me sentía más identificado.

PREMIOS

CAMUFLADOS

En el 2011, a mis treinta y dos años, me gane un premio CPB con Camuflados, una caricatura muy fuerte y ácida. Camuflados es producto de la noticia de un soldado que abusó y mató a tres niños en Tame. En ella están las siluetas de los niños en el piso y el croquis con el camuflado militar.

RETIRO DEL PERIÓDICO

Diferencias con Fidel Cano generan mi retiro. Un problema de comunicación entre los dos me hizo ver que había cumplido mi ciclo. Nunca dejaron de publicarme, pero hubo dos caricaturas muy fuertes que produjeron indisposición al interior del periódico. Lo que se me dijo fue que mis caricaturas no se identificaban con la línea editorial.

El lema siempre fue: “La opinión es noticia”. Una de las caricaturas fue de Uribe y Pacho Santos, la otra del general Palomino y la comunidad del anillo. Y claro, mi línea siempre ha sido muy fuerte, como la caricatura de una mano cortada con motosierra que está marcando un tarjetón.

Me retiré en diciembre del 2015 después de siete años de vinculación. Mi forma de comunicar me sigue generando problemas, pues una vez me retiré no hubo medio que quisiera publicarme. Por un tiempo trabajé para unos chilenos haciendo ilustración y otras cosas, pero lo mío es hacer opinión.

KIENYKE

En mayo 2016, cuando mis ahorros ya se habían agotado, recibí una llamada de Edgar Artunduaga. Me vinculé a KienyKe, pero a los seis meses me dijo que nadie veía mis caricaturas.

PREMIO CPB Y ÁLVARO GÓMEZ

Publicó la caricatura del homenaje al trágico accidente que sufrió el equipo de fútbol Chapecoense venía a Colombia a jugar la final de la Copa Suramericana. Nacional dijo que no disputaría el partido y pidió que fueran reconocidos los chilenos como campeones.

Entonces hice la caricatura en la que el campeón anterior le entrega la Copa Suramericana al líder del equipo de los jugadores fallecidos. Esta es una caricatura que no tiene burla, que no tiene acidez. Además de publicar esta caricatura que le dio la vuelta al mundo, me postuló a los premios CPB y al premio Álvaro Gómez. Y me los gané. Todo esto se da en un momento en el que yo ya no tenía vínculo alguno con ellos.

OTRAS OPCIONES LABORALES

El 2017 fue un año muy difícil laboralmente. Por fortuna, en un momento dado Semana Sostenible me invitó a trabajar enviándoles caricaturas ambientales y de opinión. También colaboré con Ámbito Jurídico, el periódico de Legis; con el Malpensante de Andrés Hoyos; con Blasfemo, un portal relativamente nuevo.

Mucha gente no sintió mi ausencia en los medios pues seguí compartiendo mis caricaturas en redes sociales.

CIFRAS Y CONCEPTOS

Me llevé una gran sorpresa con la encuesta de medios que hace Cesar Caballero en Cifras y Conceptos. En ella mide a los líderes de opinión en Colombia. Resulta que yo, sin un medio fuerte detrás, fui el cuarto más leído después de Vladdo, Matador y Osuna. Entonces para mí fue un bonito reconocimiento a mi trabajo y a mi constancia. 

REFLEXIONES

Quizás hubiera hecho las cosas distinto, pero vivo sin arrepentimientos pues he ganado experiencia. Los premios son mi mayor logro y estar en la historia de los caricaturistas del país es todo un honor. Me he podido acercar a los más grandes, hacerlos mis amigos, como Chocolo, a quien conocí cuando apenas estaba comenzando. El compartir con Mico, con Cors, con Vladdo quien ha sido más que un amigo, un maestro, un llamado a la conciencia.

En Colombia se celebra el día del caricaturista el 28 de diciembre. Alguna vez, en 2003, me invitaron a una reunión con Betto, Vladdo, Matador, Chocolo, Mico, Cors, Alfil, Álvaro Montoya, Rubenz, Daniel Rabanal, Jarape, Marco Pinto, Elena León. Recuerdo que me aparté del grupo para observarlos. Los miraba con devoción cuando se acercó Vladdo a decirme: “Todos pasamos por este momento. ¡Disfrútelo!”.