Héctor Mario Díaz

HÉCTOR MARIO DÍAZ

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

Mi padre fue siempre muy activo y vital. Oriundo de Vélez, Santander, en los años 50´s llega a Santa Marta y se enamora de la ciudad para siempre. En ese momento sus negocios eran el comercio y otras líneas de negocios, lo que en esa época llamaban clubes de rifas, y también tuvo fincas de pancoger.

Cuando a mediados de los años 50 conoció las playas donde hoy queda Irotama, literalmente se enamoró de estas tierras y luego consiguió, con mucha dificultad, que le adjudicaran un lote frente a la playa el cual le costó mucho trabajo desarrollar ya no tenía al capital para hacerlo y además se dedicaba a viajar a Barranquilla a atender sus otros negocios.

En los años 60´s a mi padre se le ocurrió hacer ahí un hotel, pero a la gente le parecía que quedaba lejísimos de la ciudad. Eran 14 kilómetros o un poco más, y por lo mismo lo bautizaron “el cachaco loco” pues todo quien no es de la costa es un cachaco.

Mi papá se casó en el año 1962 con mi madre, Anita Herrera de Díaz, mujer de origen barraquillero y de quien puedo decirte que  fue una compañera extraordinaria pues le acólito todas sus “locuras” y lo apoyó en esta nueva empresa, lo ayudaba en el hotel mientras criaba a sus hijos. El primero en llegar fui yo en 1963, después llegó mi hermana Ana María y finalmente mi hermana Marcela. Pero mi madre dio la lucha “a brazo partido”, sin nunca descuidar su hogar mientras nosotros crecíamos y estudiábamos en el colegio.

Nací originalmente en Barranquilla pero a muy temprana edad nos fuimos a vivir a Santa Marta y por eso me siento samario. De manera permanente, íbamos y veníamos desde y hacia Barranquilla pero pronto, como en 1967, nos radicamos del todo en la Perla de Caribe, pues mi padre ya se dedicó del todo a sacar adelante su hotel. Desde ahí me resultaba muy simpático ver a los gringos de finales de los años 60´s, de saco y corbata, con pantalón verde y chaqueta amarilla y las señoras de traje largo, prendas que lucían cuando subían al restaurante a cenar .

Era un estilo muy propio de ellos para esa época.  Lucho Valdez (gerente para Latinoamérica de Coca-Cola), los Toro de Medellín (fundadores de almacenes Éxito), los Cano Isaza (de El Espectador) y muchos otros empresarios, especialmente de Antioquia pero también de Bogotá, eran nuestros visitantes habituales durante los años sesenta y los setenta. Cuando el presidente Carlos Lleras Restrepo se alojó en el hotel, le instalaron dos líneas de teléfono provisionales en su habitación y lo que mi padre le pidió a Telecom fue que las dejaran de forma permanente (¡eran de cuatro dígitos en ese entonces: 7642 y 7643!) y aunque esto no sorprende, por ser aéreas se robaban permanentemente los cables.

Mi bachillerato lo hice en el Gimnasio Moderno, pues la familia se trasladó  a mediados de los 70´s a Bogotá. Mi mamá, mis dos hermanas y yo, nos instalamos tiempo completo y mi papá viajaba de manera permanente entre Santa Marta y Bogotá. En mis vacaciones iba a trabajar al hotel en el que crecí hasta los doce años. Fue una experiencia bonita y para la edad magnífica: con el “room service”  podía pedir lo que quisiera (¡a veces!) pues en ese momento de la vida eso es único.  Pero mi padre no me perdonaba que yo no trabajase en cada una de mis vacaciones, cosa que ahora le agradezco infinitamente pues me dio una ética de trabajo excelente, y dado que él nunca paró de trabajar, fue mi ejemplo permanente.

La vida era fácil aunque con mis amigos del colegio distantes para lo que se consideraba en la ciudad. Esta situación me llevaba a tener amigos de temporadas que eran los hijos de los huéspedes habituales. Trabajé desde temprana edad como mesero, recepcionista, cajero y varios cargos diversos. Comenzaba a las siete de la mañana hasta las tres de la tarde, y así lograba disfrutar la playa al final del día. Cuando estaba más grande me iba de rumba y así balanceaba todo.

Cuando me gradué de bachiller, decidí estudiar en Estados Unidos hotelería y turismo, y en las vacaciones, cuando podía venir, hacía una especie de práctica o pasantía en el hotel. Estudié en Connecticut en la Universidad de New Haven y de ahí me gradué con el título de “bachelor of science” en 1986.

A mediados de los 80 llegué a trabajar al hotel formalmente. Luego en 1995 hice un posgrado llamado el “General Manager´s Program” G.M.P., en la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York, y que es de gran reputación la cual cuenta con una escuela de hotelería muy buena, además Cornell hace parte de un grupo de universidades como MITHarvardPrincetonYale, conocido como las “Ivy League”.

La hotelería en esa época era una actividad muy empírica, y es que tiene que gustarte mucho a uno pues la entrega es total, especialmente cuando estás de supervisor o en cargos medios que te pueden llamar a cualquier hora a resolver temas y, las condiciones precarias que teníamos, nos obligaban a hacer esfuerzos mayores. Antes de que se dieran las facilidades de hoy en día y con el beneficio de la tecnología actual, debía tomar mis vacaciones en temporada baja y trabajar los fines de semana.

A mi regreso al país, trabajé de lleno en el hotel, primero como Jefe de Recepción y Habitaciones, pero al año o tal vez menos, me nombraron asistente de gerencia, dos años más tarde fui Asistente Ejecutivo de Gerencia, no tenía aún 25 años de edad.

A los 24 me casé con María Isabel, una hermosa mujer que me cautivó desde que la conocí como pasante de hotelería, nos casamos en 1987 y tenemos dos hijos, Héctor Andrés, nuestro hijo mayor y el primer nieto de ambas familias, y Jorge Daniel, ambos son ya profesionales y trabajan actualmente en el exterior. Nuestros hijos son nuestro orgullo.

Después de seguir acumulando experiencia, mi padre, al renunciar el gerente de operaciones, decide “empujarme” y yo le digo que sí, a los 25 años. A mis 28, también basado en mi experiencia, me nombra gerente general.

A finales de los 90 viene una crisis que frena nuestros proyectos. Mi familia y yo nos vamos a Italia por cuatro años, donde me dedico a hacer representaciones turísticas, principalmente a comercializar, vender y promover hoteles en Colombia, así que visitaba agencias y mayoristas, y viajaba a las principales ferias de turismo de Europa como Fitur en Madrid, la BIT en Milán, la ITB en Berlín, la TTG en Rimini, Italia, y la EITBM en Ginebra, entre otras.

Mis ganas de seguir siendo hotelero, una profesión que llevo en mi ser y en mi sangre, y con el ánimo de ayudar a mi padre, a la empresa y seguir creciendo como profesional, hacen que decida regresar el país.

Hoy hago parte de la Junta Directiva del Hotel y, por una coyuntura familiar y profesional, me encuentro a cargo nuevamente de la Dirección General del hotel y de la empresa, mientras estamos próximos a la muy importante firma  de un contrato con una cadena internacional de resorts para la operación del complejo de Irotama.

  • ¿Cuál es tu mejor destino?

El cielo (pero merecido y bien ganado) y en la tierra, un lugar en donde haya buena música, un buen vino y obviamente, en compañía de mi esposa.

  • ¿Qué es saber viajar por la vida?

Mi padre me enseñó a trabajar, así que me gusta viajar trabajando duro en lo que me apasiona como es servir en un hotel y viajar por el mundo con mi esposa y con un buen libro, a destinos con mucha cultura e historia..

  • ¿Cuáles son tus pilares de vida?

En primer lugar Dios, soy cristiano católico practicante, por lo menos trato de serlo pero aún me falta mucho, pues, entre otras cosas, debería  poder leer más de la Biblia. Y  después el trabajo honesto, en pro de la humanidad y de la comunidad. Los principios de honestidad, ética y de excelencia en el servicio. Mi familia y mis amigos son pilares fundamentales en mi vida.

  • ¿Cuál ha sido el momento más crítico que has tenido que afrontar?

El momento más crítico que tuve que enfrentar pues fue el susto que tuve al nacer mi primer hijo ya que pensé que tendría problemas ya que pensé que todo iba a ser perfecto pero se presentó una dificultad. Yo que estaba muy joven (tenía 24 años) y me asusté muchísimo.  Y luego en el nacimiento de nuestro segundo hijo también pasamos un susto pero gracias a Dios todo salió bien.

La muerte de mi padre también fue un momento muy duro.

  • ¿Cuál fue la mejor lección recibida de tu papá?

De mi papá aprendí a trabajar duro, sin horarios y a buscar la excelencia, para él el trabajo era siempre lo primer. Él fue un líder y un visionario. Para él la ética en el trabajo y el profesionalismo lo era todo, además de su entrega al trabajo y también a su familia.

  • ¿Cómo asumes su ausencia?

Pues de la forma que a él le hubiera gustado, entregando de lleno al trabajo, y buscar que su legado perdure…él es mi inspiración y siempre pienso que qué diría él a esto o aquello…es un referente para mi y para toda la familia.

  • ¿Cuál ha sido el motor de tu existencia?

Pues tendría que decir que primero está Dios quien es el motor de toda la vida, y luego mi familia, mi mujer y mis hijos, uno siempre quiere el mejor futuro para ellos.

Mi familia y el turismo han sido mis ejes, mi centro y, mi interés máximo, es aportar y contribuir al crecimiento de los dos.

  • ¿Qué te gusta dejar en las personas que se acercan a ti?

Yo siempre pienso que nada lo podemos hacer solos, para mí es vital tener un buen equipo y hacer que ellos se engranen y yo pueda ser su líder, coordinándolos con camaradería. Como amigo, que le pueda extender una mano a quien lo necesite. Y por sobre todo, me gusta la humildad y la entrega en todo lo que hago.

Publicado por Blogger en El Blog de Isa 3 dec 2015