Andrés Lopera Sánchez

ANDRÉS LOPEZ SÁNCHEZ

Las memorias son conversadas, las historias escritas en primera persona por Isa López Giraldo

Soy un eterno aprendiz, no le tengo miedo al cambio, busco permanentemente mejorar como persona para influir en otros de manera positiva. También soy feliz, de buen genio, con la filosofía de vida de que el tiempo es mío, y por ello, nunca estoy afanado ni ofuscado, y no me comprometo con cosas que no puedo cumplir.

ORÍGENES

Elías Lopera, mi abuelo, de Santa Rosa de Osos, tuvo un carácter muy fuerte; fue un campesino antioqueño muy trabajador a quien todos hacían reverencias. Murió cuando yo era un niño. Delia Eusse, mi abuela, fue la típica matrona antioqueña muy pendiente de los suyos y con un aspecto religioso muy fuerte, no la conocí. Su tío abuelo, el padre Marianito Eusse, de Angostura, Antioquia, es beato y está en proceso de canonización (según me dicen, solo falta dinero y hacer Lobby en Roma).

Mis abuelos llegaron con sus nueve hijos a Medellín a finales de los años treinta. Bernardo, mi papá (acaba de cumplir noventa y dos años), fue un industrial importante. Desde joven hizo parte de la Asociación Nacional de Industriales – ANDI, cuando se orquestó la oposición que llevó a que el gobierno de Rojas Pinilla se cayera. Es un economista serio que fundó su empresa, La Comarca, antes, cuando trabajaba en Almacenes Caravana instaló la primera escalera eléctrica en su ciudad, y ha tenido siempre sus raíces en el campo. Se trata de alguien muy generoso y de memoria prodigiosa.

Natalio Sánchez, mi abuelo materno, también un campesino de la región de Yarumal, Antioquia, fue un apasionado del conocimiento y un amante de los libros. Cada vez que sus hijos le preguntaban por el significado de alguna palabra, los enviaba a buscar en el diccionario y les ofreció un millón de pesos de la época si se lo aprendían de memoria.

Mi abuela, Ana Silvia Calle, fue muy amorosa. Construyó una familia de ocho hijos. Disfrutó del arte, de la música. No conocí a mis abuelos paternos. Eugenia Sánchez, mi mamá, murió en el 2000, pero sigue siendo un foco vital para mí, su influencia ha sido decisiva. Pienso en ella y hago el ejercicio de contarle mis temas y encontrar respuestas. Debo agradecerle a ella, y a mi tía Judith, el amor por la lectura, por las letras.

Construyeron mis padres una familia con una ética al trabajo y a la rectitud, despertaron en nosotros un gusto por el humanismo y por el conocimiento muy importantes.

INFANCIA

Soy el menor de cuatro hijos, mis hermanos son artistas muy talentosos. Juan José, el mayor, una especie de Da Vinci, después de escuchar a Led Zeppelin interpretaba a la guitarra un concierto de Bach y en flauta una pieza de Jethro Tull. Mi hermana Clara Inés, Tata, lloró con la muerte de John Lennon y se apasionó desde muy joven con el canto y la actuación. Mi hermano Gabriel, Tato, conformó Estados Alterados, una de las bandas pioneras en Colombia de rock alternativo. Viví sus ensayos en casa mientras mi papá en las noches cantaba música de los Chalchaleros, que interpretaba en la guitarra. Recuerdo a mi mamá leer en la biblioteca de la casa – una biblioteca generosa y con una diversidad envidiable para la época – nunca faltó un libro en su mesa de noche y, por supuesto, también nos enviaba a nosotros, sus hijos, consultar el diccionario (aunque no nos ofreció el millón).

Estudiamos en el colegio San José, de los hermanos lasallistas, del que se había graduado mi papá. En un momento determinado quise cambiarme porque me reseñaron siempre como el hermano menor de Juan José; busqué tener mi propio espacio y lo encontré en el Miguel de Unamuno, conocido por recibir a los estudiantes que botaban de los otros colegios; esto fue así pese a que ya tenía cupo en el Jorge Robledo, colegio donde estudiaban un par de amigas y hoy reconocido porque de él se graduó Juanes. Fui el menor de mi curso en medio de compañeros muy adultos. Aquí me encontré con El Tornillo, periódico para el que empecé a escribir.

Disfruté más con mis amigos de barrio que con los del colegio, y con ellos asistí a los primeros bailes de garaje.

ACADEMIA

Juan José es médico bioenergético y fue cantante de ópera dentro del circuito operístico de Europa. Tata es actriz y cantante. Tato es músico vanguardista. Entonces quise diferenciarme, así fue como seguí el camino empresarial de mi papá, por lo mismo decidí estudiar Administración de Negocios en EAFIT.

Aquí me encontré con Pablo José Jaramillo, quien venía de hacer su doctorado en el exterior y se convirtió en uno de mis grandes maestros: por él siento una enorme gratitud y admiración.  En algún momento mencionó la falta de un cine club en la Universidad, entonces decidimos crearlo. De alguna forma siguiendo los pasos que, gracias a la influencia y amistad de mi hermano con el padre Luis Alberto Álvarez, un gran pensador y cinéfilo de Medellín.  

Extrañé el que la Universidad no ofreciera un portafolio cultural, quizás se limitaba a ser la de los tecnócratas y ejecutivos que alimentaban el Grupo Empresarial Antioqueño – GEA. Entonces el espacio para la cultura era muy reducido, por lo mismo quisimos impactarlo. Averigüé en varias partes: la Universidad de Antioquia y en el Museo de Arte Moderno, y el 7 de septiembre de 1990 proyectamos nuestra primera película, El nombre de la rosa, ante siete espectadores. Treinta y dos años después sigue funcionando. Lo manejé hasta el 95 y es una de las cosas de las que me siento muy orgulloso.

Me gustó la carrera, disfruté la parte humanista, aunque las finanzas se me dificultaron al comienzo. Participé en la organización estudiantil, y, siendo todavía estudiante de octavo semestre, empecé a dictar clases de matemáticas financieras (evaluación de proyectos de inversión). Fui profesor desde 1995 hasta el año 2000.

VIDA PROFESIONAL

Antes de graduarme, lo que ocurrió en el 97, ya había creado cinco empresas y vendido cuatro de ellas. Para ese momento era vicepresidente regional para Medellín y Viejo Caldas de la Fiduciaria del Banco Anglo, también profesor de EAFIT. Fui ejecutivo del sector financiero con gran éxito, me retiré, pero volví un par de veces para financiarme.

ESCRITOR

Entrada mi adolescencia me enganché con la escritura cuando leí a Cyrano de Bergerac. Lo hice para conquistar, mediante cartas, a las niñas que me gustaban, que eran mayores a mí. Dos semanas más tarde de haber enviado la primera, escuché que mi amiga conversaba sobre las cartas que recibía, manifestó que se sentía muy enamorada del autor, sin saber que se trataba de mí. Cuando me identifiqué, en medio de risas me hacía a un lado, pero cuando lo comprobó me dio mi primer beso. El noviazgo, que ella declaró, apenas duró unas pocas semanas.

Continué con mi ejercicio de escribir cartas buscando iniciar relaciones, que no se daban. Pero supe que la palabra era una vía de comunicación muy poderosa que podía utilizar, inclusive, con fines emocionales y afectivos. Luego consigné una especie de diario y más adelante escribí para el periódico del colegio y el de EAFIT (Nexos). Reconocí en este ejercicio un acto de mucho trabajo, paciencia y dedicación. Escribir es una herramienta importante en mi responsabilidad académica.

Después de una quiebra muy grande que tuve, me empecé a sentir enfermo, me faltaba la respiración, me daba taquicardia. Me hice cuanto examen me mandaban hasta que una gran amiga me consiguió una cita con Elena Molina quien hacía numerología, la carta astral y leía el tarot. Me diagnosticó, me dijo que yo era un artista que se estaba suicidando al negar su naturaleza.

De inmediato compré una pluma y tinta, también una paca de diez blocks amarillos. Comencé a escribir sin distractores un viernes a las cinco de la tarde e interrumpí el lunes a las cuatro de la mañana. Tuve una sensación de alivio, no de cansancio. Aquí cobró sentido mi vida. Poco tiempo después ya tenía una producción importante en número de historias, publiqué el libro Algunos fragmentos y rituales, y supe que quería dedicar mi vida a crear historias y a llegar a la gente a través de ellas.

Me gané una suerte de premio cuando, estando en el Lloyds Bank, me enviaron a Nueva York por seis meses a capacitación para ejecutivos menores de treinta años en la división más importante en el mundo en su área. Estando allá mi jefe me abrió la puerta a la cultura neoyorquina que disfruté ampliamente. Acababa de llegar cuando murió mi mamá, entonces, acongojado, regresé al país, pero pronto volví a cumplir mi tiempo en Nueva York y luego volví, esta vez a Bogotá. Soy un enamorado de Bogotá: con sus complejidades y afanes… me siento bogotano de corazón y de oficio, me enorgullece sentir y decir que ejerzo la ciudadanía de la mejor forma posible, aquí he sido muy feliz y es el lugar en donde habita para mí el amor, y este es un poder vital en mi existencia.

Sin haber estudiado comunicación social ni periodismo ni cine y televisión ni literatura, emprendí el camino de aprender. Dediqué hasta quince horas diarias durante las que surtí el papel de autodidacta, hice inmersión total, busqué recuperar los cinco años necesarios por no haber adelantado la carrera en esa área (no empecé desde cero sino desde menos diez). Dado mi gusto por el cine compré y alquilé cualquier número de películas. Me acerqué a quien se convirtiera en mi librero de eso primeros días del siglo, David Roa, en ese entonces en Biblos y luego de La Madriguera del Conejo, porque él fue clave en mi crecimiento y guio mis lecturas.

Fue un período muy intenso durante el que escribí muchísimo. Para el inicio de la década del 2000 era necesario radicar la producción en la Oficina de Derechos de Autor que quedaba en el Edificio Bochica, calle 13 con carrera 28. Yo iba normalmente los viernes y Don Joaquín, vigilante del edificio, me saludaba cuando llegaba un día diferente diciendo: “¡Uy, don Andrés, cómo me le ha rendido la semana! ¡A usted sí que le rinde la escribida!”.

Inicié con literatura, luego incursioné en lo audiovisual escribiendo guiones para cine. Hice ejercicios creativos inventados. Me preguntaba cómo sería Casablanca si el protagonista hubiera sido el pianista del bar, Sam. Y la reescribía. También La Intrusa, cuento de Borges, pero como si la hubiera escrito Cortázar o Fontanarrosa o Faulkner o Bolaño.

Por un tiempo breve estuve en la división de RCN Cine, aprendí e hice contactos de personas y empresas que luego me contrataron proyectos. Escribí por encargo una serie, aunque nunca se produjo. Luego vino lo que detona mi reconocimiento como escritor, Adulto contemporáneo, serie web muy exitosa, la carta más alta que he tenido en términos de alcance.

LA BUENA ESTRELLA

Decidí montar empresa, nuevamente. Es la figura jurídica desde la que produzco mi creación y desde la que me relaciono con el mundo de los negocios.

Cuando escribo por encargo descarto todo aquello que implique contenido relacionado con el narcotráfico. Tal ocurrió con la temporada tres de Narcos, porque aceptar lo que me ofrecían era legitimar lo que es la esencia de este negocio.

He escrito documentales, como el de música vallenata para el Ministerio de Cultura, pese a que no conozco de esta música, Pero también un guion de un largometraje cristiano, pese a que estoy muy alejado de la religión. Me gusta escribir por encargo pues, de esta forma, aprovecho una oportunidad para aprender e investigar, además así tengo que ser muy intuitivo en relación a lo que los clientes quieren, interpreto lo que necesitan y vendo el producto que, con mis elementos, puedo brindar.

PROYECTOS

Escribí, Serrar la horca o el cadalso, obra de teatro que compraron para montarla en junio en Toronto. Martha Leal, mi amada y pareja desde hace más de nueve años, va a dirigirla en Colombia en agosto.

Con la directora de cine Ceci Vásquez quiero materializar una historia, una película que para mí es muy íntima, muy mía, Aquellos amores imperfectos.

Estoy escribiendo el Manual de supervivencia para escritores, que contiene todo lo que me hubiera gustado saber cuando tomé la decisión más importante de mi vida, dedicarme a escribir. También escribo la novela literaria El espíritu de las cosas usadas.

Este año se va a estrenar una comedia negra, Yo sí maté al portero, también la película Guayabo y la película de terror Seis, que coescribí con mi gran amigo y admirado escritor Álvaro Vanegas, quien escribió la novela literaria.

En ocasiones pienso que, ojalá mis obras fueran tan buenas como mis títulos.

ETERNO APRENDIZ

Para mí la escritura es un proceso que me da alegría, no concibo mi vida sin ella. El prefacio de música para camaleones de Truman Capote dice algo cercano a esto: Mi vida ha sido como un electrocardiograma, con sus altas y sus bajas, pero cuando esa vida se vive alrededor de la escritura, se debe ser consciente de que se está atado a un amo despiadado e inclemente con el que uno se va a sentir muy satisfecho.

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Andrés LoperaSánchez es un pionero en creación para nuevos medios. Administrador de Negocios – Universidad EAFIT 1997.

Escritor, Creador de formatos y Productor con amplia experiencia en creación y desarrollo de contenidos y formatos para múltiples medios; cuenta con la capacidad de transformar las IP´s para poder desarrollarlas y explotarlas como productos derivados, spin-offs, secuelas y aplicación para otros medios.

Conferencista, facilitador y docente, asesor de proyectos audiovisuales, jurado de convocatorias.

Socio fundador, CEO y Director Creativo de LA BUENA ESTRELLA SAS.

PREMIOS Y SELECCIONES:

El documental “TERRITORIO NATURAL” ha tenido múltiples selecciones en festivales nacionales e internacionales. Producción: ENDÉMICA ESTUDIOS. Directores: Jean Lui Camacho y Carlos “Kalú” Rincón. Guion: LoperaSánchez.

Algunas de las selecciones:

  • Selección oficial del ECOLOGICO FILM FESTIVAL 2021 – Italia.
    • Selección oficial del FESTIVAL DE CINE VERDE DE BARICHARA 2021 – Colombia.
    • Selección oficial de SUNCINE FEST 2021 – Barcelona.
    • Selección oficial del FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DEL MEDIO AMBIENTE 2021 – México.
    • Selección oficial del PIFF PARANÁ INTERNATIONAL FILMS FESTIVAL 2021 – Brasil.

La serie “LA LUCHA DE LOS MOCK-ARTS” fue ganadora en la convocatoria de fomento Convocatorias Audiovisuales MINTIC 01 de 2021 en la categoría Producción de nuevas series de ficción. Producción Hacerte producciones. Guion: LoperaSánchez.

La serie “BITCOIN” fue ganadora en la convocatoria de fomento a la industria 2019 de la ANTV, en la categoría “producción de nuevas series de ficción para televisión dirigida al público general”. Producción: LBE. Guion y Producción Ejecutiva: LoperaSánchez.

El episodio “Publicistas” del podcast GAJES DEL OFICIO ha sido nominado en los BOGOTÁ WEB FEST 2020 en la categoría “MEJOR PODCAST”. Guion y Coproducción: LoperaSánchez.

La serie para televisión “CIENTÍFICO POR UN DÍA” fue ganadora en la categoría de “MEJOR PRODUCCIÓN EDUCATIVA” en los premios TAL a lo mejor de la televisión pública latinoamericana, versión 2017. Producción: LBE. Guion y Producción Ejecutiva: LoperaSánchez.

La serie estuvo en la selección oficial del SCIENCE FILM FESTIVAL 2018 – Tailandia.

La serie web ADULTO CONTEMPORÁNEO fue ganadora Mejor serie web colombiana en el 1er festival internacional de series web de Medellín – FISMED 2017. Guion: LoperaSánchez.

LOS CORREDOR, minitelenovela creada para WhatsApp, ganó 4 premios EFFIE: Oro en Innovación en medios; Oro en Redes sociales – Producto; Plata – Automóviles; Plata en Gran idea en medios.

LOS CORREDOR fue finalista en los LATAM EFFIE AWARDS en la categoría IDEA EN MEDIOS. Guion y Creación: LoperaSánchez.La serie web GRANDIOSA FAMILIA fue ganadora en el festival internacional de publicidad FIP 2018, en la categoría “Acciones en redes sociales”, con el FIP de Bronce. Guion: LoperaSánchez.