Victoria Solano

VICTORIA SOLANO

Las Memorias conversadas son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

Isa López Giraldo es responsable del contenido de su sitio web en el que Davivienda actúa como patrocinador de la sección Jóvenes Talentos.

Mi familia toda recuerda que desde muy chiquita, tipo cinco o seis años, soñaba con ser periodista. Entrevistaba a mis muñequitos.

Recuerdo que había una periodista que era como la gran justiciera que buscaba las historias y develaba la verdad detrás de los poderosos. Ese personaje me cautivaba pero no solamente por su profesión sino porque era una mujer independiente, de vanguardia, que se enfrentó a gente muy grande. Fue inspiradora.

Para mí fue siempre muy fácil decidir qué iba a hacer porque fue algo demasiado natural.

Terminé mi colegio a los quince años y mi papá me decía:

—“Tienes que estudiar Derecho. Vas a ser una gran abogada. Tienes todo para lograrlo. Yo te ayudo con la carrera siempre que sea esta”.

Mi papá es abogado como toda su familia y quienes no lo son, estudiaron contaduría. Así pues que me compró el formulario para estudiar en la Universidad Nacional; yo no me presenté, obviamente.

Lo que hice fue conseguirme el contacto con un amigo de mi papá que tenía una escuelita que se llamaba el “Colegio superior de comunicaciones” que ya no existe. Me dio la media beca así que mi papá no tuvo más remedio que ayudarme con lo otro.

La carrera se llamaba “Locución y periodismo”. En esa época se grababa con cintas magnéticas y el caso es que la emisora no podía ser operada por una sola persona, por lo que siempre necesitaban de un estudiante que estuviera pendiente de las grabaciones y como yo estaba demasiado entusiasmada ayudé con eso.

Se trataba de estar detrás de micrófonos, presentando mis notas, haciendo una lectura de noticias pero además tenía que dejar el noticiero listo para que el profesor lo escuchara, lo que requería todo un manejo de equipos, de grabación, de casetes, de edición. Era un trabajo extra de la universidad pero a mí me fascinaba.

En el segundo semestre ya no era radio sino televisión y ahí también participé. Ya era muy amiga de los monitores, de las personas que manejaban las máquinas. Presentábamos las noticias pero a mí me gustaba estar en el detrás, ponchando, editando, organizando los libretos. Ahí descubrí que no solo me gustaba el periodismo sino que también, o quizás mucho más, el detrás de cámaras.

En segundo año tenía que tomar decisiones. Más que estudiar comunicación y periodismo quería medios. Duré un año sin estudiar, convenciendo a mi papá y una vez lo logré entré al Politécnico donde estudié cinco años.

Ahí es donde comienza la fascinación por el documental que tiene muchos elementos del periodismo y además estaba todo el detrás de cámara. Empiezo a ver otras maneras de contar historias. Es la reunión de todas aquellas cosas lindas que conocía. Se volvió una pasión y me dedico a eso aunque no sabía cómo hacerlo.

Cuando estudias medios no sabes cómo abrirte camino, a quién pasarle una hoja de vida o dónde ir a buscar trabajo, es muy complicado, salí tremendamente perdida de la universidad. Sabía lo que quería pero no cómo lograrlo.

Trabajo como editora en Fecode durante tres años, que es el cargo común en que uno sale como camarógrafo y otros. Describo esa etapa de mi vida como la zona de confort porque ganaba dinero suficiente para vivir sola, para comprar mis cosas y no tenía ninguna necesidad muy grande de hacer nada diferente, además que trabajaba todo el día, incluso hasta muy altas horas de la noche.

Definitivamente trabajaba para vivir. Observaba a mis compañeros que sumaban diez y quince años haciendo lo mismo, es el mismo contenido siempre. Hoy lo veo y es exactamente igual y yo pensé desde el comienzo que eso era algo temporal.

Me decía:

—“Yo quiero algo más”

Al mismo tiempo de mi trabajo en Fecode, comencé a trabajar en el Senado haciendo prensa para un senador. Busqué opciones como organizar foros animalistas y en medio de esa búsqueda, consciente que no quería ser más editora porque la edición se te consume la vida, te vuelves una extensión de la máquina; yo necesitaba más campo de acción.

Pedí que me dejaran hacer comerciales con mi archivo, ir a grabar. Adoraba salir a hacer entrevistas, hacer cualquier otra cosa que no fuera estar en esa sala de edición. Hoy agradezco muchísimo mis días de edición porque creo que te da mucha ventaja a la hora de realizar sabiendo qué vas a necesitar.

Lo llamo la crisis de los veintisiete. Busqué dónde estudiar documental. No podía trabajar porque no encontraba el camino. Algo intermedio que encontré fue el periodismo y dos maestrías, una en España y otra en Argentina. Las dos eran idénticas pero apliqué a una pensando que no iba a pasar nada, absolutamente nada, que tendría un año para alcanzar a organizar mi viaje si se daban las cosas.

Un año de estudio por fuera me parecía muy poco así que presenté mi examen. Era en Clarín que tan solo recibía treinta personas al año. Pues pasé. Eso fue en febrero hace cinco años.

En ese momento pasar fue un gran problema en mi vida pues vivía con alguien, tenía un contrato de un apartamento, estaba ahorrando dinero pero no tenía acceso a él hasta mitad de año. Pero también sentía el impulso de hacerlo, estaba muy aburrida laboralmente. Mis conversaciones eran que necesitaba un cambio.

Así como lo personal es político lo profesional es sentimental. Fue una cosa que se dio simplemente y yo no tenía opciones. En abril ya estaba en Argentina. Empiezo a estudiar, la maestría me pareció maravillosa, muy de campo, fui a casas de ladrones, me metí a las villas más profundas.

Cuando trabajas para un medio tienes como una investidura. Seguramente aquí en Colombia yo no hubiera visitado los lugares a los que fui pues allá en mi condición de extranjera no tenía la verdadera dimensión del peligro.

Una vez termino decido quedarme allá. Fue una época bien linda, como un reseteo de la vida, con espacios para el ocio, para la lectura aunque el comienzo no fue fácil, me deprimí profundamente pero hoy abrazo esos recuerdos con mucho amor.

Finalizando la maestría conozco a mi esposo que para ese momento estaba dirigiendo la obra de teatro que él había escrito. Ahí abrí como un universo entero. Él quería meter video en su obra pero no tenía idea de cómo hacerlo. Nos complementamos mucho y empezamos a trabajar juntos.

Comienzo a hacer prácticas en Clarín. Como tenía que entregar la tesis pensé en hacer algo sobre Colombia. Leí mucho y me encontré una entrevista en la que denunciaban la resolución 970 que decía que los campesinos ya no podían sembrar sus propias semillas.

Eso me impactó muchísimo, investigué sobre el tema y aproveché un viaje que tenía que hacer el rodaje de un corto. Pasé el tiempo investigando, no podía volver a Argentina aunque habían pasado cuatro meses.

Recibí un video de manos de los campesinos que mostraba como funcionarios del ICA les decomisaba sus semillas y tiraba el arroz a la basura, setenta toneladas. Se veían campesinos llorando, así que comencé a hacer entrevistas.

Marco, mi esposo, vino a Colombia y trajo lo que me hacía falta y era una cámara para hacer mi documental. Yo hasta ese momento seguía quemando ahorros, así que alquilaba o me prestaban cámaras, pero yo necesitaba viajar al lugar y para eso ya no me alcanzaba.

Era semana santa y viajamos hasta Campoalegre, cerca de Neiva. Entrevistamos a los campesinos. Nos fuimos con el material para Argentina pero no contábamos con el tiempo para editarlo. Volví a mi trabajo.

A finales de ese año hubo un encuentro de documental muy importante que se llama Doc Buenos Aires, inscribí el documental y para mi sorpresa quedó seleccionado. Éste encuentro se hacía en el marco de una rueda de negocios que se llama Ventana Sur, que es la más importante de Latinoamérica.

El primer día fui de observadora a ver qué hace la gente cuando tiene un proyecto, qué lleva; asistí a algunas charlas. Allí estaban todas las televisoras como TelesurSeñal Colombia, Encuentro.

Cuando pasas tu proyecto te dan unas citas obligatorias. Llego a una de esas, ya todos estaban presentando su proyecto. Para ese momento no sabía si mi documental era factible pues ya había pasado casi un año desde que lo había rodado y ni siquiera me lo aceptaron como tesis pues querían era solamente audiovisual.

Olvidé la tesis y seguí adelante con mi proyecto y en ese momento pensé que no era factible. Era un sueño muy loco donde nada se daba. La persona que estaba dirigiendo la reunión era el director de la Red TAL que es una red latinoamericana de televisoras públicas muy importante.

Cuando yo salgo, me llama, me pregunta qué voy a hacer con el proyecto y me refiere a Mariana Oliva. A ella le debo mucho, me enseña, me orienta sobre la manera en que funciona el mercado. Fue un regalo. Ella se dio cuenta que había un material ahí pero que yo no sabía qué hacer con eso.

Al día siguiente me reúno con Señal Colombia pero no le interesó mi documental por el contenido de denuncia, pero a Telesur sí. No tenía recursos para terminarlo por lo que me ofrecieron una pre-compra. Me dieron un plazo de tres meses para entregarlo.

Abrimos una fan page para el documental como lo hicimos para nuestras obras de teatro. Antes de enviarlo a Telesur, se lo hago llegar a un muy buen amigo pues necesitaba su opinión, la visión de un tercero.

La noche de estreno empezamos a ver la clave de Vimeo publicada en Twitter. Yo tenía un contrato firmado con una televisora, no se había estrenado y ya estaba en las redes, eso me preocupó sobre manera porque yo debía mucha plata a todo un equipo de profesionales.

Tuve que gestionar para que lo quitaran, por esos días habíamos quedado en un encuentro que se llama Good Pitch que organiza el BritDoc y Sundance en el mundo y esta era la primera vez que lo hacía en Sur América.

Lo que buscan es documentales de impacto social. Nos escogieron. Tenía la reunión para contarles lo sucedido. Mi asesora Bruni Burres que es asesora de Sundance, me dijo que liberara el documental de inmediato.

Tuvo una acogida que jamás esperamos. No dábamos a vasto con los mensajes. Periodistas me buscaban por Twitter. Viajé a Colombia para solucionar temas, en especial porque el gobierno salió a responder y yo no estaba de acuerdo con lo que decía.

Estábamos en pleno paro agrario, la gente se tomó el documental como suyo y empezó a difundirlo, lo compartían en redes, se hacían artículos, análisis para universidades, foros y hasta habían personas que lo proyectaban en las fachadas de sus casa . De alguna manera el documental se tomó como una explicación del paro sin serlo; era una de las razones pero no la principal por la que los campesinos estaban en las calles.

Yo tenía preguntas reales como ciudadana que nunca ha cultivado, ni vivido de la tierra, pero que tiene fuertes raíces campesinas, busqué respuestas y las personas que vieron el documental sintieron empatía por esa búsqueda genuina de respuestas que quizá muchos como citadinos nos podemos hacer.

La película tuvo más de un millón de espectadores, solo en internet, sin contar las visiones en televisoras, foros, proyecciones públicas y privadas.

El ICA salía a medios en horario triple A, mientras que a mí me sacaban a las tres de la mañana. Era una pelea muy desigual. El Viceministro de Agricultura dijo en la Urna de Cristal que yo representaba intereses oscuros lo que me motivó a enviarle una carta diciendo que estaban poniendo en riesgo mi vida, decir eso en un país tan polarizado no sólo es una violación al derecho de expresión, era poner un tiro en mi frente.

Como no teníamos tanto espacio en los medios lo que hicimos fue aprovechar nuestra audiencia. Sacábamos cápsulas en el canal de YouTube donde desvirtuaba todo lo que negaban, como el acuerdo del TLC, conversaciones, presentaciones oficiales del ICA, todos los soportes para una investigación.

Como todas mis publicaciones las multiplicaban, los periodistas salían a preguntar.

Finalmente se levanta en para, la resolución 970 es congelada por el gobierno, fue gran titular, algo que no esperábamos. Fue una victoria en verdad porque al congelarla el gobierno reconoció que algo andaba mal y la audiencia se dio cuenta de su poder.

Donamos el documental a Canal Capital para que tuviera una exhibición en televisión colombiana. Mientras tanto el documental hizo su propio recorrido en festivales , principalmente de derechos humanos en todo el mundo. Ha sido mostrado en el senado de Colombia, Chile y Argentina como parte de la ponencia en contra de las leyes UPOV. Ha sido parte de muestras, foros, protestas y audiencias en todo el mundo.

El siguiente año, en el 2014 ganamos el Premio Nacional dePeriodismo en la categoría Mejor crónica o reportaje en televisión.

Después de Documental 9.70 mi esposo y yo, él como productor y yo como directora  quisimos hacer un documental que tuviera la capacidad de contar una historia más profunda. Juntos empezamos a labrar un nuevo sueño. Después de nuestro primer documental nos hemos propuesto soñar en grande y siempre lograrlo todo tomados de la mano.

La verdad es que su compañía ha sido definitiva en este proceso. Nos acompañó y complementamos mucho. Sobre todo hacemos las cosas con pasión y amor, no solo por lo que hacemos sino con el amor, la admiración y el respeto que cada uno siente por el otro. Eso es muy potente y es un verdadero regalo compartir mi vida con él.

Nuestro nuevo sueño es una  película llamada Sumercé, venimos trabajando en ella desde principios del 2014, en un principio contamos son la co-producción en Londres patrocinada por la empresa de una de nuestras tutoras en Good  Pitch Paula Vaccaro a quien le debemos mucho.

Sumercé es la historia de tres campesinos, cada uno desde su manera de ver la vida y desde sus posibilidades lucha por eguir siendo campesino y por defender su territorio.

La película ha hecho un recorrido maravilloso desde que era un proyecto, fue a los encuentros más importantes del cine documental como Good Pitch Argentina, Encuentros Cartagena, Doc-Montevideo  y DocsDf. Ganamos el FDC que es el fondo del cine colombiano y también recibimos el apoyo de una de las instituciones más importantes del mundo documental IDFA BERTHA FOUND.

Por esa razón fuimos  parte del encuentro de Impact producer del IDFA que es en Holanda, en Amsterdam y la verdad es que es como el Oscar de los documentales, es un festival inmenso y fue un aprendizaje inmenso.

Actualmente la estamos rodando la película , casi completamente financiada por esos dos fondos. Aún estamos buscando recursos para su post-producción porque es un proceso muy costoso y además porque queremos hacerlo con la más alta calidad posible.

Además de “Sumercé” estamos trabajando en una serie documental llamada “Los presidentes que no fueron”. Recibimos una beca del Ministerio de Cultura para desarrollo serie de no ficción y ahora fuimos seleccionados por ellos al Festival de Cine de Cartagena a su Taller documental. Es una serie que habla de la memoria, de nuestro país, pero que aborda e tema de una manera íntima con los familiares de las víctimas.

Se trata de seis personajes relevantes, líderes políticos que fueron asesinados. Tomamos un período de tiempo, desde 1989 a 1995. Están JaimePardo LealGalánBernardo Jaramillo OssaJosé Antequera AntequeraCarlosPizarro y Álvaro Gómez Hurtado.

Abordamos su memoria desde el recuerdo de sus hijos, viudas, otros familiares, compañeros de militancia y amigos. Usamos el dispositivo de “representar” escenas relevantes de la vida de estos personajes para saber como se pone la memoria en actividad frente a esa puesta en escena.

Este proyecto es maravillosos porque toca fibras muy sensibles de mi historia, que por supuesto se encuentra inscrita dentro de la historia de mi país. Es una búsqueda de una parte de la historia que nunca me contaron y que yo quiero encontrar. La serie es un viaje buscando esas cosas y siento que es la inquietud de muchas personas de mi generación.

Vivimos un momento excepcional en la historia de nuestro país, eso lo que más nos da es una inmensa responsabilidad. Desde ese punto de vista, mi responsabilidad es la de contar buenas historias sobre este momento.

Patricio Guzmán decía que un país sin documentales es como una familia sin álbumes fotográficos, pues eso es un poco a lo que he decidido dedicarme, a contar historias personales que encierran el todo. Es una responsabilidad ambiciosa, pero cada vez hay más y mejores personas haciéndolo.

Yo no diría que hago denuncia, pero sí expreso que  los medios de comunicación persiguen unos intereses económicos muy claros, que tienen una línea editorial muy marcada y que la mayoría de las veces no caben las historias de esos personajes comunes. Es algo que nadie, en este punto de la historia puede negar o debatir. Los medios de comunicación imponen una agenda que no necesariamente está alineada con las necesidades de los diferentes grupos sociales.

En un contexto así en el que se venden noticias con claro corte ideológico como neutrales creo que es muy sano que salgan historias que son honestas con el espectador y desde el punto de inicio platean un punto de vista. Eso es un debate muy avanzado en el mundo y que está pendiente de darse en Colombia.

“Observé una niña montando en bicicleta y sonriendo disfrutando de un sol bogotano y una brisa fría en su rostro, disfrutando de un momento y conectada con la actividad de ciclovía con la comunidad. Eso es Vciky …todos los días…todo el tiempo..” Camilo López.

Publicado por Blogger en El Blog de Isa López Giraldo el 5/22/2015 03:21:00 p.m.