Ángela María Aristizábal Borrero

ÁNGELA MARÍA ARISTIZÁBAL

Las Memorias conversadas son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

Isa López Giraldo es responsable del contenido de su sitio web en el que Davivienda actúa como patrocinador de la sección Jóvenes Talentos.

Soy colombiana, muy familiar y apegada a mis amigas. He vivido en un mundo muy femenino, de mujeres de carácter fuerte.

Me encanta aprender, mi vida ha sido una búsqueda permanente de lugares en los que pueda resolver dudas y encontrar mejores respuestas a mis preguntas. Me gusta cuestionar temas difíciles y priorizarlos. Trato de no confiarme de lo que creo saber.

Me caracteriza el tener una mente abierta, busco no juzgar antes de conocer. Disfruto sostener una buena conversación, el buen humor. Ser feminista también se ha vuelto importante en mi vida.

ORÍGENES – RAMA PATERNA

Mi apellido Aristizábal tiene origen vasco. El primer Aristizábal, según lo que me han contado, llegó a Antioquia en el siglo 18. Mi abuelo, Luis Aristizábal, a quien le decimos por alguna extraña razón Pipe, nació en Tunja y  fue ganadero.

De mi abuela Martha Arbeláez rescato su gran sentido del humor y que no se tomaba las cosas tan en serio, ni a la autoridad ni a las dignidades. Todo lo cuestionaba con humor, con cinismo, características que heredó mi papá.

Cuando mis abuelos se casaron, se fueron a vivir al barrio Santa Bárbara en Bogotá, donde nacieron sus hijos. Son muchos los recuerdos que ellos tienen de su vida de barrio.

Mis papás siempre nos han dicho, a mi hermana y a mí, que tuvimos dos abuelas para dos momentos perfectos de nuestras vidas. La materna nos acompañó durante toda nuestra infancia y hasta mis once años; fue en ese momento cuando la paterna entró a jugar un rol muy importante en nuestras vidas.

A mi abuela Martha, a la que le decíamos “Otrick”, pudimos disfrutarla a través de su humor, de los viajes, de las conversaciones con sus amigas. Almorzábamos en su casa, sin falta, todos los viernes. Fue un referente muy importante desde mi adolescencia hasta hace un par de años cuando murió.

LUIS H. ARISTIZÁBAL

Mi papá, Luis H. Aristizábal, es muy al estilo de mi abuela, todo un personaje, imposible encasillarlo en un formato o incluirlo en una estadística: no duerme a las horas que son, no come lo que se supone se debe comer, no hace nada de forma común. Es abogado sin ejercer, pues le resultaba muy aburrido el derecho. Se dedicó a leer sobre temas de su interés como novelas históricas y datos extraños. Como escritor se dedicó a escribir aforismos y reseñas que comparte en la red social Twitter. Es muy poco convencional. El no tomarse las cosas tan en serio hace que la vida resulte más amable y llevadera. Es muy buen consejero con posturas que tranquilizan. Le gusta comer delicioso, escuchar buena música y descubrir cosas raras.

RAMA MATERNA

Mi abuelo Tutín, Luis Augusto Borrero, era del Huila, mi abuela Mamor, Cielo Restrepo, era antioqueña. Tuvieron cinco hijas que nacieron en Neiva.

Tutín nos regalaba dulces y chocolates que traía de la tienda,  fue un abuelo muy consentidor. Lo recuerdo, con su saquito y su ternura, pese a morir cuando yo tenía tan solo seis años.

Mi abuela fue muy inteligente y de recio carácter, el que heredaron sus hijas; una mujer muy activa, la típica matrona paisa entregada a sus hijas y a sus once nietos. Llegó a Bogotá cuando la mayor de sus hijas decidió estudiar medicina.

Mis abuelos construyeron una fortaleza de lazos familiares única en la que todos están pendientes de lo que ocurre con los demás para poder ayudar; una familia muy tradicionalista, amorosa, unida, de apegos: porque en nuestra familia todo es comunal.

LIGIA HELENA BORRERO

Mi mamá, Ligia Helena Borrero, ha continuado con la herencia familiar cultural, también desde la gastronomía, pues aprendió a preparar las sopas paisas: de guineo, fríjoles verdes, de arroz, de plátano. Conserva los álbumes de fotos de toda la familia y grabó toda nuestra infancia en videos porque le ha gustado documentar el tiempo.

Una de las grandes enseñanzas que he recibido de ella es la de tomar las oportunidades y maximizarlas; la responsabilidad, la seriedad, la entrega al trabajo y al estudio.

Mi abuela se encargó de que sus hijas lograran la excelencia académica, por eso todas fueron ñoñas. Se trata de unas súper mujeres que saben hacer todo bien: son las mejores profesionales, sostienen y apoyan a su familia, administran la casa, cocinan delicioso, arreglan la Navidad; micro gerencian, porque están al tanto de los más mínimos detalles.

Pero mi mamá también es de disfrutar la vida porque le gusta viajar y darse gustos, es generosa y tierna, muy servicial. Nuestra vida ha sido perfecta gracias a ella. Profesionalmente es muy exitosa, es el poder en el backstage de los temas más importantes del país. Ha participado en el diseño de las políticas públicas de mayor impacto en Colombia. A mis ojos, todo lo que toca lo convierte en oro.

INFANCIA

Provengo de una familia muy comprometida con la sociedad, con la búsqueda de ofrecer más y mejores oportunidades a las nuevas generaciones y brindar soluciones a los problemas nacionales. Las oportunidades que tenemos son importantes y las debemos aprovechar al máximo para devolverle al mundo con generosidad.

Mis papás se conocieron como estudiantes de Derecho en la Universidad Javeriana, se casaron, viajaron a Paris por dos años y luego nos tuvieron a mi hermana Laura y a mí. Soy de Bogotá, una ciudad a la que adoro: ¡me encanta!

Crecí bajo la tutela de mi abuela y de mis tías, rodeada de primos en una casa muy linda, con mucho amor. Porque tuve dos casas maternas, la de mi mamá y la de mi abuelita que siempre estuvo llena de niños, de alegría, de juegos, de ruido, de muchísima comida típica paisa: quince harinas por plato y que, si uno no repetía, lo consideraba un insulto.

Mi abuela nos crio a todos, cuidó de nosotros desde bebés y en su casa nos bañaba, nos daba de comer, pero también nos enseñó a caminar y nos recibía después del colegio. Nos enseñó a rezar y nos llevó a misa, pues era muy creyente.

Mi hermana Laura y Meñita, mi primita menor, fueron las más cercanas. Jugábamos con muñecos de colección de Disney con los que creamos mundos fantásticos. Nos tomaba horas armarlos, aunque el juego apenas durara minutos. Inventábamos historias y obras de teatro en las que actué, bailé, canté, porque he sido histriónica. Viví una fantasía permanente. Hoy pienso que debimos haber escrito los libretos de los juegos, pues no eran cualquier cosa: tenían argumento, desarrollo, clímax, desenlace, mensaje.

En casa nos repitieron la parábola de los talentos, quizás no soy tan fiel a ella contándola, porque tampoco he sido la más religiosa, pero tengo la versión de lo que tomé, aunque ahora sé que la original no es así: El líder (Jesús) les entrega un número determinado de monedas (talentos) a tres señores. El primero las escondió para que no les pasara nada, el segundo las gastó (se compró un helado) y el tercero las multiplicó invirtiéndolas en un negocio. Sí, parece la parábola del emprendimiento.

Cuando mi hermana o yo no lográbamos una buena nota en el colegio, mi mamá no nos regañaba, pero sí nos decía, de manera considerada: “tú puedes lograr más”. Nos enseñó a ser maximizadoras de talentos.

COLEGIO MARYMOUNT

He sido muy apegada a los lugares en los que he estado, por ejemplo, estudié en el Marymount y lo amé a pesar de cuestionar muchas cosas. Aquí conocí a mis hermanas de la vida, mis mejores amigas desde los cuatro años con quienes he compartido la vida, siendo todas muy diferentes.

Tuve excelentes profesores, en particular recuerdo a Carlos Barrera, quien me enseñó filosofía en grados décimo y once. Pero ya lo habíamos conocido cuando, con mis amigas que, como ya mencioné, éramos muy ñoñas, decidimos hacer una actividad extracurricular de cine y política quedándonos en el colegio los jueves por la tarde.

Carlos es alguien con una forma de pensar disruptiva, nos enseñó a dudar de todo, a no creer los cuentos, a tener buen sentido del humor. Lo hizo pese a trabajar en un colegio tradicional, católico. Actualmente es uno de mis mejores amigos, de hecho, tiempo después trabajé con él.

Fui la más activa, muy intensa, participé en cuanta actividad se me ocurriera. Hice parte del Consejo Estudiantil y de los modelos de Naciones Unidas. Disfruté mucho el colegio, fueron años muy felices.

Conservo una imagen mental en la que estoy con mis amigas, muertas de la risa, cantando, echando chisme, porque las conversaciones son una de mis cosas favoritas. Este tipo de actividades hacen que la vida valga la pena.

VOCACIÓN

Todavía no sé qué quiero ser cuando grande, además, soy muy chiquita, pues mido metro cincuenta, así que jamás voy a ser “grande”. Me he demorado tanto en responder a esa pregunta que hoy puedo decir que, precisamente gracias a eso, ahora estoy asumiendo unos retos en extremo interesantes.

Quise ser muchas cosas. Mi adultez ideal era la de ser actriz o parte de musicales; me encantaron las ciencias sociales, el derecho, los números. Me tomó tres años, después del colegio, decidir qué estudiar: fue dramático. Nunca me logré casar con nada y gracias a eso me enfoqué en buscar respuestas a problemas que suelen ser más interdisciplinares que una carrera. Precisamente, lo que hago actualmente es interdisciplinar.

Estudié psicología con opción en Derecho y en Historia del Arte. Me dedico a temas que tienen un poco de todo esto y un poco de otras tantas cosas. Decidí no comprometerme con ninguna carrera específica, lo que ha sido un plus.

UNIVERSIDAD JAVERIANA

La decisión de carrera me generó mucho estrés hasta cuando, un mes antes de graduarme, supe que debía tener una opción seria. Me presenté a Derecho y a Medicina en la Javeriana, y a Estudios Dirigidos en los Andes, carrera para indecisos como yo. Mi mamá me orientó diciéndome que, si quería probar algo, me enfrentara a lo concreto.

Finalmente ingresé a Derecho en la Universidad Javeriana, al considerar que, mientras adelantaba estos estudios, podría seguir pensando qué quería hacer. En segundo semestre hice un horario demente: salía de Constitucional a Principios de la Danza (cuatro veces a la semana), luego a Psicobiología.

Fue interesante explorar, pero después de un año todavía no tenía idea de qué era lo que quería estudiar. Ver tantas cosas lo único que hizo fue confundirme aún más.

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

La Universidad de los Andes es muy flexible, uno puede moverse más fácil entre carreras. Entonces cambié de universidad, de alguna manera también queriendo dejar de lado el Derecho, decisión compleja al ser hija de abogados. Me iba bien y los contenidos eran interesantes, pero yo no soportaba leer un contrato sabiendo todo el universo de cosas que podría estar estudiando en ese tiempo.

Mi horario de primer semestre dejaba en evidencia lo perdida que estaba: Historia del Arte, Introducción a la Psicología, Economía colombiana, Gobierno, pero también Ingeniería y Diseño. Casi me devuelvo a Medicina y consideré estudiar Gastronomía en la Sabana.

Luego de tres años de estar viendo tantas materias vi que Psicología me resultaba muy interesante, me gustó desde el nombre de las clases, por supuesto sus contenidos: ¿cómo funciona la motivación?, ¿cómo están estructuradas las neuronas? Es una carrera muy interdisciplinar, como me gustan las cosas: involucraba un pensamiento más numérico con estadística, filosofía del conocimiento, de cómo se forman los conceptos. Jamás me proyecté como psicóloga, fueron los contenidos los que me parecieron potentes, con sentido.

Empecé a estudiar Psicología, hice la opción en Derecho y Estado, e Historia del Arte. Vi muchas más clases de las que necesitaba, pero me encantaron, hicieron mi vida muy feliz. Comencé a tener un horario más razonable y por fin pude disfrutar más la Universidad cuando bajó la angustia existencial por lo que sería mi futuro.

Me concentré, me enfoqué y, si bien me había demorado, volví a ser la más intensa de la Universidad: participé del Consejo Estudiantil como representante de Psicología, fui miembro estudiante del Consejo Académico de la Universidad y luego del Consejo Superior.

Tenía la idea de que me gustaban las políticas públicas, una forma muy lógica de impactar la sociedad de manera potente, pero aún no lo había ubicado muy bien. Tomé clases en las que aprendí el funcionamiento del cerebro, cómo los humanos tenemos sesgos a la hora de tomar decisiones, y al mismo tiempo pude ver cómo se tomaban decisiones en el mundo real en el Consejo Superior y Académico de la Universidad.

Pasé de observar el comportamiento individual al institucional, fui consciente del impacto de las decisiones que se tomaban en un comité y que impactaban a los catorce mil estudiantes de manera inmediata.

Esta experiencia me pareció fascinante, de una responsabilidad enorme por las consecuencias que tienen las acciones. Aprendí a lidiar con la incertidumbre porque no en pocos casos se tenían que tomar decisiones aún sin contar con información suficiente. También fui consciente de la necesidad de tomárselo en serio, de no dar nada por sentado y de no tener ninguna opinión inamovible a la luz de la evidencia; de la importancia de conciliar posturas diferentes en escenarios muy interesantes.

En esta etapa de universidad una de las posturas que más cambié fue la referente al feminismo. Como me crie en medio de mujeres, para mí no fue tan evidente el problema real alrededor de esto, no le daba crédito pese a saberlo importante. Me acerqué a otras mujeres muy activas políticamente, mis amigas de la Universidad, con ideas bien fundamentadas; con ellas fui a marchas, a conversatorios. Se me generó mucha más conciencia del tema, evidencié los problemas para la mujer en el entorno laboral y en cuanto a violencia de género.

En los últimos semestres también conocí a mi novio. Se volvió de mis personas favoritas desde que empezamos a hablar de nuestros gustos e ideas y me di cuenta de que él sabía poner en mejores palabras lo que yo pensaba. Decidí copiarme de él y aprender de su personalidad y de sus gustos; muchas de mis decisiones de carrera, y mi forma de pensar, han cambiado por tener un asesor personalizado detrás que me obliga a pensar dos veces antes de confiar en mi intuición. Además, pensar dos veces y darle vueltas a cualquier tema, desde el más bobo hasta el más profundo, es mucho más divertido con personas como él.

PRÁCTICA UNIVERSITARIA

Para este momento tampoco tenía claro si hacer clínica o políticas públicas y me gustaba la educación.

Mi primera práctica la hice en la Dirección de Investigación Criminal – DIJIN de la Policía en investigación criminológica que involucra temas muy diversos como política pública, investigación, economía, psicología, criminología (CSI). Escogí el tema de redes criminales ante mi necesidad de impactar en la solución de los problemas fundamentales de la sociedad y la violencia es uno de ellos, muy evidente en nuestro país. La violencia ha retrasado el desarrollo, disminuye los estándares de vida de la población, es la raíz de otros problemas y ayudar en su solución será siempre un buen comienzo.

Una vez concluyó el estudio, publiqué mi investigación. Fue la primera vez que lideré un proyecto de investigación sola. Afortunadamente mi directora de tesis, Mónica Pérez, me había enseñado muchas cosas que hoy sigo utilizando.

Luego consideré abordar temas de educación para prevenir  el crimen desde un primer momento. Fue así como contacté a mi profesor de Filosofía del colegio quien había fundado Qualia, una oferta alternativa en educación personalizada con un modelo no tradicional, enfocado en competencias socio emocionales. Enseñé por un año ciencias sociales y lectura crítica a adolescentes, estudiantes entre quince y dieciocho años cuando yo tenía diecinueve. Ha sido uno de los años más felices de mi vida, además tuve a los mejores jefes.

Consideré que a través de la política pública dirigida a la educación podría impactar a un mayor número de personas. Fue así como comencé a trabajar en Genesis Foundation, fundación que implementa programas de educación pública en diferentes regiones del país.

STEVEN PINKER

Durante el Proceso de Paz la Universidad invitó a Steven Pinker a dar una charla a los estudiantes. Asistí, quedé fascinada pues era de lo más interesante que había escuchado en toda mi vida, y compré su libro. Pensé que tan solo lo hojearía, pero en pocos días lo devoré pues, además, Steven Pinker escribe magníficamente; hace un recuento de la evidencia de la historia de la violencia y el desarrollo.

Me enamoré del desarrollo económico y de su relación con la psicología. Decidí que quería hacer algo por ese lado.

80000 HOURS

Algún día entré a la página 80000 Hours. Me pareció de no creer que alguien pensara así. Para resumir, esta página plantea lo siguiente: “se tienen ochenta mil horas de vida laboral. ¿Cómo usarlas para tener el mayor impacto posible y solucionar los problemas más graves del mundo?

Decidí que quería aprender más de ellos y enfocar mi interés en políticas públicas y desarrollo; hice una inmersión profunda y me acerqué al movimiento Altruismo eficaz. Nunca había enviado mi hoja de vida a una organización internacional ni la tenía en inglés, así que me preparé y revisé el job board por las ofertas de trabajo que son de alto impacto.

INNOVATIONS FOR POVERTY ACTION

Encontré la opción en Innovations for Poverty Action. Esta organización se basa en el pensamiento de varios Premios Nobel de Economía y se apoya en el método científico para innovar en desarrollo haciendo experimentos en intervenciones sociales. Es así como hacen intervenciones en educación, salud pública, seguridad.

Esta organización me cautivó, me pareció fascinante, envié mi hoja de vida y, aunque había sido rechazada en varias, me respondieron en Ghana, África Occidental. Inicié el proceso, me contactó el que sería mi jefe, un genio de 26 años, líder regional. En la entrevista me enamoré del que sería mi trabajo.

Programé un viaje de tres meses que se convirtió en seis. Apoyé el project development, referido al desarrollo de proyectos con experimentos aleatorizados en la parte previa de las políticas públicas del momento, que revisa las que más oportunidades pudieran tener de ser escaladas, contacta académicos de las mejores universidades del mundo que estudien los mismos temas para adelantar un experimento aplicando a financiación y saca conclusiones.

Viví en Acra y me encontré muchas similitudes con Colombia. Estando allá aprendí mucho de nuestra historia. Ghana es un país tropical que comparte cosas de nuestra gastronomía, de nuestra música. Su economía se basa en la pesca y en el cacao. Es un lugar muy pacífico que no ha tenido conflicto interno ni guerras civiles desde su independencia.

Sin lugar a equivocarme, esta fue la mejor apuesta que pude hacer en la vida, sigue dando retornos y lo seguirá haciendo por el resto de mi vida.

KNOTION

A mi regreso me vinculé por nueve meses en Knotion, organización mexicana, startup en tecnología y educación que para ese momento llegaba a Colombia a adelantar un proyecto piloto con el sector público.

Trabajé de la mano del Ministerio de Educación y de Apple Education que suministra las tabletas a los estudiantes con contenidos ligados al desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, así los niños en vez de estudiar matemáticas y español aprenden resolviendo problemas.

EL AÑO DE PANDEMIA

Comenzó el 2020 y quise hacer una maestría en políticas públicas, pero la pandemia cambió mis planes. Conocí gente muy interesante mientras evaluaba mi proyecto de estudio, como Alejandro Salgado, PhD en psicología de Oxford, dedicado al análisis de datos e investigación en psicología aplicada. La pandemia me hizo reconsiderar mis temas, revisar mis inquietudes, evaluar los frentes de mi interés como la educación, el desarrollo sostenible y sus indicadores.

Es evidente que nos devolvimos cuarenta años y que la pandemia retrocedió con muchos de los logros que llevábamos acumulando durante décadas. Por esa razón es imperativo enfocarnos en los riesgos que tiene la humanidad a futuro y atenderlos con prioridad. Entonces comencé a trabajar con Generation Pledge, una organización que redirige recursos a las soluciones más efectivas para el futuro de la humanidad.

FUTURE HUMANITY INSTITUTE – OXFORD

Ya sabia del Future Humanity Institute de la Universidad de Oxford y soñaba con vincularme. Está relacionado con 80000 Hours y otros movimientos que se dedican a los mismos temas.

Se concentran en analizar soluciones posibles a temas concretos que afectan el largo plazo de la humanidad. Por ejemplo, cómo prevenir futuras pandemias, esto antes del Coronavirus. También evalúan problemas generados por el hombre y no por la naturaleza. Estudian los riesgos asociados al desarrollo de inteligencia artificial, bioseguridad y tantos otros, haciendo proyecciones que permitan prevenir situaciones adversas.

Recibí una oferta de dos años en el Research Scholar Programme. Es un programa con mucha flexibilidad para la investigación de problemas en los que está todo por hacerse, utilizando distintas metodologías para responder preguntas difíciles.

¡Esta es la mejor oportunidad que he podido tener! En este punto puedo decir que me acerco a saber qué es lo que quiero: entender y mejorar instituciones para llegar a mejores decisiones de política pública a muy largo plazo, priorizando de manera adecuada, y con cooperación internacional.

REFLEXIONES

  • Volviendo a la parábola de los talentos te pregunto, al hacer un corte de cuentas hoy, ¿cuántas monedas de las recibidas estarías devolviendo?

Quedaría en rojo, mi saldo es negativo todavía. Lo que más le he devuelto al mundo es CO2, pero haré lo posible para que la cuenta no quede ahí.

  • ¿Cuál es tu mayor talento?

Saber escuchar. Ser conciliadora.

  • ¿Hasta dónde quieres llegar?

Por ahora quiero salir de los números rojos. También sé que por la naturaleza del tema que me gusta, es probable que no pueda ver retroalimentación de manera directa, porque mis proyectos, si llegaran a funcionar, darían resultados en un tiempo que no alcanzaré. ¡Pero eso igual sería muy buena noticia!

Quiero también un futuro rodeado de mi familia, amigos, de relaciones personales muy fuertes.

  • ¿Cuál es tu sentido de la existencia?

Por lo menos hacer todo lo que esté a mi alcance para ayudar a que esta generación no sea la que retroceda el esfuerzo de todas las generaciones pasadas. Idealmente, ser quien continúe aportando al desarrollo y a la prosperidad.

  • ¿Qué sigue en tú menú de opciones de aprendizaje?

Tengo que entender mejor el problema de la inteligencia artificial. Evaluación de impacto, aunque sé los conceptos, desconozco la aplicación. Pero también ser balanceada entre el trabajo y otras actividades.

  • ¿Qué es el tiempo en tu vida?

 Se comporta como las monedas de la parábola, que se agotan. Requiere conciencia para usarlo bien. Para eso también ayuda ver su escala diminuta con respecto al tiempo cósmico.