WEIMER MESA
Soy visionario, disciplinado, trabajador, un emprendedor apasionado por los negocios agrícolas. Me encanta leer, la música, hacer deporte, la historia y las biografías.
Somos familia agrícola de Aquitania, Boyacá. Mi abuelo paterno, Juvenal Mesa, y mi abuela, Elina Chaparro, trabajaron la tierra desde niños. Mi padre, Ramiro Mesa, es un hombre de recio carácter, con gran disciplina de trabajo, solidario y muy comprometido con los suyos.
Mi abuelo materno, Israel Martínez, y mi abuela, Concepción Urrutia, fueron personas maravillosas que forjaron una familia sólida. Mi madre, Elsa Martínez, es la viva estampa de los abuelos, personas muy sencillas, trabajadoras, dadas a los demás en servicio, sensibles frente a los otros, empáticos.
Mis padres se conocieron a sus diecisiete años cuando mi mamá estudiaba modistería. Un año después se casaron y tuvieron tres hijos: Nidia es directora de mantenimiento de una empresa, Edwin es oficial del ejército en Amazonas, y yo que soy el menor.
Nací y me crie en el campo rodeado de mi familia. No todo fue color de rosa, hubo momentos difíciles porque desde muy pequeños nos vimos inmersos en el trabajo de la tierra, pero aprendí que a la naturaleza como a las personas hay que cuidarlas.
Para ir a la escuela debíamos desplazarnos por más de media hora en bicicleta sin importar el clima, pues así recibíamos clases, sin quejarnos, sin lamentaciones. Fui un alumno promedio que tomó conciencia de la importancia del estudio, me ajuicié hasta lograr los primeros puestos en grados diez y once.
Una vez graduado opté por la carrera militar pues en mi región hay una fuerte preferencia por ella. Me gradué como oficial del ejército estudiando Administración Logística donde tomé la materia Espíritu Empresarial que despertó mi gusto por el emprendimiento y que me llevó a cambiar mi norte. Luego me especialicé en Administración Financiera que aplico en mi trabajo.
En la carrera leí A puro pulso, libro que cuenta las historias de empresas como Colchones El Dorado, Servientrega, Taxis Libres. Ensayé varios emprendimientos hasta lograr Agroune, devolviéndome a mis raíces.
Mientras viajé por Europa, cuando estudiaba inglés en Malta, en Berlín encontré Uchuvas, colombianas y no italianas como inicialmente pensé. Esto puso en evidencia el potencial tan fuerte en exportación de frutas exóticas del país. Indagué, profundicé y quise comenzar mi propio cultivo.
En el proceso conocí las grandes dificultades que se tienen, no pude acceder a crédito bancario pese a tener un proyecto que considerábamos estaba bien estructurado, tampoco era claro el proceso productivo ni conocíamos el mercado final. Lo que nos estaba ocurriendo tenía que ver con lo que viven los campesinos del país, y la solución que encontramos es la que les estamos brindando, pues logramos que particulares nos financiaran.
Replicamos el modelo en otros productores para quienes también encontramos inversionistas. En agosto del 2019 supimos que debíamos constituirnos como empresa y así formalizarnos. En Founder Institute conocí a José Luis López quien se unió al emprendimiento.
JOSÉ LUIS LÓPEZ
Soy bogotano, ingeniero de sistemas de profesión y agricultor de corazón, amante de la tecnología desde mi adolescencia. Durante los fines de semana me libero del estrés de la ciudad cultivando y practicando ciclismo.
Mi abuelo materno, Aníbal Hernández, agricultor de origen antioqueño, decidió llevar la cultura cafetera a los Llanos Orientales. Mi abuela, Graciela Cruz, se consagró a su familia de diez hijos. Mi mamá, Libia Hernández, es comerciante y vive en el exterior.
Mi abuelo, Alfonso López, y mi abuela, Ana López, son de Boyacá, salieron del campo a la ciudad en búsqueda de mejores oportunidades. Mi papá, José López, es comerciante. De ellos tengo muchísimo amor por el trabajo, un gran espíritu emprendedor, supero las dificultades, reconozco mis errores para aprender y miro hacia adelante con todo el entusiasmo posible.
La familia se fundó sobre un gran amor hacia los hijos, fuimos criados en un hogar muy bonito. Desde pequeños nos dijeron que nuestra única responsabilidad era estudiar, entonces debíamos responder bien en lo académico. Viví mi niñez en lo rural, a mi abuelo lo visitaba en vacaciones y le ayudaba en sus labores cotidianas recogiendo huevos, trasladando vacas, guiando filas de otros hacia su destino.
Siempre me gustó estudiar, disfruté el colegio donde fui muy activo y donde hice amigos. En la medida en que fui creciendo fui adquiriendo disciplina y descubriendo mi gusto por las matemáticas que me llevaron a los computadores. Cobré por ayudarle a mis amigos con sus tareas, esa plata la ahorré y les pedí a mis papás que me completaran para comprar un primer computador.
Una vez graduado estudié en la noche una carrera técnica en el Minuto de Dios, donde aprendí a hacer programas informáticos, mientras en el día trabajaba en mensajería, haciendo trámites de vehículos. Con amigos revisamos varios emprendimientos, diseñamos sitios web para algunas empresas, con esto fortalecimos nuestras habilidades, aunque no nos diera plata.
Tuve un emprendimiento que postulé a concurso. Como fue aprobado, cursé un semestre para desarrollar la idea. Estando allí conocí a Weimar, con quien me identifiqué plenamente, compartimos valores y raíces, vimos que uniendo fuerzas podríamos sacar adelante a Agroune.
AGROUNE
Decidimos formalizarnos una vez validamos el emprendimiento y recaudamos catorce mil dólares. Constituidos como empresa iniciamos operaciones.
Comenzamos en Boyacá, luego llegamos a Córdoba donde apoyamos a una joven con su proyecto de sandía, más adelante al Huila, Tolima y Cundinamarca.
Pero también hemos recibido respaldo, entre otras, de IMPULSA. En el 2020 ganamos el premio que otorga el Ministerio de las TIC.
Somos una plataforma que conecta agricultores con potenciales inversionistas. Los productores postulan sus proyectos en la APP, surten filtros que, si se aprueban por parte del equipo técnico y jurídico, les permite continuar en el proceso.
El agricultor, además de la financiación que busca, recibe apoye técnico, hacemos seguimiento a sus proyectos, optimizamos sus resultados cuando reducimos sus costos de producción. Al inversionista se le garantizan excelentes alternativas que disminuyen su riesgo. Tendemos puentes entre los dos actores a través del marketing digital. Se puede invertir desde quinientos mil pesos en adelante y no existe techo. Pero también abrimos mercados en los que se puedan vender las cosechas optimizando las cadenas de comercialización.
REFLEXIONES
- ¿Cómo contribuyó Social Skin a su crecimiento como emprendedores?
Fue una muy buena experiencia. Logramos llegar a los quince finalistas entre más de seiscientos, lo que nos dio una idea del alcance de nuestro proyecto. Recibimos entrenamiento en áreas que no manejábamos, conocimos otros emprendedores de nuestra misma línea que podrían llegar a ser aliados estratégicos porque se trata también de un ecosistema alrededor de iniciativas muy diversas.
Los jurados identificaron puntos débiles que logramos mejorar en áreas como marketing, comercialización, experiencia de usuario.
Nuestro componente social se enfoca en transformar vidas al brindar apoyo a emprendedores agrícolas para que cumplan su sueño de desarrollar un proyecto propio. Hacemos visible su labor y los profesionalizamos.
- ¿Qué fue lo que más les gustó de la convocatoria?
Recomendamos ampliamente el programa y animamos a otros para que se presenten. Nos gustó el tener mayor visibilidad, recibir capacitación y generar vínculos con posibles aliados.
- Basado en su temprana experiencia, ¿qué recomendación le harían a quien quiera iniciar su camino hacia el emprendimiento?
JOSE
Que conformen el equipo adecuado. Tener una visión clara.
WEIMAR
Adicionaría el tener claro que no se trata solo de buscar beneficio económico sino de generar un impacto.
- ¿Cómo quieren impactar al mundo?
WEIMAR
Dejando un legado que permita que otras personas puedan trabajar en pro de él, no tanto dejar una huella con mi nombre, sino a través de mi trabajo.
JOSE
Que la imagen ante el mundo sea otra. Que a Colombia se le conozca como la despensa del mundo, como quienes proveemos alimento.
- ¿Cuáles son tus mayores talentos?
JOSE
Persistencia, disciplina, capacidad de trabajo en equipo.
WEIMAR
La persistencia, ser terco en ideas de algo que entiendo que puede llegar a funcionar, la disciplina, el ser soñador.
- ¿Cuál es tu código de ética?
WEIMAR
La honestidad es la base de cualquier negocio, lo demás se puede aprender.
JOSE
La humildad, la honestidad y saber escuchar.
Isabel López Giraldo es responsable del contenido de este sitio web. Davivienda actúa como patrocinador de la sección “Jóvenes Talentos”.