Leonardo Villar

LEONARDO VILLAR

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

ORÍGENES

Soy malo hablando de mi propia vida y de temas personales. Pero, te cuento que afortunadamente nací en una familia que llamaría de intelectuales y librepensadores, amantes de la literatura y de la música.

Roberto Villar Gaviria, mi papá, era un banquero a quien le encantaba la lectura. Junto con mi mamá, Alicia Gómez de Villar, tenía una librería que hacía que permanentemente estuviéramos muy cercanos a los libros y a la discusión intelectual, al desarrollo de las ideas, al debate con mucha apertura y muy impulsados a estudiar.

Éramos una familia relativamente pequeña de cuatro hermanos especialmente cercanos a la familia de mi papá. No teníamos actividades demasiado intensas desde el punto de vista familiar, excepto por sesiones semanales en los que nos sentábamos a hacer música.

Pese a que no teníamos mucho oído musical, dedicábamos religiosamente las mañanas de los domingos a leer las innumerables partituras que se habían ido acumulando en mi casa. Estas eran especialmente de música barroca y renacentista. Lo hacíamos tocando nuestros respectivos instrumentos por el simple goce de hacerlo y sin nunca pretender que algún tercero quisiera o estuviera dispuesto a oírnos.

ACADEMIA

GIMNASIO CAMPESTRE

Desde el colegio fui muy dedicado al estudio y muy comprometido con los temas sociales. Un poco niño raro en el sentido de que tenía ideas afines a a la revolución cubana y a la izquierda. No a la guerrilla, pero sí a un cambio hacia el socialismo. Cosa atípica para el ambiente social en el que vivía y para el colegio en el que estudiaba. El Gimnasio Campestre era muy conservador y particularmente apegado a las tradiciones. Sin ser de curas, se trataba de un colegio bastante religioso en el que resultaba peculiar que ni mi familia ni yo fuéramos creyentes.

VOCACIÓN

Mi interés por la economía surge precisamente de las preocupaciones de tipo social, de la búsqueda por resolver problemas económicos de la sociedad. Mis sesgos revolucionarios nunca pasaron de ser una inquietud intelectual, una actividad de escritorio con muy poco contacto directo con la realidad.

MARX

Desde antes de ingresar a la universidad era un lector apasionado de El Capital. Partiendo del enfoque marxista entendía la economía como la explicación fundamental de muchísimos fenómenos sociales. Paralelamente, desde un punto de vista más práctico, estudiar economía me permitiría unir la búsqueda de respuestas a mis preocupaciones sociales con un uso intenso de las matemáticas, que siempre me gustaron.

Por ahí empecé mis estudios universitarios. Lo hice aprendiendo de la técnica y el rigor analítico de la economía ortodoxa. Esto sí, pero manteniendo mis sesgos a favor de la izquierda y confiando en la posibilidad de cambios sociales radicales asociados a la visión marxista de la sociedad. Obviamente después tuve muchísimos cambios en el enfoque de la economía. La economía ortodoxa empezó a gustarme más y empezaron a aparecer enfoques alternativos, entre ellos los estructuralistas, más matizados y realistas.

La realidad mundial y el desengaño que hubo con lo que sucedía en la Unión Soviética, en China, en Cuba, me llevaron a cambiar mi visión. Se empezó a ver la imposibilidad de un desarrollo económico real en un esquema socialista.

Más importante aún fue la evidencia de que esos esquemas eran incompatibles con la democracia. El experimento del socialismo democrático en Chile había generado en su momento mucha expectativa. Pero su rotundo fracaso y el caos económico que generó fueron contribuyendo al desengaño y a la convicción de que era necesario buscar alternativas de desarrollo social por vías distintas. Más democráticas y más respetuosas de las leyes del mercado y de los principios de la economía.

De alguna manera empecé con la idea de entender el mundo desde el punto de vista metodológico marxista. Ello fue cambiando en la medida en que avanzaba en mi carrera profesional. En ningún momento se perdió el móvil original de la preocupación por lo social.

CARRERA PROFESIONAL

EXPERIENCIA DOCENTE

Siempre me llamó la atención la idea de trabajar en investigación y en la academia. Desde los primeros años como estudiante universitario empecé a ser monitor. Inmediatamente salí graduado de economía Fui profesor en la misma Facultad de Economía de la Universidad de los Andes.

Comencé una carrera docente en combinación con la investigación. Antes de graduarme empecé a trabajar parte del tiempo en la Corporación Centro Regional de Población, un centro de investigación que había en esa época. Mis jefes directas eran Martha Isabel Gutiérrez y Clara Ramírez Gómez. El director de estudios socioeconómicos era Bernardo Kugler quien después se iría a trabajar al Banco Mundial.

CEDE

Luego, mientras hacía los estudios para el magister de Economía de la Universidad de los Andes, trabajé en el Centro de Estudios para el Desarrollo Económico (CEDE) de la misma universidad. En esa época tuve la oportunidad de trabajar por primera vez con José Antonio Ocampo, con quien había tomado varios cursos durante la carrera y tomé otros más en la maestría.

José Antonio fue también mi director de tesis y mi gran tutor durante la mayor parte de mi carrera profesional. Su visión pragmática y estructuralista de la economía y sus análisis rigurosos y siempre permeados por consideraciones históricas e institucionales se constituyeron en la referencia permanente para enfrentar cualquier estudio económico en los años subsiguientes. Tras dos años de trabajar con él en el CEDE fue el mismo José Antonio quien me llevó a Fedesarrollo en 1983, cuando siendo muy joven fue nombrado director adjunto de la entidad.

FEDESARROLLO

Mi primera estadía en Fedesarrollo, entre 1983 y 1985, fue particularmente intensa y fructífera. Aparte de José Antonio, tuve oportunidad de trabajar en forma cercana con Carlos Caballero Argáez, quien era el director ejecutivo, Guillermo Perry y Juan José Echavarría, entre otros economistas. Ellos habrían de influir mucho en mi proceso de formación y con quienes me reencontraría múltiples veces en distintas circunstancias profesionales en años posteriores.

En este período también coincidimos en Fedesarrollo con Juan Luis Londoño, quien había sido compañero mío en varios cursos en la Universidad de los Andes. Pero también, quien habría de convertirse en uno de los más grandes transformadores de la política social colombiana. Esto, tanto cuando fue ministro por primera vez durante el Gobierno de César Gaviria como cuando volvió a serlo en el primer gobierno de Álvaro Uribe. Una pena el infortunado accidente en el que perdió la vida de manera tan prematura.

LONDON SCHOOL OF ECONOMICS

José Antonio Ocampo fue también la persona que me impulsó a irme en 1985 a estudiar en la London School of Economics (LSE), tras ganarme la Beca Lauchlin Currie otorgada por el Banco de la República. Allí hice una nueva maestría, el Master of Science y alcancé a terminar todos los cursos del doctorado. Incluso avancé sustancialmente en una tesis que me dirigía Rijk Van Der Ploeg. Rijk, profesor holandés experto en temas de Economía Internacional, con quien me entendía muy bien.

En 1987, sin embargo, decidí trabajar en Colombia con la idea de terminar la tesis doctoral. Era claramente un error. Cuando uno se aleja del ambiente de esas universidades de primer nivel, se da cuenta inmediatamente de que una tesis como la que ellas requieren sólo se puede terminar si se está físicamente allá. Además, con dedicación de 100% y trabajando muy cerca de los profesores.

Estando de nuevo en Colombia me dejé envolver en las preocupaciones del día a día de este país y la tesis quedó relegada. El no terminarla me ha pesado. Por épocas considero que cometí una equivocación grande para mi carrera profesional a pesar de que siento que me ha ido bien con lo que he podido hacer sin contar con el título del doctorado.

COYUNTURA ECONÓMICA

De Londres vine nuevamente a Fedesarrollo cuando José Antonio Ocampo ya era director ejecutivo. En esta segunda etapa en la entidad fui investigador y coeditor de Coyuntura Económica. Lo fui conjuntamente con Eduardo Lora quien después sería director ejecutivo de la Fundación en los años noventa. Esta etapa en Fedesarrollo terminó para mí en 1989, cuando me retiré para ir a trabajar con el sector público y en el sector financiero durante muchos años. Por supuesto, antes de volver como director ejecutivo en 2012, veintitrés años más adelante.

DOCENTE

Durante la mayor parte de mi carrera me he mantenido en la docencia. Es algo que me gusta y que me realiza. Por ello solo he interrumpido por períodos relativamente cortos, cuando la congestión de trabajo me lo ha impedido. Desafortunadamente ese es el caso actual.

CONSEJO DIRECTIVO DE COMERCIO EXTERIOR

Paralelamente a dar clases, tras mi segunda estadía en Fedesarrollo y después de haber estudiado en Londres, fui asesor del Consejo Directivo de Comercio Exterior. Cargo que se estaba creando en ese momento. Me permitió jugar un papel importante y ser testigo de excepción de los cambios que se estaban gestando en la política comercial a finales del Gobierno de Barco y comienzos del de Gaviria.

Como asesor de ese Consejo tuve la oportunidad de contribuir en la elaboración de los primeros documentos para la apertura. En su momento se trataba de una apertura gradual. Participé en el proceso de desmonte, muy acelerado, de las restricciones cuantitativas a las importaciones que practicaba el Incomex mediante las llamadas listas de productos de prohibida importación y de licencia previa.

Esto se fue desmontando casi en su totalidad entre mediados de 1989 y finales de 1990. A partir de aquí se tenía planeada una reducción de aranceles en un plazo de cuatro años. Este plazo se recortó después de una manera abrupta en medio de un gran debate entre dos grupos al interior del gobierno.

ASOBANCARIA

En ese momento, comienzos de 1991, me retiré del sector público para trabajar a la Asociación Bancaria. Fui vicepresidente Técnico estando de presidente Florángela Gómez. Aunque disfruté enormemente ese trabajo, solo un año después de haberlo iniciado surgió una oportunidad que no podía desperdiciar.

BANCOLDEX

Carlos Caballero, con quien también había trabajado en Fedesarrollo, me ofreció que me fuera a trabajar con él en Bancoldex, entidad cuya creación él estaba liderando en ese momento. Allí permanecí cerca de tres años como vicepresidente de Planeación y Estudios Económicos.

VICEMINISTRO TÉCNICO DE HACIENDA

En agosto de 1994, iniciándose el gobierno de Ernesto Samper, Guillermo Perry fue nombrado ministro de Hacienda y me llevó como su viceministro Técnico. En ese cargo permanecí cerca de dos años y medio. Primero con Perry y en la etapa final trabajando de nuevo con José Antonio Ocampo quien pasó a ser ministro tras haberse desempeñado como director del Departamento Nacional de Planeación. Nuevamente fueron dos de las personas con quienes había trabajado más intensamente en mis primeras etapas en Fedesarrollo las que me impulsaron y me apoyaron sistemáticamente en el gobierno.

JUNTA DIRECTIVA DEL BANCO DE LA REPÚBLICA

Gracias al apoyo que siempre he tenido de José Antonio Ocampo, fui nombrado en la Junta Directiva del Banco de la República por el presidente Samper. Ahí duré doce años. Son períodos de cuatro años pero cada presidente tiene la opción de cambiar a dos de los miembros. Fui ratificado por el presidente Pastrana y después por el presidente Uribe en su primer período. Duré tres períodos completos que es lo máximo permitido.

Fue una experiencia intensa y difícil en muchos aspectos. Me genera un gran orgullo decir que durante los años en que estuve en la Junta se logró bajar la inflación de los niveles que había tenido tradicionalmente. Estos estaban en más de 20%. Se bajaron a niveles que en el momento que me retiré, hacia finales de la década pasada, estaban cercanos a la meta de largo plazo del Banco de la República.

De esta manera, el avance que se pudo hacer en el cumplimiento del objetivo central del Banco de la República fue enorme. Esto gracias al trabajo en equipo de toda la Junta en la que yo participaba. Pero también, y de manera muy destacada, al liderazgo que durante todos esos años tuvieron los gerentes Generales del Banco, Miguel Urrutia y José Darío Uribe.

Recientemente escribí un perfil de José Darío Uribe para un libro sobre la historia del Banco de la República que está coordinando Adolfo Meisel, uno de sus codirectores actuales. Básicamente lo que se destaca es cómo la política del Banco ha logrado generar una credibilidad muy grande en las metas de inflación. Esa credibilidad le ha permitido hacer unas políticas que se llaman técnicamente políticas contracíclicas. Consisten en que el Banco mueve sus tasas de interés de tal forma que se modere la magnitud de las fluctuaciones en el ritmo de actividad económica.

Cuando la economía empieza a desacelerarse, el Banco puede estimularla bajando las tasas de interés. Cuando está creciendo en forma más acelerada de lo que es sostenible a largo plazo, el Banco puede desestimularla subiendo las tasas de interés, tal como sucede típicamente en los países avanzados.

En principio eso ha funcionado bastante bien durante todo el período en que José Darío ha sido su gerente. Desafortunadamente, las políticas contracíclicas no pueden aplicarse de la misma manera en la coyuntura actual debido a la magnitud del shock que ha recibido la economía colombiana. Esto ha sido así con la caída del precio del petróleo desde mediados del 2014. Pero también, debido a la devaluación tan fuerte que ha tenido que enfrentar por el mismo motivo. Finalmente, al hecho de que estos factores se unieron con fenómenos climáticos que han disparado la inflación de alimentos desde mediados de 2015. Esta situación obligó al Banco a subir tasas y a ser contraccionista incluso en un momento en que la economía está golpeada y se está desacelerando.

La perspectiva es que dentro de un año o año y medio estemos otra vez en del rango de inflación que ha establecido el Banco para el largo plazo y que volvamos a tener la tranquilidad y credibilidad que tuvimos durante varios años en ese frente. Se busca que podamos volver a usar políticas contracíclicas para estabilizar la actividad productiva.

En la Junta Directiva del Banco de la República estuve hasta el año 2009.

CAF

Poco antes de que se venciera mi tercer período me ofrecieron un cargo en la CAF. Este es un banco de desarrollo muy interesante que ha tenido un crecimiento enorme en los últimos veinticinco años bajo el liderazgo de Enrique García, exministro de Hacienda de Bolivia que todavía es su presidente.

La CAF, a pesar de tener su sede en Venezuela, ha mantenido su reputación totalmente sólida. Incluso su capacidad de endeudarse y de obtener financiación internacional mediante la emisión de bonos se encuentra en condiciones que son mejores a las de cualquier país individual de América Latina. Ha ido ampliando su espectro de actividades y su red de accionistas. De los cinco países originales del Grupo Andino cuenta hoy más de trece países socios a los que les otorga créditos en montos muy importantes.

En su momento me habían ofrecido la vicepresidencia para temas de desarrollo del sistema financiero en la región. Pero, cuando llegué a Venezuela, quien estaba como economista jefe renunció (lo habían nombrado viceministro en Perú para ser luego ministro y en este momento es embajador de Perú en Estados Unidos). Por esa razón me ofrecieron pasar al cargo que dejaba y me nombraron vicepresidente de Estrategias de Desarrollo y economista jefe.

Fueron tres años muy interesantes desde el punto de vista profesional. La dificultad eran los continuos viajes. Por un lado, por las exigencias de mi cargo. Por otro, alternando Caracas con Bogotá porque mi familia se quedó viviendo acá. Iba básicamente durante la semana, pero venía mucho en fin de semana.

Tenía un acuerdo que me daba alguna flexibilidad en ese sentido. En cualquier caso se trataba de un trabajo que me implicaba un desgaste importante desde el punto de vista personal. Aun así, aprendí mucho sobre América Latina y sobre el manejo de las Instituciones Multilaterales. Allí estuve hasta el año 2012 cuando me ofrecieron ser director de Fedesarrollo.

ASPECTOS FAMILIARES

Tengo una familia muy unida. Mi esposa Lucy es hija de un inmigrante lituano que se casó en segundas nupcias con una colombiana de origen campesino. Con ascendencias tan diferentes, son muchas las afinidades y complementariedades entre los dos.

Lucy también es economista de formación. La vida la ha ido llevando por caminos muy diferentes desde el punto de vista profesional. Actualmente está haciendo una maestría en temas que son más afines con la psicología que con la economía.

Tenemos tres hijos. El mayor economista, la segunda música y la menor estudiante de psicología.

Los principios y valores familiares se mantienen muy fuertes y yo diría que son muy parecidos a los que me inculcaron a mí. En ellos coincidimos ciento por ciento con la mamá de mis hijos.

REFLEXIONES

Siempre fui muy cercano a la literatura. La librería que te mencioné de mis papás, Librería Contemporánea, fue muy reconocida por ser la primer impulsora de la literatura latinoamericana, de los libros de García Márquez y de Vargas Llosa, por citar ejemplos muy significativos. Siendo una librería muy pequeñita, fue donde primero estuvo “Cien años de soledad” y se vendía muchísimo. También fue donde se lanzó en Colombia “La ciudad y los perros” de Mario Vargas Llosa.

Me he mantenido cercano a la lectura, pero de alguna manera uno se va envolviendo demasiado en el trabajo.

Tengo un gusto muy grande por la música clásica. Como te contaba al comienzo, en mi familia siempre hubo la tradición de tocar un instrumento. He interpretado distintas flautas del renacimiento y barrocas. En una época el fagot, pero ese sí lo abandoné hace tiempo porque requiere mucha dedicación.

En mi casa siempre hubo muchísimas partituras y nos gustaba leer música. Esto es, tocar a primera vista, lo que nos volvió hábiles en eso. Siempre los domingos se reunían mis papás con sus hermanos. Esta vena musical es algo que conservo. Con mucha menos intensidad en términos de tiempo, pero el gusto sí está ahí arraigado.

Más recientemente, algo que me mantiene y me da mucho respiro es el tenis. Lo jugué un poco de joven pero lo retomé con más juicio hace poco. Lo juego bastante mal, pero con disciplina. Es una manera de desahogar tensiones. Me gusta ver partidos, pero no soy apasionado.

Me conmuevo muy fácilmente con muchas cosas. Con la pobreza, la enfermedad, las dificultades de la gente, con la injusticia.

La integridad, la ética y el interés por los demás me parecen fundamentales. Es lo más importante para transmitir y para tener como base en el día a día de nuestras propias vidas.

Leonardo Villar fue nombrado el 10 de diciembre del 2020 por la Junta del Banco de la República como su gerente.

Publicado por Blogger en El Blog de Isa López Giraldo el 3/31/2016