Daniel David Guerrero

DANIEL DAVID GUERRERO

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo

 

Conectándote en zonas rurales con redes de telecomunicaciones, radio enlace y WiFi, donde las grandes operadoras no perciben beneficio económico y, por lo tanto, no prestan el servicio.

Daniel David Guerrero – cofundador

Mi cuna es Ipiales donde nací hace veinticinco años, hago parte de una familia sencilla, de padres trabajadores, enfocados en darnos estudio como lo más importante. Mi mamá vendía café con empanadas y con eso me pagó mi primer jardín en un colegio privado, aunque, al año siguiente, pasé a colegio público. Me enseñó el ahorro como pilar fundamental, pues, pese a sus ingresos limitados, sumó una plata importante que destinó para nuestra educación.

Soy el mayor de tres hermanos y si bien no he tenido tantos logros como Brayan Danilo, me he destacado académicamente, obtuve un excelente ICFES en mi colegio, me gusta experimentar como método de aprendizaje, lo que me hace recordar cuando alguna vez, por accidente, le dejé una cicatriz en su mano, realmente lo extraño mucho cuando está lejos de casa.

Me ha gustado ser independiente, trabajo ayudándole a otros porque disfruto con las sonrisas que genera el hecho de colaborar. Me encanta, enormemente, el campo y, durante toda la vida, hemos tenido mascotas de consumo como gallinas, cuyes y conejos, con los que desde niños experimentamos mezclándolos para reproducción.

Un factor muy importante en nuestra formación fue el hecho de que nuestros papás nunca nos limitaron, por el contrario, siempre consideraron que las caídas, los golpes, las equivocaciones, las pérdidas, serían los mejores maestros para nosotros.

Recuerdo que en mi colegio no obtuve el mejor resultado en física, siendo bueno para esa área, entonces, no pasé cuando me presenté a la Universidad de Antioquia, pero sí fui aceptado en la Universidad de Nariño, la mejor del Departamento, donde me hice ingeniero en producción acuícola. Pero también me hice profesional en Open Water Driver, a través de mi carrera.

Un logro que destaco fue el haber hecho parte del equipo de los mejores buzos de Nariño en altitud, limpiamos la Laguna de la Cocha desde Project Award, proyecto mundial de limpieza de acuíferos marítimos, pero nosotros hicimos el primer proyecto en el mundo de limpieza de acuíferos en altitud y en agua dulce. De mi tierra nos seleccionaron a dos para conformar un equipo de dieciséis jóvenes. Luego ya he hecho otras inmersiones como profesional en el sistema de muestreo de ambientes coralinos y, con esa misión, conocí Taganga, Islas del Rosario, Cartagena, Montañitas, Ayangue en Ecuador y en la frontera entre Ecuador y Perú, buceando.

Si hay algo que me gusta de mi carrera es el hecho de tratarse de solvencia alimentaria, porque la producción de alimentos es fundamental para la humanidad. Pero se desperdicia en gran parte por el limitado acceso a ella, por temas de transporte, entonces lo mejor es que las familias produzcan su propia comida, necesidad que se ha hecho sentir en esta cuarentena, y es mucha la gente la que ha regresado a lo básico con sus jardines verticales, con sus huertas caseras, sin espacios improductivos, porque cambian forrajes de pasto por siembra de alimentos.

Hice mi pasantía en un proyecto que se llamó Construyendo habilidades para la paz y que se implementó en el bloque oriental y en el bloque sur de las FARC en el Caquetá. Mi contribución se centró en la implementación de un sistema acuapónico para solvencia alimentaria de excombatientes del espacio transicional para la capacitación y reincorporación de Miravalle – Caquetá.

Estando allá hice cursos sobre turismo y rafting, deporte con el que los excombatientes nos representaron en Australia. Llevamos Internet a esa región con nuestra empresa, pues hicimos la gestión hasta lograrlo, proceso que no fue sencillo.

Me ofrecieron un buen contrato con Pastoral Social que me daba la oportunidad de quedarme como profesional, porque di clases a los excombatientes lo que me ayudó a relacionarme muy bien con ellos, porque son personas que, en algunos casos, pueden ser difíciles de tratar pues tuvieron condiciones de vida muy complejas. Conmigo aprendieron a cultivar plantas y peces, a hacer muestreos, sobre el funcionamiento de las moto bombas, entre otra variedad de tareas.

Recuerdo que eran una comunidad tan cerrada que no permitían el acceso de nadie distinto a su grupo, curiosamente, el único que pudo vivir con ellos durante ese tiempo fui yo. Compartimos por ocho meses, período en el que pude acercarme a conocer su amor por todas las formas de vida, así suene contradictorio, porque lucharon unas batallas sin entender para quién ni porqué peleaban. Tuve acceso a las fotos que conservaron de la guerra, muy impactantes, y agradezco que se terminara.

Las rutinas eran estrictas porque a pesar de vivir en el monte su higiene personal era extrema, sin duda, sus dientes eran más blancos que los míos, no dejaron un solo día de madrugar, de bañarse y alistarse para ir a la rancha, que es la cocina donde preparan y comparten los alimentos. Si por fuera del horario de comidas alguno sentía hambre, se lo manifestaba al ecónomo, quien entregaba la llave del economato, lugar donde se almacena la comida, para que se preparara algo, y si alguien se antojaba, le compartían.

Me contaban que en combate era muy difícil que un guerrillero dejara a su suerte a un compañero. Conocí a dos parejas de exfarianos que tuvieron hijos, y los hijos de la paz son muy queridos, muy amados, eufóricos, felices, juegan, se divierten, gracias al amor y los cuidados que reciben de sus padres.

Regresé cuando iba a nacer mi hija, pues fue lo que aprendí y recibí de mis papás, quienes nos criaron en valores y principios. Recuerdo que tuve que viajar a Santa Marta justo el día después de su nacimiento y, estando allá, contaba las horas para regresar a ella, lo que ocurrió veinte días más tarde.

Uno de nuestros pilares fundamentales de familia es el estudio, así lo vivimos todos, entonces mi hija asiste al jardín desde que tiene año y medio, porque queremos que estudie, que sea juiciosa y que aprenda.

Me daba tranquilidad el saber que tenía, como siempre, el apoyo de mi familia y la oportunidad de trabajar con mis hermanos. Actualmente trabajamos en el proyecto de acuaponía por solvencia alimentaria inteligente, es decir, con tecnología, en el lugar donde vivimos. Mi hermano nos apoya desde Medellín, y mi novia también se integró, se está capacitando para aportar aún más.

Conectándote, es producto de una conferencia a la que no pudimos asistir, pero revisando los documentos, nos interesamos, proyectamos el negocio y lo iniciamos aún perdiendo plata. Mi rol dentro de la empresa es al frente de la parte operativa, de las instalaciones, apoyando a los técnicos, corrigiendo daños, solucionando problemas, pero también soy comercial, llego a nuevos mercados y gestiono la búsqueda de socios estratégicos. Visito comunidades y logro que nos abran la puerta dada mi capacidad de tender vínculos con los otros, genero empatía y, lo más importante, brindo confianza, lo que nos ayuda muchísimo.

  • ¿Quiénes han sido tus mayores referentes?

Mis padres de origen, desde siempre y de manera muy especial mi hermano Brayan, lo admiro enormemente.

Pero si tuviera que mencionar a alguien, por fuera de mi familia, no dudaría en pensar en Mauricio Artiñano, asesor especial del jefe de la Misión de Verificación de Naciones Unidas en Colombia y a quien conocí en San Vicente del Caguán. Una persona magnífica, muy agradable, con una situación de salud importante a la que le ha dado un manejo impresionante, porque sabe disfrutar su vida a plenitud, es alguien que inspira a hacer cosas grandes, fue quien llevó a los excombatientes a Australia, a varios nos atendió con los cursos de turismo, porque aprovecha sus contactos para ayudar a la comunidad.

  • ¿Cuáles han sido tus mayores retos?

Llegar al Espacio Transicional para la Capacitación y Reincoorporación – ETCR fue todo un reto, me daba miedo el lugar pues era donde mandaban El Paisa, Iván Márquez y otros. Vencí mis miedos siendo calmado, tranquilo, auténtico y, como mencioné, me ayudó mucho enseñar, eso me acercó de manera muy cálida a la gente.

Aprendí que compartir el conocimiento me tendía puentes de amistad.

Pero, el reto más importante de todos ha sido la paternidad. Sofi Antonella es mi motivo de inspiración, me genera el más puro amor, no hay nada qué hacer, es el centro de todos, es la luz que llegó a nosotros, y por ella hacemos todo. Ser papá es muy bonito, no hay nada como llegar a casa, abrazar a mi hija, que ella juegue conmigo y nos divirtamos, que corra a los brazos del tío cuando nos visita.

  • Basado en tu temprana experiencia, ¿qué recomendación le harías a quien quiera iniciar su camino hacia el emprendimiento?

Si tiene recursos escasos, que primero trabaje en lo que pueda y que ahorre una proporción de su ingreso, con constancia va construyendo un capital que después podrá invertir en una idea, que se arriesgue así pierda, porque aprende, porque nadie va a confiar en otro que alguien no haya respaldado. Entonces, le recomiendo que él mismo sea el primer convencido de su proyecto, que confíe, que tenga fe, que entienda que las cosas buenas se dan. Pero también que experimente, porque la experiencia es un intangible que no se paga con nada.

  • ¿Cómo quieres impactar al mundo?

Brindando conocimiento y colaborando para que los otros progresen y no dependan de nadie. La enseñanza es escalable, tiene un efecto multiplicador muy grande.

También quiero aportar desde el buceo, limpiando océanos, ayudando al planeta desde los mares. Soy un hombre acuático, me siento en mi elemento cuando estoy en el sistema de ambientes coralinos.

  • ¿Cuáles son tus mayores talentos?

Socializar, me va muy bien entendiendo a las demás personas y dándome a entender, lo que abre puertas. Tengo, además, una fortaleza y atracción especial por los deportes extremos.

  • ¿Cuál es tu código de ética?

Servir y hacer las cosas por un bien, sin aprovecharme de nada ni de nadie. Mi papá nos enseñaba que, si nos daban plata de más en un regreso, debíamos devolverlo. Este es otro pilar muy fundamental en nuestros principios y valores, porque uno no sabe cuánto le costó al otro ganar su plata como para que se quede en los bolsillos de alguien que no le corresponde.

Isabel López Giraldo es responsable del contenido de este sitio web. Davivienda actúa como patrocinador de la sección “Jóvenes Talentos”

Memorias conversadas para Historias de vida por Isalopezgirlado