Ramiro Osorio

RAMIRO OSORIO

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

Fundamentalmente soy un hombre de teatro.  

Supe que me quería dedicar al mundo de la creación artística, y especialmente al teatro, cuando tenía ocho años y estudiaba en el Colegio San Bartolomé la Merced. Montamos una obra que por alguna razón de selectividad presentamos en el Teatro Colón. Al actuar allí descubrí ese hecho único e irrepetible que es el encuentro entre el actor y su público; y sentí que esa era mi más profunda vocación. Desde ese momento me orienté a adquirir todos los conocimientos y a tener las experiencias que me permitieran consolidar ese anhelo.  

En el colegio me interesaron más las materias de literatura, filosofía, historia, estética; creé y dirigí grupos de teatro y gané premios de poesía y de declamación. Estudié la carrera de letras españolas, además de actuación y dirección de teatro, siendo éste mi eje de vida. Fui muchos años actor y director, y por ahora tengo un poco estacionado el tema de la dirección debido a las actividades que he venido desempeñando.

ORÍGENES  

Vengo de una casa singular. Mis padres eran muy diferentes; realmente estaban en las antípodas del pensamiento y de la ideología. Mi mamá era una señora católica, apostólica y romana, y mi papá era comunista.

Mamá fue una de las primeras mujeres profesionales, contabilista. Era la dulzura absoluta que armonizaba y arreglaba cualquier situación adversa. En mi familia se construía todos los días el diálogo y el equilibrio. Mi padre era un científico, químico e historiador de la química en Colombia, marxista, un hombre severo, santandereano. Creo que tengo esas dos esencias en mi personalidad, la del rigor y la del afecto. Recuerdo que en una época mi papá era el decano de las Facultades de Química y Metalurgia de la Universidad Libre en el rectorado del doctor Gerardo Molina, y mi mamá era la administradora de las Misiones de Oriente de los Jesuitas.  

Termino el colegio y creo mi propio grupo de teatro. Fui maestro de la Escuela de Artes Gráficas del Sena en donde formé un grupo de teatro con el que gané el premio al mejor director de las entidades oficiales en el año 72. 

UNIVERSIDAD JAVERIANA

Entré a la Universidad Javeriana a la Escuela de Letras y formé parte del taller de teatro de la universidad. Después de varios semestres hicimos un espectáculo con Humberto Quintero que en ese momento era un actor muy conocido y fuimos invitados al I Festival de los TeatrosLatinoamericanos y V Encuentro de los Teatros Chicanos organizado por CLETA en México.  

MÉXICO

Tuve la fortuna de conocer al agregado cultural de México en Colombia, uno de los más grandes escritores del teatro mexicano de todos los tiempos, el Maestro Sergio Magaña. Él me descubrió México antes devisitarlo. Me dio una serie de contactos y de perspectivas que fueron absolutamente fundamentales. Al llegar busqué a esos personajes. Estaba preparado para entender a ese país complejo que hace de su diversidad cultural su mayor fortaleza. En vez de presentar solo las dos funciones del Festival, ofrecimos durante tres meses decenas de ellas con un inmenso éxito en más de la mitad de los Estados de la República Mexicana. Terminamos la gira en Guatemala, Salvador y Honduras.

En Tegucigalpa me casé con la artista mexicana Cristina Cepeda y regresamos a México a principios del año setenta y cinco. Desde esa fecha hasta hoy, he vivido veintitrés años en ese país. México me cambió la vida, descubrí un país orgulloso de sí mismo. De su riqueza étnica, cultural, lingüística, y que es reconocido en el mundo por esa singularidad. Por ello, no dudé en quedarme y terminar mi formación en esa tierra.

UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Víctor Sandoval es uno de los personajes que más me ha influido. Poeta y uno de los más grandes gestores culturales que ha tenido México, formó una generación en la que me incluyo. Mi carrera comienza gracias a su invitación para fundar los Talleres de Teatro y Literatura en la Casa de la Cultura de León Guanajuato. En esa ciudad creé un grupo de Teatro y fuimos invitados a actuar en la Universidad de Guanajuato en la capital del Estado del mismo nombre, ciudad colonial, universitaria y sede de uno de los festivales artísticos más importantes del mundo: el FestivalInternacional Cervantino que este año cumplirá 46 años.  

En 1976 el rector de la Universidad, el licenciado en derecho y dramaturgo Eugenio Trueba Olivares, me invita a ser director de Producción Teatral de la Universidad. La Universidad de Guanajuato es reconocida por una tradición de poner en escena obras del siglo de oro Español que comenzó hace más de sesenta años con el Maestro Enrique Ruelas y que dio origen al Festival Cervantino

Volví a hacer toda la carrera de letras españolas. Soy egresado de la Universidad de Guanajuato. Mi tesis sobre la Metodología del Teatro Latinoamericano Contemporáneo fue laureada.

Ahí viví cinco maravillosos años. Creé el Teatro el Ropero que tuvo un gran éxito nacional. En esa época el maestro Víctor Sandoval fue nombrado director de Promoción Nacional del Instituto Nacional de Bellas Artes. Me invita a ser su asesor y en 1980 me nombra coordinador General de la Muestra Nacional de Teatro.

El trabajo con el Maestro Sandoval fue para mí absolutamente clave. De su ejemplo aprendí el compromiso, la visión, la capacidad estratégica y de negociación, a diseñar procesos, a sobreponerme a la adversidad, a cumplir siempre con rigor, a no prometer lo que no se puede cumplir. Un día me llamó y me dijo: “Estoy seguro de que usted lo va a hacer todo bien, le tengo la mayor confianza. Tiene que preparar bien sus reuniones. Cuando tenga cinco temas que de verdad sean importantes me viene a ver, de otra forma no lo haga. Le voy a explicar cómo trabajo: Usted corra que yo lo tranco”.

Esto se convirtió para mí en un sistema de trabajo, es mi estilo con todos mis colaboradores. Me precio de escoger buenos profesionales y buenos seres humanos. Los dejo que corran y si es necesario, los tranco.  

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Después de cinco años en la Coordinación General de la Muestra de Teatro, en 1985 me nombran director de Teatro y Danza de la Universidad Nacional Autónoma de México. En ese país hay dos cargos muy importantes en el campo del teatro: la Dirección de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y la Dirección de Teatro de la UNAM. En el período en el que tuve esa responsabilidad sumaron la Danza. Tenía ocho teatros a mi cargo y el Centro Universitario de Teatro, la mejor escuela de México.

FESTIVAL IBEROAMERICANO DE TEATRO DE BOGOTÁ 

Estando en la UNAM, un día de 1986 me fue a visitar Fanny Mickey en ocasión de sus presentaciones en el Festival Internacional Cervantino. Hablamos de hacer algo juntos en Colombia y días más tarde nos encontramos en Guanajuato. Caminando por sus calles antiguas, callejones y plazas, nos comprometimos a crear el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. El primer Festival lo llevamos a cabo en el año ochenta y ocho con el lema “Un acto de Fe en Colombia” en uno de los peores años de nuestra historia reciente. Permanecí medio año en Colombia y volví a México.  

En 1989 diseñé y dirigí en el primer gobierno del presidente Oscar Arias en Costa Rica  el “Festival Internacional de Teatro de SanJosé por la Paz”. Origen del hoy Festival Internacional de las Artes.  

En Bogotá, además del Festival había montado para el Teatro Nacional, dos obras  con éxito. Ahorré un dinero de cierta consideración y tenía la ilusión de hacer una maestría en lingüística hispánica. Al llegar, voy a ver al maestro Víctor Sandoval, con el que siempre me estaba reportando, y me pregunta: “Bueno, ¿qué vas a hacer? -Una maestría en lingüística, le dije. -¿Es que vas a vivir toda la vida en un cubículo? La verdad que no te veo en ello”. 

Y me contó que el regente de la ciudad quería hacer un gran festival y que le habían hablado de mí. Me sugirió que pidiera una cita. Cuando llegué con Manuel Camacho Solís, uno de los grandes políticos que he conocido, no me preguntó nada, asumió que yo aceptaba hacer el festival que se propusiera hacer de México un escenario de lo más sobresaliente de la creación contemporánea. Y me dijo con toda claridad: “Yo trabajo así: Usted prepara la programación y el presupuesto, lo mira con la doctora Alejandra Moreno Toscano, secretaria de Desarrollo Social; me lo traen, lo aprobamos y no se vaya a gastar más de lo aprobado, porque dinero que se pase, lo pone usted de su bolsa”.

INSTITUTO COLOMBIANO DE CULTURA

Estando en esa responsabilidad en 1991, viene de visita oficial a México el Presidente César GaviriaTrujillo a quien había conocido con anterioridad. Nos volvimos a ver ese mismo año en ocasión de la I Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en Guadalajara (Jalisco), en la que tuve a mi cargo la dirección del Concierto de Clausura. A partir de ahí empecé a conversar con él y con la primera dama Ana Milena Muñoz sobre la posibilidad de regresar a Colombia. Acepto la invitación a ser el director General del Instituto Colombiano de Cultura y regreso al país.  

Tuve unos meses para organizar todos mis asuntos en México y dejar diseñada la IV edición del Gran Festival de la Ciudad de México. En ese tiempo me dediqué a conocer a fondo la situación de Colcultura, sus instituciones, objetivos, presupuestos y algo fundamental, las responsabilidades y obligaciones del Estado en relación con la cultura consagradas en la Constitución de 1991.  

El gobierno del presidente Gaviria ha sido una de las mejores épocas que ha tenido la cultura colombiana en su historia. El desarrollo institucional, el incremento presupuestal, la amplitud y eficacia de los programas, la voluntad descentralizadora, la visibilidad y fortalecimiento del sector cultural, son claros ejemplos de ello. Nada hubiera sido posible sin la convicción y el compromiso del Presidente y la Primera Dama Ana Milena Muñoz, del equipo de dirección que me acompañó y de todos los empleados de Colcultura.  

COLCULTURA

En Colcultura concebimos y desarrollamos el Plan Nacional de Cultura 92-94 que sentó las bases de la Ley General de Cultura que se aprobó en 1997. Uno de los compromisos de ese plan fue entregar un proyecto de Ley General de Cultura que quedó listo a finales del año 1994 con una ejemplar participación de todos los sectores culturales.  

EMBAJADA DE COLOMBIA EN MÉXICO

Al final del año 93, cuando prácticamente habíamos cumplido la totalidad de lo que nos habíamos propuesto en el Plan Nacional de Cultura, el presidente Gaviria me invita a ser embajador de Colombia en México. Él decía coloquialmente que yo “era el experto en México de su gobierno” y me tocó atender a algunos de los mexicanos importantes que vinieron oficialmente a Colombia en esos años, entre ellos, al ministro de Educación Ernesto Cedillo que después fue presidente de México.

Conocía muy bien por mi vida en México y las responsabilidades que desempeñé, a muchos de los altos funcionarios del gobierno mexicano en esa época, incluyendo al presidente Salinas. Con su hermana Adriana trabajamos juntos en el Palacio de Bellas Artes antes de que fuera Presidente. 

Ser embajador de Colombia en México fue una experiencia maravillosa. Me permitió servir a Colombia en un país natural para mí como es México, y tengo la certeza que contribuí a hacer avanzar las relaciones en muchos aspectos. 

ASESOR PRESIDENCIAL

Al salir elegido el presidente Ernesto Samper Pizano, me invita a volver a Colombia a ser el asesor presidencial para la Ley General de Cultura y para tramitarla en el Congreso Nacional. Fue una experiencia magnífica conocer cómo es el Congreso, cómo se maneja, cómo se consigue voto por voto para hacer aprobar una Ley.

En esta tarea también tuvieron un rol muy importante los directores de Colcultura Isadora de Norden y Juan Luis Mejía Arango. El presidente Samper se empeñó denodadamente en la aprobación de la Ley General de Cultura; sin el compromiso de él y de su esposa Jacquin Strouss,  hubiera sido imposible este paso trascendental que ha cambiado la institucionalidad cultural del país.

MINISTERIO DE CULTURA

En 1997, cuando se aprueba la Ley General de Cultura de Colombia en el Congreso Nacional, llamo al presidente Samper para felicitarlo. Me invita a hacerle una visita en el Palacio de Nariño, me lleva al salón del Consejo de Ministros, y cuenta, según el orden de precedencia hasta llegar al lugar que le correspondería al nuevo ministro y me dice: “Ese es tu lugar”.

Imagínese la emoción que me produjo después de haber luchado tanto por la creación del Ministerio, ser nombrado el primer Ministro de Cultura de Colombia, cargo que ejerzo en los años 97 – 98.   El hacer efectivos los derechos del desarrollo y cumplimiento de los programas que presentamos, la transformación institucional y la apuesta política y presupuestal del gobierno del presidente Samper en materia cultural, son un hito en la historia de Colombia.  

BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO

Al terminar esa responsabilidad me voy un año a París a trabajar en el Banco Interamericano de Desarrollo presidido por Enrique Iglesias para diseñar y llevar a cabo una serie de seminarios que desarrollaron el tema de la Asamblea de Gobernadores del BID de 1999: economía y cultura.  

TEATRO NACIONAL

Al regresar a Colombia ese año me reencuentro con Fanny Mickey y dirigimos juntos tanto el Teatro Nacional como la versión del Festival Iberoamericano de Teatro del año 2000.  

ASESOR DEL PRESIDENTE VICENTE FOX – MÉXICO

Ese año el presidente Vicente Fox gana las elecciones en México y Sari Bermúdez, coordinadora de los temas de cultura en la campaña quién después sería presidenta de Conaculta, me invita a ser parte del grupo de asesores en materia cultural con el propósito de contribuir a la elaboración de una Ley General de Cultura.

Decidí volver a México a principios de 2001. Recuerdo que era la primera semana de enero. Al acudir a una cita con la Presidenta de Conaculta para definir como sería la oficina de asesores para el Proyecto de Ley, me encontré con la sorpresa de que estaban con ella Juan Carlos Romero Hicks, gobernador del Estado de Guanajuato, el alcalde de la ciudad, el rector de la Universidad de la cual soy egresado y el director del Instituto de Cultura del Estado, quienes habían ido a pedirle a la señora Bermúdez que yo fuera el director del Festival Internacional Cervantino, uno de los más importantes del mundo.

DIRECTOR DEL FESTIVAL INTERNACIONAL CERVANTINO

Hacía veinte años que yo había salido de Guanajuato. Con el GobernadorRomero Hicks habíamos estudiado en la Universidad en la misma época en diferentes carreras. Cuando toma posesión pide a la Universidad, a la Cámara de Comercio y a las distintas instancias de la sociedad, hacer un sondeo de quién debería ser el Director General del Festival y salgo de primero en todas las listas. Por eso piden a la Presidenta que me nombren. Cuando el gobernador de Guanajuato me presentó a la prensa y al público, decía que yo reunía cinco condiciones muy difíciles de encontrar en un dirigente cultural: “La formación artística y académica, la experiencia ejecutiva y gerencial, la trayectoria política, la diplomacia y el liderazgo”.  

Además de la importancia de la programación: ópera, danza, música sinfónica, de cámara, tradicional, contemporánea, popular; teatro, artes visuales, ciclos de conferencias, el Festival significa, en términos económicos, tres meses de la economía de la ciudad.  

GUANAJUATENSE HONORARIO

Soy director General del Festival Cervantino de 2001 a 2006 durante el sexenio del presidente Vicente Fox. Fueron cinco años con resultados maravillosos en lo institucional y personal. Para darte sólo un ejemplo, el último sábado del Festival de 2005, el Cabildo de Guanajuato en pleno con representantes de cuatro partidos políticos, me nombran por unanimidad Guanajuatense Honorario.  

FESTIVAL SEVILLA ENTRE CULTURAS

En 2005 y 2006, además de las responsabilidades que tenía, dirijo el Festival “Sevilla entre Culturas” en España, una apuesta artística apasionante basada en diálogos entre los artistas iberoamericanos y con la presencia de grandes creadores como Claudio Abbado, Lorin Maazel, Gustavo Dudamel entre otros.  

DIRECTOR DE CULTURA DE LA SECRETARÍA GENERAL IBEROAMERICANA

En 2005, Enrique Iglesias fue nombrado secretario General Iberoamericano en la Cumbre Iberoamericana de Salamanca y me invita a ser el director de Cultura de la Secretaría General Iberomericana (SEGIB) por lo que me voy a Madrid a dirigir el Área de Cultura entre 2006 y 2009. Esos tres años representaron una experiencia formidable.

Construir desde la cultura el más sólido vínculo entre los veintidós países iberoamericanos. Además de fortalecer los programas iberoamericanos existentes, impulsé la creación de: Iberescena, Ibermuseos e Iberorquestas juveniles. 

ARTERIA MULTI ESPACIOS – SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES DE ESPAÑA

En 2009 me invitan a ser el director General del Proyecto Arteria Multi espacios de la Sociedad General de Autores de España, un maravilloso proyecto que implicaba doce recintos tanto en América como en la Península Ibérica para la promoción de la obra de más de noventa mil socios que tenía esa sociedad en esa fecha. Fue una experiencia compleja, pero como en todos los casos, me fortaleció y amplió mis conocimientos.

TEATRO MAYOR JULIO MARIO SANTO DOMINGO

A finales de 2009, tanto la Alcaldía Mayor de Bogotá como la familia Santo Domingo, me invitan a dirigir el complejo Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. El próximo 26 de mayo celebraremos el sexto aniversario del Teatro.

Hemos logrado crear un modelo de gestión público – privado, puesto que el Teatro pertenece a la ciudad, a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Un modelo sostenible, en el que en el marco de la corresponsabilidad tenemos aportes de la Alcaldía Mayor, la Familia Santo Domingo, los ciudadanos a través de la compra de entradas y de nuestros principales aliados privados: BancolombiaCaracol TelevisiónSura y el Grupo Energía de Bogotá, así como los apoyos de el Ministerio de Cultura y las donaciones de las Fundaciones Ramirez Moreno.

En estos casi seis años, por la excelencia de la programación artística, por nuestro compromiso denodado con los artistas colombianos, por la transparencia y eficacia de los procesos administrativos y gerenciales, nos hemos consolidado como uno de los principales teatros de América Latina y hemos enriquecido de manera notable, la oferta cultural de Bogotá.

A final de ese año, el doctor Jorge Carpizo McGregor fue elegido rector de la UNAM y a Fernando lo nombraron coordinador General de Extensión Universitaria. Cuando llamé a felicitarlo me dijo: “¿Recuerdas lo que me dijiste en el bar del Palacio de Bellas Artes sobre los cambios que creías que había que implementar?”, pues te voy a nombrar Director de Teatro y Danza para que los lleves a cabo. Te cuento esta anécdota porque mi vida ha sido así. Tomo una frase de Segismundo que dice: “Obrar bien que Dios es Dios”. Creo en ello de manera absoluta.

En 2009 siendo director General de Arteria Multiespacios en España, promuevo un proyecto para construir en Colombia un gran recinto cultural (auditorio para diez mil personas, salón de ensayos para una orquesta sinfónica, restaurantes, bares, comercios, etc.). Busco inversionistas colombianos para ese proyecto: la familia Santo Domingo, la familia Ardila, la Gobernación de Cundinamarca, etc. Después de un arduo trabajo, el proyecto no fructificó. 

Cuando fui a agradecer el interés y apoyo de Carlos Arturo Londoño, presidente de Valorem, me mostró en un power – point, el proyecto en construcción del Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo y quedé muy impactado. Cuando salí de la reunión llamé a mi amiga Catalina Ramirez, secretaria de Cultura de Bogotá, y le comenté de lo que había visto. Recuerdo que era un viernes y yo regresaba a Madrid el sábado en la tarde. Catalina me invitó a visitar la construcción en la calle 170. Fue para mí una gran sorpresa encontrar un proyecto con calidades arquitectónicas y con un equipo de asesores en isóptica, acústica y equipamiento técnico, de primer nivel mundial. En ese momento, yo había cerrado el capítulo Colombia.

REFLEXIONES

Lo que descubrí cuando actué en el Teatro Colón a mis ocho años, es que el momento del encuentro entre el artista y su público es un acto que transforma la vida, que combate el pesimismo y la mediocridad de la vida diaria. Por esa convicción me he dedicado toda la vida, en todas las responsabilidades que he tenido como artista, maestro, gestor cultural, dirigente de instituciones públicas y privadas, a hacer posible ese momento. Siempre trato de imbuir en mis equipos de trabajo que todo vale la pena si logramos ese acontecimiento. Para mí los artistas y el público son sagrados. 

Desde 1990 hasta hoy, he dirigido casi cuarenta producciones teatrales de autores clásicos y contemporáneos en Colombia, México y Centroamérica. Si hay algo que me hace falta desde hace quince años, es volver al trabajo con los actores.

La última obra que dirigí fue “El beso de la mujer araña” en el Teatro Nacional en el año 2000. La dirección requiere de mucha atención y tiempo. Además, he tenido responsabilidades que implican distribuir recursos, la mayor parte de las veces públicos, y tengo la certeza de que aunque otros lo hagan, es indebido que uno se pague sus propias producciones.

Cuando tenga oportunidad, me encantaría dirigir “Ifigenia en Áulide” de Eurípides, uno de los grandes dramaturgos de la Grecia antigua y que además me parece una obra escrita para Colombia. Es la historia del gran general Agamenón que sacrifica a su hija para que los vientos permitan a los aqueos llegar a Troya y tomarla. Es esa metáfora de cómo la guerra puede llevar a que la gente cometa barbaridades, deteriora la moral desde todos los ángulos. La haré cuando tenga tiempo y pueda dedicarme a fondo al montaje. El año pasado me invitó Ricardo Camacho a dirigirla en el Teatro Libre, pero le pedí que aplazáramos el proyecto para más adelante.

A tu pregunta de cuál es la característica personal que me ha permitido tener esta trayectoria, es que hice el camino del teatro desde los oficios más humildes hasta llegar a dirigir grandes complejos teatrales. Como estudiante pagaba por mis clases pero nos tocaba limpiar el teatro, era un semestre de barrer, trapear, teníamos que lavar, planchar el vestuario, hacer taquilla, absolutamente todo. Así fui forjando carácter, aprendiendo a apreciar, valorar y respetar el trabajo de todos por humilde que fuese.

Cada vez que tengo una responsabilidad pública lucho porque el trabajo de los artistas se respete, se reconozca, y no tengan que pasar por todas las urgencias que pasamos los de nuestra generación.

Nunca acepto nada que sé que no pueda cumplir. En algún momento me ofrecieron ser ministro de Educación y dije que me sentía muy honrado por el solo hecho de que hubieran pensado que podía serlo. Siempre una responsabilidad me ha llevado a otra.

Desde que en 1975 fui a ver al Maestro Víctor Sandoval a su casa en Aguascalientes y me invitó a fundar la Casa de la Cultura en León Guanajuato, no recuerdo haber buscado trabajo ni pasar una hoja de vida. Te cuento para comprender mejor esto, dos anécdotas:

En 1983 era el coordinador de la Muestra Nacional de Teatro, un día me cita el director General del Instituto Nacional de Bellas Artes Javier Barros Valero, y me ofrece ser Jefe de Prensa. Mi única experiencia en ese campo era el trato muy cercano con los periodistas de la fuente cultural que cubrían la Muestra Nacional de Teatro y los artículos que publicaba en el diario “Uno más uno“, sobre temas escénicos. Le expresé que no era un área en la que yo fuera un experto y él me pidió hacer la prueba por un año. Esa experiencia duró un año y medio y fue para mí fundamental; aprendí a escribir boletines, a coordinar un equipo de periodistas, a tener el sentido de la noticia, a diseñar y mantener vivas las campañas de comunicación.

Recuerdo que en esa responsabilidad me tocó organizar la parte correspondiente a los medios de comunicación en el 50 aniversario del Palacio de Bellas Artes en 1984, un evento de la mayor importancia que contó con la presencia del presidente de México. Por razones de seguridad, las puertas se cerraron a la hora en punto y me quedé esperando afuera a los periodistas que llegaban retrasados. Una de las personas que no alcanzaron a entrar fue Fernando Curiel, un destacado intelectual mexicano y buen amigo. A él y a su esposa les invité a una copa y hablamos sobre la situación del área de teatro de la UNAM.

Tenía la certeza de que terminaría mi vida laboral en España. En medio de la emoción le dije a Catalina: “Volvería a Colombia a dirigir este proyecto”. Ella me preguntó si realmente era cierto lo que yo le decía y le confirmé mi deseo. A partir de ese momento, el alcalde Mayor de la Ciudad y la Familia Santo Domingo me invitaron a varias reuniones para profundizar cómo sería mi vinculación. Ahora que cumpliremos seis años de inaugurado el Centro Cultural el próximo 26 de mayo, me doy cuenta que era el trabajo más maravilloso que hubiera podido encontrar y para el que se requiere todas las experiencias que he ido acumulando a lo largo de la vida.

Esta responsabilidad es creativa, retadora, y requiere mucho tiempo. Además de las horas de oficina, están las funciones. Siempre estoy en el Teatro porque considero que la casa tiene un rostro, y un director está para recibir a los artistas y a su público. Hemos logrado consolidar en casi seis años un proyecto cultural de gran envergadura.

Poder desde el teatro ayudar a que la vida de los Bogotanos sea más hermosa, es algo que me satisface plenamente. Qué mayor privilegio se puede tener, que servir a su país y a su ciudad. Eso es lo que tengo.

Me considero un demócrata, nunca he militado en otro partido que no sea el de la cultura. Nunca he recibido ni hubiera aceptado un cargo por razones políticas. Lo que he logrado, ha sido gracias a mis convicciones, a mi experiencia y a mi compromiso apasionado por la creación artística y por el desarrollo del sector cultural.

FAMILIA

Estoy en una etapa muy feliz de mi vida, de mucha plenitud en todo. Fui padre muy temprano, mi hija Amaranta tiene hoy treinta y siete años, está casada y soy abuelo de un niño de cuatro años: Kaï Aurèlien. Amaranta es actriz, dramaturga y gestora cultural. Vive en París. Mi hijo Ramiro Enrique es diez años menor, vive en México, terminó su carrera de Comunicación Digital y se dedica a la creación de videos y otros materiales audiovisuales.

Estoy muy feliz de verlos salir adelante como personas dignas, creativas, que luchan todos los días por lograr sus objetivos. Son esencialmente decentes. Estuve veintiséis años casado con la mamá de mis hijos y fue una etapa muy importante.

Vivo una maravillosa relación amorosa con mi esposa, la pianista española Maria José de Bustos.

Cuando hago una valoración de todo lo que me ha sucedido en estos cuarenta y cuatro años de trayectoria profesional, tengo la certeza de que me han permitido el privilegio de soñar, para hacer que los demás sueñen.