Pablo Velásquez

PABLO VELÁSQUEZ – PERFIL TIC

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo

 

Perfil TIC es una plataforma tecnológica para conectar el talento de programadores de software con empresas.

Pablo Velásquez Mejía – socio.

Soy una persona apasionada por lo que hace, emprendedor desde pequeño, me gusta solucionar problemas, siempre doy lo mejor, me impongo retos. Soy papá de dos hijos, Emma de dos años y Martín de cuatro, son la mayor alegría de mi vida junto con mi esposa, Laura Lucía Giraldo.

Me gusta ayudar a otros, mis últimos proyectos tienen un contenido social importante, en lo que encuentro mucha satisfacción al ver cómo mejora la calidad de vida de las personas.

Nací en Armenia, tengo 34 años, crecí en un chalet en el campo hasta cuando tuve dieciséis. Mi papá, Jaime Velásquez, y mi mamá, Luz Elena Mejía, construyeron una familia de tres hijos, Claudia es mayor a mí seis años, Jaime Eduardo cinco, luego nací yo. Mis hermanos manejan los negocios familiares que están dedicados a la importación y distribución de productos industriales.

Desde pequeño vi el carácter emprendedor de la familia. Poleas y Mangueras, que tiene cerca de cuarenta años, y Villegas y Velásquez, ferretería que supera los sesenta años y que era de mi abuelo, Bernardo Velásquez, quien falleció hace poco. Siempre he dicho que mi emprendimiento viene de los genes heredados.

Estudié en un colegio también campestre, entonces crecí en un ambiente rural y tranquilo. Desde ahí di mis primeras muestras del emprendedor que hay en mí, pues vendí grosellas estando en primaria, también hice tablas de química que vendí a quinientos pesos.

A mis quince años nos fuimos a vivir una temporada a los Estados Unidos, luego mi familia regresó, pero yo me quedé a terminar mi colegio en Miami. Recién llegado me encontré con que en mi colegio había mucho vago y, como mi situación económica no llegó a ser tan cómoda como lo había sido en Colombia porque obviamente los gastos eran mayores, y como tuve un presupuesto limitado, empecé a hacerle los proyectos y ensayos a mis compañeros. Con eso me llegué a ganar treinta y hasta más dólares por tarea.

En el colegio vendían chocolatinas para ayudar a obras comunitarias, entonces me uní por labor social, pero también para generar ingresos para mis gastos de adolescente, después seguí haciéndolo por mi cuenta. Recuerdo que las llevaba en mi maletín, fiaba, y pasaba dando la vuelta por todos los asientos del salón.

Así fue como logré comprar un computador en el que aprendí temas de programación. Tomé electivas que me permitieron entrar en este mundo tecnológico. Una vez me gradué, trabajé seis meses como valet parking, ahorré algo de plata para poder sostenerme un poco y pagar la mensualidad de Internet de banda ancha, lo que logré en el 2003.

Ya con este servicio empecé a vender cosas, por Internet, en eBay, Linux, revendí productos de páginas que encontré, modelos muy buenos de tablas de snowboarding, por ejemplo, hasta que se agotaban. Me iba para la Universidad con el maletín lleno de CD´s para el post office, hasta que me cerraron el negocio porque para eBay era ilegal vender algo de código abierto, aunque yo hacía el trabajo de quemarlo.

Luego empecé a vender páginas hechas que vendieran productos en modalidad de dropshipping. Esto me llevó a hacer páginas a la medida, mientras seguía estudiando.

Hice los últimos dos años en la Universidad transferido a Jacksonville – UNF (University of North Florida) en computer information science, lo que técnicamente me hace científico de la computación. Hasta ese momento viví con mi hermano que se devolvió a Colombia, era el año 2005 cuando empecé a compartir con roomates, en un ambiente más de universidad.

Ahí fundé, por primera vez y con un amigo cubano a quien conocía desde el colegio, AtlanticSoft. En ese momento no sabíamos manejar temas contables, entonces se cerró, pero seguí manejándola por Internet y haciendo uso del nombre. Fui freelancer, logré ser un usuario con buena reputación, lo que me permitió conseguir muchos trabajos. Durante todo el día atendía los proyectos de la Universidad y, en las noches, los de mi negocio.

En la Universidad siempre me fue muy bien en la parte práctica, pero los exámenes eran fatales, pasar las materias con un examen no es la forma de educación que concibo, pero logré acabar en tres años y medio una carrera que toma cuatro, pues adelanté materias durante los veranos.

Mi papá me pagó la carrera, la que tiene un costo muy alto para un estudiante internacional, pero yo me ayudé mucho con mi trabajo, así pude sostenerme, también salir y divertirme.

Logré tener dos trabajos dentro de la Universidad. Uno de ellos en acreditación académica y en los graduados, alumni. En este la jefe era una asiática con quien tuve muchos problemas, inclusive no viajé una vez al país por estar allí y terminé renunciando al mes, quizás antes, cuando ella tumbó la página, yo la recuperé de forma milagrosa, pero ella me responsabilizó. Las disculpas no sirvieron, entonces me fui.

Luego mi amigo me cedió su puesto como webmaster del departamento que hacía toda la homologación de los currículos. Aquí me encontré con uno de los mejores jefes que he tenido en mi vida. Ahí trabajé hasta que me gradué, y luego me devolví a Miami.

Una vez en la Florida trabajé dos años en un canal de televisión, y volví a registrar AtlanticSoft, pero mi dedicación fue al canal.

Estando ahí, en Américateve, interactué con gente muy diferente y conocí la cultura cubana. Recuerdo que el canal tenía una línea muy conservadora, de contenido republicano. Hice proyectos interesantes, un software que todavía debe estar en funcionamiento y que reemplazó el de noticias, y también otro de elecciones presidenciales.

Uno de mis proyectos, el que me genera el mayor orgullo, está en que, para las elecciones de Barack Obama en el 2008 (antes de que Caracol tuviera el programa que muestra el mapa con los resultados), tuve que estar en vivo en el set, con ocho estudiantes de derecho, alimentando el programa para que el periodista lo mostrara en vivo mientras yo sufría porque temía que se trabara, pues el programa en ocasiones fallaba. Pero me gané unas felicitaciones muy buenas al salir tan bien. Lo curioso es que copiábamos información de CNN y la mostrábamos al aire más rápido que ellos.

En diciembre del 2009 estábamos en plena crisis económica mundial, entonces prescindieron de la mitad del personal del canal, además, mis planes no eran seguir siendo desarrollador web, sino hacer más software para televisión, y, en esas vacaciones en que vine a Colombia, me reencontré con mi novia, hoy mi esposa, razones todas que motivaron mi deseo de regresar al país.

Dejé de lado una posible residencia que me había ofrecido el canal, aún con pocos empleados, pero es que también me había pagado la visa de trabajo. Esta es una de esas decisiones drásticas que he tomado buscando empezar de nuevo, renuncié a ese futuro, pero convertí al canal en cliente de AtlanticSoft, lo que les convino a ellos porque bajaron los costos.

Una vez llegué a Armenia me ubiqué en una oficina de ParqueSoft. Para empezar, contraté a una persona que se dedicara al canal y, poco a poco, hicimos proyectos en Internet. En ese momento estaba viviendo en la casa de mis papás, lo que me brindó la oportunidad de emprender sin costos.

Recuerdo que salía de mi casa a las seis de la mañana, jugaba tenis a las siete (deporte que viene de infancia), a las ocho me iba a trabajar, para regresar a mi casa a las once de la noche.

AtlanticSoft empezó a crecer, nos formalizamos, contratamos a la gente laboralmente bien y, en el transcurso, hicimos otros emprendimientos y sociedades, unas que funcionaron, otras que no.

Con otro socio monté una empresa que se llamó YourCmsExperts especializada en cms como wordress, entre otros, luego cerró, pero los socios quedamos en buenos términos, somos amigos.

Ese hecho me llevó a una época muy complicada, a tener que responderle a mucha gente, entonces generé otra empresa con otro socio, Igniweb, cuando mi esposa, en ese momento mi novia, estudiaba comunicación social en Bogotá, lo que me permitió concentrarme por entero a la empresa. Cuando en el 2012 regresó a Armenia, nos fuimos a vivir juntos y nos casamos un año después.

Ya casados nos fuimos a vivir tres meses a Boston, alquilamos un apartamento amoblado a las afueras, en Woburn, y yo me iba a trabajar. Allí vivimos los atentados de abril del 2013, que se presentaron a una cuadra de la escuela donde mi esposa estudiaba inglés. Recuerdo que ella me había dicho que fuéramos a ver la maratón, pero yo no quise ver gente correr, sabía lo que era estar en eso, porque es como en las carreras de carros, que sólo son buenas por televisión, porque cuando pasan por el frente de uno no tienen ningún atractivo, así que decidí que mejor me quedaba a trabajar. Y tuvimos que pasar dos días encerrados en la casa mientras buscaban al responsable.

Aprovechamos también para hacer turismo, fuimos a las cataratas del Niágara, manejamos desde Boston, pasamos por Nueva York y Washington y demás poblaciones, luego fuimos hasta Orlando para después devolvernos.

Un año más tarde me retiré de Igniweb, y regresé a AtlanticSoft, la registré como SAS y desde ese momento me dedico a ella, y a mi familia, por supuesto.

En el 2016 nació Martín, y con él nos estrenamos como papás. Nos cambiamos del apartamento que ya nos quedaba pequeño, además, teníamos planes de que la familia siguiera creciendo. Así comenzamos a construir nuestra casa, la que me volvió “ingeniero civil”, y me dejó muchos aprendizajes.

También nos inventamos un ecosistema, Atlantic Reef, que está inspirado en un arrecife, en el que conviven especies de manera armónica y sirve de barrera protectora contra huracanes, igualmente queremos que diferentes empresas también lo logren, protegiendo el empleo local, para que la mano de obra no se vaya de la ciudad. Ya son cuatro las empresas que están con nosotros, entonces, capacitamos a la gente y la ubicamos en esas empresas.

Damos clases de inglés, de programación, atendemos con salud ocupacional y creamos equipos satélites. Hemos atraído sueldos hasta de nueve millones de pesos, que para Armenia son muy buenos.

En cuanto a Perfiltic empresa por la que estamos nominados me conectaron con Diana Moya cuando ella tenía Empleaap y buscaba gente que se quisiera volver a conectar con la región, lo que sumaba a mi objetivo de construir alianzas. Yo entré con la parte técnica y ella en la comercial. Nos conocimos y a la semana siguiente ya nos habíamos asociado.

Estamos sacando un emprendimiento nuevo, lo llamamos Compra 1,2,3, en el que queremos conectar los negocios con WhatsApp, irá gratis hasta junio. Ahora tenemos cerca de quinientas empresas inscritas en Armenia, queremos hacerlo a nivel nacional, y para eso estamos automatizando.

  • ¿Quiénes han sido tus mayores referentes?

Mi mayor referente ha sido mi papá. No tengo ninguno de la industria pero leo sobre diferentes referentes y aprendo algo de todos.

  • ¿Cuáles han sido tus mayores retos?

Cuando uno de los negocios de la familia, Proindustar, que tenía con mis hermanos como socios hasta el año pasado cuando decidí prescindir de la sociedad, se incendió. Fue así como en plena construcción de la casa y esperando bebé, ardió en llamas la bodega, lo que duró casi diez días porque los productos de caucho se comportan de manera intermitente, se encienden una y otra y otra vez. Tuvimos que resolver y hacerlo muy rápido, decidir cómo íbamos a seguir actuando, y en equipo colaborarnos para sacar las cosas adelante.

Otro reto lo vivimos cuando a varios de nuestros clientes de Atlanticsoft les empezó a ir mal, a uno de ellos, muy importante y con el que habíamos logrado un record en ventas, le clausuraron las cuentas por una serie de problemas que afrontó, nos obligó a pensar en cómo solucionarlo.

Quisimos ayudar a otras empresas a encontrar talento en ciudades intermedias y que los programadores se quedaran en la ciudad, fue ahí cuando nació Atlantic Reef. Ya llevábamos dos años enseñando programación a jóvenes de barrios vulnerables, actividad que formalizamos en la Fundación Cognitus. Nos acercamos a otra fundación dedicada a lo mismo y ubicada en México, con quien hemos logrado sinergias muy importantes que han permitido el intercambio con ingenieros. Pero todo se vio frenado por la emergencia del Covid-19 que, incluso, obligó a que el último grupo que nos visitó regresara a su país en un vuelo humanitario.

  • Basado en tu temprana experiencia, ¿qué recomendación le harías a quien quiera iniciar su camino hacia el emprendimiento?

Que tome el riesgo y que lo haga en el momento en que no tenga personas a cargo, ni compromisos económicos grandes y cuando disponga de tiempo. Siempre he pensado que los dos mejores momentos para emprender son, antes de casarse y de tener hijos, según mi experiencia personal, o esperar a que ya estén grandes, pues un emprendimiento requiere de mucho tiempo.

Pero antes, que adquiera experiencia laboral, que no salte de la universidad a emprender, aunque haya casos que han funcionado muy bien.

Que implemente su emprendimiento de manera informada, sin invertir mucho, que se apoye en las herramientas que ya están hechas y que son de libre acceso. Que no invierta en tecnología hasta que no sea necesario. Este es un consejo que un desarrollador de software normalmente no da, pero si ya existe una plataforma que pueda alquilar, que lo haga, porque le permite comenzar a operar de inmediato.

Que no haga su estrategia para salir a venderla, sino que la cree a la necesidad de lo que le estén pidiendo, y que valide esa necesidad.

También recomiendo hacer alianzas efectivas con personas o empresas que le aporten conexiones y conocimiento.

  • ¿Cómo quieres impactar al mundo?

Dándole oportunidad de desarrollo a la gente, desde la educación y desde lo laboral. Me propongo a quitar los obstáculos con los que tantos jóvenes se encuentran, los que no les permite avanzar.

En este momento contamos con más de veintidós jóvenes  realizando un técnico plus con el sena y con cognitus, que ahora están estudiando desde sus casas, y tenemos una mezcla de perfiles bien interesantes. Uno de ellos se ubicaba en la calle como estatua humana, por supervivencia, pero ahora está estudiando, va a hacer la práctica con nosotros, lo que le permitirá dejar ese trabajo.

Según la ONU, una familia que se gane mil dólares sale de la pobreza, entonces, nuestra apuesta es lograr que un programador se los gane después de un par de años de experiencia laboral

Tenemos historias de jóvenes que pasaron por nuestra fundación que ahora le están pagando la universidad a sus hermanos menores, es el ejemplo de alguien que ni siquiera iba a estudiar y que ahora está irrigando en su familia.

Queremos seguir con los semilleros de estudiantes de programación, impactar a más de doscientos jóvenes en un año, pero también adultos, que identifiquen aquí su mayor pasión y desarrollen sus destrezas, de esos doscientos, encontrar treinta que descubran que el desarrollo de software es lo de ellos y a los que no, el conocimiento les quedará sirviendo para lo que quieran hacer en la vida.

Ese es nuestro aporte, generar oportunidades de vida por medio del aprendizaje sobre cómo desarrollar software.

  • ¿Cuáles son tus mayores talentos?

La capacidad de iniciar proyectos, pero también la de saber cuándo detenerme. El ser consecuente con mis decisiones y no dejar las cosas empezadas, porque soy perseverante. Encuentro soluciones interesantes y diferentes, pues tengo la habilidad de salirme un poco de la pecera.

  • ¿Cuál es tu código de ética?

La honestidad y el coraje,  aceptar los errores y asumir sus consecuencias, así éstos no sean voluntarios. He logrado mantener relaciones de muchos años con clientes, siendo siempre transparente.

 

Isabel López Giraldo es responsable del contenido de este sitio web. Davivienda actúa como patrocinador de la sección “Jóvenes Talentos”

 

Memorias conversadas para Historias de vida por Isalopezgirlado