SANTIAGO SALAZAR
Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo
hackU, más que una empresa, es un vehículo para cumplir un propósito de vida. Fue pensada para reinventar el sistema de educación que, a través de recursos educativos abiertos, llega a la base de la pirámide de forma personalizada y a través de la plataforma de WhatsApp.
Santiago Salazar – cofundador.
Mi origen está Medellín, emprendo desde muy joven con productos artesanales y de alto sentido social, aunque, prefiero llamarlo ecosistema de premios, concursos que me llevaron a viajar por varios de los municipios de Antioquia para hablar de emprendimiento y liderazgo. En esta labor, que se hizo de la mano de la gobernación, impactamos alrededor de diez mil jóvenes.
Si bien llevo ocho años trabajando en el sector, mi historia muestra que estudié en cinco colegios, abandoné la universidad y me fui a vivir al Amazonas.
Afronté el reto de tener que salir adelante por mi cuenta. La primera empresa que monté, un poco más formal, me pagó la universidad. Estudié Administración de empresas en la Universidad de Medellín, gracias a una empresa de barquillos. Con los recursos que ganaba, también compré mi primera moto. Luego, con una segunda empresa, viajé al Amazonas.
En ese camino, decidí trazarme el propósito de vida de aportar a reinventar el sistema, pues me fue evidente que necesitaba mucha más atención, que lo que se hacía no era suficiente y se podía mejorar, entonces comenzó el camino que me ha permitido llegar donde estoy ahora.
Inicialmente trabajé con estudiantes, docentes, y rectores de colegios y universidades, por supuesto, también con alcaldes y representantes a la cámara, en general, con todos los actores involucrados en el tema. Después de mucho tiempo me conecté con mi primo, Juan Simón Salazar, para comenzar un Startup que pudiera impactar con un cambio que fuera sostenible y escalable.
Cuando comencé a emprender, entré al mundo del liderazgo y del coaching, en busca de mi crecimiento personal. Hice una inmersión profunda, revisé las conductas que no estaban bien en mí, analicé mi inteligencia emocional, busqué desarrollar mi capacidad de negociación. Pude ampliar mi conciencia, vi mis carencias y me llené de herramientas.
En una segunda etapa, de más madurez, me introduje en el mundo de la espiritualidad que está por encima de cualquier otro.
- ¿Quiénes han sido tus referentes?
La persona que despertó en mí la sed de emprender, cuando tenía catorce años, fue un autor norteamericano de ascendencia japonesa, Robert Toru Kiyosaki, pues es, además, empresario, inversor y conferencista motivacional, con su libro Padre Rico Padre Pobre, luego otros referentes como Ken Robinson, escritor, educador y conferencista británico.
Estando en Amazonas supe de Dios, y Jesús se volvió para mí el mayor de los referentes, más allá de cualquier religión, y fue quien determinó mi identidad y personalidad.
Mis padres permearon mi carácter, sin duda y de muchas formas distintas. Mi padre, Rubén Darío Salazar, es un hombre muy trabajador y, mi mamá, Consuelo Monsalve, tiene la capacidad de resolver los más grandes problemas.
- ¿Qué dificultades has encontrado en tu camino?
En algún momento de mi vida participé de la actividad política, me quisieron nombrar secretario de educación, pero sin el título universitario no fue posible. Me sirvió para darme cuenta de que cambiar el sistema desde adentro resulta mucho más difícil por la participación de tantos actores y, al final, se debe orquestar incluso a la Presidencia de la República, lo que requiere un nivel de influencia muy grande. Decidí entonces aportar desde afuera.
El camino del emprendedor es de dificultades. La primera es que yo no me identifiqué con el ecosistema, nunca fui un estudiante prodigio, tampoco conté con los recursos para estudiar en una universidad prestigiosa.
En la actualidad, tampoco me identifico con el estereotipo de un CEO, que es muy racional, muy mente fría, que toma las decisiones basadas en datos. Soy una persona un poco más emocional, vivo más en el futuro que en el presente, lo que compensa mi primo, que es muy aterrizado, un controlador de datos, el que se apoya en argumentos específicos.
- Basado en tu temprana experiencia, ¿qué recomendación le harías a quien quiera iniciar su camino hacia el emprendimiento?
Considero que en una primera etapa es vital ser terco. Le diría que crea en lo que quiere hacer, aunque no parezca muy probable. En un segundo momento deberá rodearse de las personas correctas, lo que significa construir un equipo con gente con la que podrá tener diferencias.
Esto ocurre en hackU, todos somos muy diferentes, pero aquí está nuestro éxito, porque nos complementamos, y la madurez nos permite seguir avanzando, también con nuestros proyectos.
- ¿Cómo quieres impactar al mundo?
Para mí lo más importante es que la educación tenga un cambio significativo y, bien sea que lo logre o que sean las nuevas generaciones las que cumplan esa meta, será ese el legado que yo quiero dejar.
Mi propósito no tiene un fin, es un camino. Pero, si me lo planteas como una meta, quiero trabajar con la UNESCO, para poder permear de forma masiva a los gobiernos del mundo con el sector educativo.
Por encima de esto está hackU, donde la intención es la de poder ser ese life long learner partner, un socio de aprendizaje para toda la vida.
- ¿Cuáles son tus mayores talentos?
La capacidad de imaginarme un mundo que no necesariamente existe y luchar por crearlo.
- ¿Cuál es tu código de ética?
La honestidad y la legalidad se han vuelto mantras en mi vida y hago todo por nunca traicionarlo.
Isabel López Giraldo es responsable del contenido de este sitio web. Davivienda actúa como patrocinador de la sección “Jóvenes Talentos”