EL PEOR AÑO
LUIS EDUARDO HOYOS
FRAGMENTOS
Si se confirma es porque no se descarta y si se descarta es porque no se confirma, o porque se confirma que no.
La vida es dolor. Y eso también es verdad, aunque no sea la única verdad sobre la vida.
Nadie tiene nada que decir sobre su propia muerte cuando se está muriendo.
El amor no es el mayor de los bienes, así como la muerte tampoco es el peor de los males.
En eso consiste la fe: en ser medio énfasis. O fuerza, si se quiere, aunque sea una fuerza subjetiva y solitaria.
La melodía de mi vida era más bien melancólica, el aburrimiento su bajo continuo.
A diferencia del reflejo de la felicidad que nos producen los hijos, el sufrimiento que causa su sufrimiento es directo.
Hace muchos años que no me hace falta la amistad. O si me hace falta no lo noto.
El único conocimiento, en estricto sentido, es el que se vive o se adquiere por haber vivido.
El sentido de la vida no es más que la conciencia del sinsentido de la vida.
En eso consiste la alegría, en anular el paso del tiempo.
Las únicas preocupaciones son las que uno lleva en el alma.
Creemos que olvidar un problema es lo mismo que solucionarlo o que dejar atrás un malestar es lo mismo que conjurarlo.
Era una obligación que él mismo se imponía como se impone algo desde lo más natural: el deseo de vivir.
Mi tristeza era eufórica.
No es la necesidad la que nos esclaviza, sino nuestra lucha contra ella.
La irreflexión y el presente son lo mismo. Ser reflexivo significa tener la mente o bien en el pasado, o bien en el futuro.
Querer o no querer es el punto final de toda justificación de nuestras acciones. El problema está para los que no saben lo que quieren.
La inconsciencia y la irracionalidad se me hacían idéntidas a la falta de libertad.
La esperanza también esclaviza.
Es más fuerte nuestra necesidad de entender que nuestro entendimiento efectivo.
Hay cosas que no se pueden cambiar, pero sí ennoblecer.
No hay alternativa a la muerte.
Algo externo a mí desataba el nudo que yo no era capaz de deshacer ni cortar.
Nadie puede ostentar con orgullo genuino la falta de libertad.
Siempre es difícil separarse de un hijo.
Decirse al final de la vida: <todo ha debido ser distinto, no he vivido como debía> es la mayor desdicha imaginable.
Su éxito era tan relativo e insignificante como incomprensible su idiota vanidad.
La culpa y la soberbia son los peores inventos de la imaginación.
La dicha que me produjo su voz no se pudo compensar con la tristeza de su ausencia.
Saber lo que pasa no sirve para serenarte si lo que pasa es que vives en el mundo absurdo y descoordinado que crean los seres humanos.
Lloré de alegría en medio de una vida que era una desgracia.
Nunca en mi vida había experimentado una seriedad tan sólida en mi ánimo.
La reacción más adecuada al carácter excepcional e improbable de la vida consciente es el agradecimiento.
Su corta vida tuvo más sentido que muchas otras vidas largas, repetidas, nubladas y fatigadas.
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