MAURICIO VEGA
Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo
– ¿Quién es Mauricio Vega Lemus más allá de lo que hace?
Familiar, leal, buen amigo y enamorado de la familia, de mi esposa Maria Paulina, de mi hija Helena y de mi ciudad.
– ¿Cómo está conformada la familia desde la casa materna?
Nací en un matrimonio muy lindo; mi papá siempre se comportó como un novio con mi mamá, tuvieron una relación muy linda, en una familia muy unida. Los primos vivimos en la misma cuadra, en el mismo condominio, con mis abuelos y con todos mis tíos. Sólo tengo una hermana y además me crié con quince primos.
El concepto de familia está muy arraigado lo que hace que en la actualidad yo no encuentre un mejor plan que quedarme en el condominio un fin de semana. Mi hija Elena es la reina de todos en medio de la familia y ahora esperando la llegada de su primo que está por nacer.
– ¿Cuáles son esos más caros recuerdos de infancia ?
Mis recuerdos están muy ligados con la música. Mi papá cantaba y tocaba guitarra igual que mis tíos y todas las fiestas familiares se amenizaban con su música. Son momentos inolvidables que extraño mucho. Recuerdo una canción, que fue de las primeras que me llegó, entendiendo que mi papá y mis tíos tocaban bambucos, tangos, rancheras, que no contienen letras propias para un niño, pero “El Arriero va” es una canción sureña que menciona en alguna parte: …”las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas…” Lo de las vaquitas me sonaba familiar, infantil, muy de mi lenguaje y siempre pedía que me la cantaran.
La buena mesa también nos reunía. Mi mamá es una gran cocinera como lo fue mi papá. Todos los domingos almorzamos con ella, es toda una tradición aunque recién casados mi esposa me pedía que saliéramos, que visitáramos Salento y otros sitios, hasta que se acostumbró a que ese día está destinado a la reunión del almuerzo donde su suegra. Hoy en día lo disfruta más que nadie.
Cuando estudié en Inglaterra tuve una novia italiana quien me enseñó a preparar risoto y pasta pero también preparo platos tradicionales y caseros. El desayuno los domingos en mi casa es mi responsabilidad.
– ¿Cuáles son los amigos de siempre y para siempre?
En el colegio teníamos un grupo muy bonito de amigos, con muchos de ellos el vínculo se mantiene, algunos mucho más cercanos; algunos tomaron otros rumbos pero los siento muy amigos.
Podría mencionar a Constantino Vallejo, Ingeniero Agrónomo que vive en Pereira y por lo tanto lo veo con frecuencia. Andrés Álvarez que se volvió un genio, estudió economía en Los Andes, hizo un doctorado en la Sorbona y hoy es profesor de economía en su Universidad; él comparte conmigo el gusto por Adriana Varela, (cantante argentina de tango) entonces ahí tenemos ese punto de encuentro.
Mauricio Vega López, mi tocayo que trabaja conmigo, a quien veo todos los días. Salim Chujfi, que vive en Alemania, es Ingeniero, lo veo muy esporádicamente pero lo sigo queriendo mucho. Julián Buitrago, vive en Medellín por lo tanto no nos vemos tanto. Juan Diego Velásquez y muchos otros amigos del colegio que hasta hoy siguen siéndolo.
En la Universidad tuve tres grandes amigas mujeres, Alexandra Osorio, Mónica Monsalve y Gina Parody con quienes hablo mínimo cada dos días.
– ¿Qué es ser amigo?
La lealtad. La verdad no diferencio entre amigo y familia. El amigo de verdad es parte de mi familia y así lo considero. Con el paso de los años me siguen apareciendo amigos muy valiosos, por ejemplo, Lina Álvarez que ahora es gerente de la Andi en Pereira, Juan David Sánchez y su esposa Martha Alzate. Hace cinco años traje una niña de Uruguay a trabajar conmigo y es una de mis grandes amigas, María Caravia…la lista es larga.
– Egresado de un colegio formador de líderes el Calasanz.
Con mi promoción y unas cuantas más tristemente terminó una época dorada del colegio y maravilloso para los que tuvimos la oportunidad de pasar por él, bajo la batuta del Padre Fidel y si reviso los amigos de los que te hablé más mucha otra gente que pasó por el colegio, todas son personas muy importantes en su área, se destacan en lo que hacen. Ese factor común me lleva a pensar que en el colegio pasaba algo extraño en esos años gracias al Padre Fidel, pero después de eso no conozco el colegio y mal haría en juzgarlo.
Cuando estaba en cuarto bachillerato comencé a escribir columnas en los periódicos y creamos un grupo que se llamaba Futuros Dirigentes y nos pusimos en la tarea de sacar un suplemento de jóvenes en el Diario del Otún que se llamaba “Espacio Juvenil” empezó mensual luego semanal y me requería mucho tiempo.
Constantino me hacía recordar la manera tan frecuente en que yo salía del colegio pese a que esto no era algo permitido por la institución, pero el Padre me acolitaba para que yo pudiera hacer entrevistas y demás. Cuando estaba adolescente mi abuelo me regaló una moto y era en la que me movía por toda la ciudad, el Padre nunca me cuestionó, pues sabía que yo era inquieto y daba resultados académicos.
– Me llama la atención ese regalo y a esa edad…
Mi papá se puso furioso en su momento, pero hablando con ellos siendo ya adulto me decían que como yo era tan responsable y juicioso, ellos daban en la medida en que yo respondía; tuve mucha libertad en la adolescencia pero es porque me la ganaba.
– ¿Cómo entender que a los trece años se asumiera una responsabilidad como la que implica el escribir una columna semanal para un periódico?
No tengo ni idea porque mi papá fue un empresario, como mi abuelo y como mis tíos y mi mamá ama de casa, es decir, en mi familia no había nadie público ni tampoco un periodista. Al único que podría nombrar es a un hermano de mi papá, no de sangre sino de escogencia, Germán Castro Caicedo, a quien veía permanentemente en mi casa, es el más cercano que pudo influenciarme.
Alguna vez me pusieron la tarea de hacer un periódico para el Colegio, no impreso sino pegados en una hoja de papel periódico y a mí me tocó en la rifa el tema político, el mismo que desconocía, pero mi papá me sugirió escribir sobre las diferencias de los partidos Liberal y Conservador para lo que me llevó a los dos directorios por información. En el primero no me prestaron atención mientras que en el Conservador me recibieron muy bien, fui atendido por Emiliano Isaza Henao, hablamos por espacio de cuatro horas, por lo mismo al comienzo de mi vida fui conservador.
Fue la única época de mi vida que hice política activa, en Unificación Conservadora con Emiliano Isaza y con Jaime Escobar. Ahí me volví Alvarista, pienso que más que conservador fui Alvarista realmente, tuve oportunidad de conocerlo, de estar cerca de él; decir que fui su amigo es pretencioso pero si pude acompañarlo en muchos momentos y aprender mucho de él. La única biblioteca que guardo con celo en el cuarto de mi casa es la de los libros que me regaló Álvaro Gómez Hurtado.
Al faltar el líder se me acaba el gusto por la política. Él se lanzó a la presidencia en esa época por el Movimiento de Salvación Nacional, a mi me nombraron director del Movimiento en Pereira con quince años de edad, también en el Comité Central en Bogotá; asistía a reuniones cuando aún seguía en el colegio. Fue compañero de ese momento Germán Chica, una vez en la Plaza de Bolívar nos envolvimos en la Bandera de Colombia diciendo que votaran por Álvaro Gómez, no se si él lo recuerda.
La política es una pasión y recuerdo que la vivía pero con la muerte de Álvaro Gómez no la volví a sentir.
– ¿Será que no está muy lejos otra oportunidad para la política en la vida de Mauricio?
Lo veo difícil porque la familia, mi esposa, mi hija, hacen que las prioridades cambien. Hoy pienso en mi niña y el ejercicio de la política en alguien como yo sería muy peligroso porque soy una persona muy frentera; creo que lo público está para ponerlo al servicio de los demás y no para beneficiarse uno mismo ni para calmar un ego y si yo tuviera la oportunidad de llegar a un cargo público, Alcalde, Gobernador, Concejal o Congresista, haría tantas cosas que creo deben hacerse, cosas buenas pero que levantarían ampolla en muchos sectores, que se me acabaría la vida y eso no me parecería justo ni para Maria Paulina ni mucho menos para Helena.
– Pero ¿qué ciudad le estamos dejando a nuestros hijos cuando los líderes que pueden sacarla adelante se marginan por los riesgos que implica?
Precisamente por eso estoy en la Cámara de Comercio, por eso volví, porque el trabajo aquí me permite hacer muchas cosas por la ciudad, no todas las que uno quisiera pero por lo menos sí muchas sin asumir ese riesgo, sin poner en peligro la seguridad y la estabilidad de mi hija.
– ¿Dónde nace el compromiso cívico?
“A los tuyos con la razón o sin ella” mi papá me decía que él tenía que luchar contra la enseñanza que le dio su abuela; él era muy estricto y no comulgaba con la alcahuetería de cosas que no debería y es que a uno de papá le pasa eso. Cuando escribí mi primera columna y se la mostré lo primero que me preguntó fue “¡¿de dónde sacó esto?!” cuando yo llevaba dos meses escribiéndola. Mi asesor fue mi papá, pero cuando se fue a vivir dos años a Cali y venía los fines de semana, mi tío Guillermo asumió ese responsabilidad.
– ¿Cómo descubre la vocación de vida?
En el colegio acostumbraban los retiros espirituales y en grado once eran especiales por el tema vocacional. El padre Jaime Escobar nos decía que más que escoger una carrera se debía ejercer la vocación que se sentía. Hace algunos años me encontré en un trasteo los cuadernos de esos retiros, al leerlos me impresionó la claridad que yo tenía para la edad, quince o diez y seis años, pues comenzaba diciendo: “Yo quiero ser un hombre importante”.
Tenía claro que quería dedicarme a la política pero más que a la política, quería dedicarme a transformar el mundo y mi mundo era Pereira, pues era muy provinciano. De ahí viene el amor por la ciudad aparte del ancestro, mi tatarabuelo fue de los primeros pobladores de Pereira, Don Pedro Lemus Salamando, me di cuenta porque en algún libro del Risaralda salía él, así pues que tenía muy clara mi vocación, por lo mismo quería estudiar Ciencias Políticas; ahí mi papá intervino diciéndome que era una carrera muy académica, consideró que debía estudiar derecho porque me daba la formación que iba a requerir para ser político.
Decidí hacerlo y tenía claro que en la Javeriana, lo que hizo que mi abuelo me dejara de hablar casi dos años pues él quería que me quedara trabajando con él, como patriarca quería que siguiera en la ciudad. Mi papá me pidió que me presentara en otras universidades, como en la delRosario. Luis Carlos Villegas era abogado Javeriano y era muy amigo del padre Giraldo, Decano de la facultad de derecho. En esa época Luis Carlos era Senador de la República y al contarle de mi proyecto redactó una carta dirigida al padre donde me presentaba y recomendaba.
En el Aeropuerto de Bogotá cambiamos maletas un señor y yo y no nos dimos cuenta, por fortuna la carta la tenía en el maletín de mano, así que tuve que usar un vestido gigante de mi tío y con ese me presenté a la entrevista en el Rosario. La decana de la facultad, Marcela Monroy, (hoy amiga porque después la conocí en un almuerzo en la casa de María Isabel Rueda), me hizo la entrevista con otras cuatro personas, año 91, Pablo Escobar era el tema y la pregunta fue si cuando fuera abogado lo defendería, fui el único que respondió radicalmente que no.
Pasé en la Universidad del Rosario, obtuve la mejor calificación entre los aspirantes y aún sin conocer el resultado en la Javeriana y venciéndose el plazo para la inscripción en el Rosario y bajo la insistencia para que ingresara, decidí esperar, anécdota que recuerda Marcela Monroy, aunque no se si recuerde mi vestido, en el que navegaba.
Pasé en la Javeriana y me cambió la vida, como me decían que sucedería, porque en Bogotá se me quitaría el musgo. Tengo anécdotas con Gina Parody, me invitó a comer a un restaurante italiano, pese a que no me gustaba la pasta, quizás a la boloñesa, por la carne; cuando reviso la carta pido un steak tartar, pensé en la carne y en la salsa tártara del Club Rialto, cuando me sirven una sopa de carne cruda con un huevo crudo, no pude sino enojarme y exigir un cambio, Gina pasó la mayor de las vergüenzas que se pudiera imaginar siendo yo recién llegado a la capital y ella una niña rola, “dedi parada”, quien había viajado por todo el mundo…Nuestras historias dan para escribir un libro.
– ¿Alguna vez ejerció como abogado?
Francisco Navarro, Pacho, me dijo que debía dedicarme a las telecomunicaciones y me consiguió un puesto en Brigad y Urrutia, uno de los bufetes más grandes del país, creo que yo era el único de los cien abogados que habían que no hablaba inglés, pero Pacho era tan respetado que los socios no pudieron negarse a recibirme. Allí estuve ocho meses. Teníamos de cliente a una multinacional que quería entrar con un negocio nuevo a Colombia de televisión satelital, lo que hoy es DirecTV, había un proyecto de ley en curso en el Congreso que prohibía la operación de la televisión satelital en Colombia lo que no le convenía a nuestros clientes.
Así que fuimos al Congreso a intentar convencer a los Senadores, el ponente del Proyecto era César Castillo Ramírez, Senador que reemplazaba a Juan GuillermoÁngel en ese momento y mi primera campaña política había sido la de él a la Alcaldía por Unidad Liberal que era el Movimiento de Gaviria y Unificación Conservadora que era el de Emiliano Izasa; fue César quien me entregó el diploma en el Colegio cuando me gradué, así pues que cuando me vio no pudo más sino saludarme con mucha efusividad pues me tenía mucho cariño y el abogado de la firma se aterraba de que yo tuviera tan buenos contactos en el Congreso y de mi efectividad siendo yo tan joven; así pues que al exponerle a César la situación, nos escribió en una servilleta cómo debía quedar el artículo de la ley, presentó la proposición y así quedó aprobado.
Pacho nuevamente me conectó con otra firma, Tovar Fajardo y Asociados, de Felipe Tovar y Alfredo Fajardo que habían sido Viceministros del Gobierno de Gaviria y ellos me contrataron; ahí permanecí cuatro años aprendiendo mucho, escribimos un libro que era un estudio sobre las llamadas de cobro revertido en Colombia, también escribí la tesis de grado que la calificaron de excelente en la universidad y basada en los servicios públicos domiciliarios. Fue una época magnífica, de grandes amigos que aún conservo.
Tengo una historia que no le he compartido sino con pocos, pero te la voy a contar. Cuando estaba terminando mi Especialización en Derecho Administrativo, tenía una novia en Bogotá, separada con dos hijos, duramos algo así como tres años, pero resolvió dejarme lo que me afectó terriblemente sobre todo por los mellizos. Mónica Monsalve llegó por esa época con un novio mexicano a mi apartamento y les conté de mi novia italiana cuando viví en Inglaterra con quien no me porté muy bien pues dejé de comunicarme al conocer a la mamá de los mellizos, yo guardaba ese remordimiento y, el novio de Mónica por conquistarla, le dijo que nos fuéramos para Italia a buscarla para revivir ese amor.
Mónica de manera inteligente concluyó que debíamos llamar primero, ella la contactó y le dijo que yo llevaba tres años llorándola que la íbamos a visitar, pero ella ya estaba en otra relación y quería darse esa oportunidad así pues que nos ofreció su hotel pero me recibía como amiga. Esto nos cambió los planes, pero lo que ha de ser en la vida es y será pues hoy estoy muy felizmente casado.
De ahí salimos a un cine en el Parque la 93, cine arte “Lágrimas negras” y los únicos tres asistentes éramos el mexicano, mi amiga y yo. Los protagonistas terminaban en una playa en Portugal que me cautivó y decidimos ese destino. Estuvimos un mes allí. Toda esta historia es para contarte que una noche de esas, el mexicano me dijo que yo estaba desaprovechado en la vida, que yo tenía un talento impresionante, una vocación que no se compadecía con lo que estaba haciendo. Esa fue una noche que no se acabó nunca, pues me estrelló contra la realidad, me hizo ver que lo que hacía no era lo que yo quería.
Me animó a que me dedicara a encontrarme, pero eso tenía un costo y no podía volver a mi casa materna; sacó un papel, hizo cuentas y se comprometió a pagar mis gastos durante el tiempo que tomara encontrar mi vocación, que podían ser décadas y que así lo asumía. Llegué a renunciar, pasé vacaciones de diciembre en Pereira, mi papá me dice que Iván Marulanda ya no estaba en la Cámara de Comercio, yo no sabía de quién me hablaba sólo que estaban buscando Presidente.
Poco sabía yo de qué se trataba, así que investigué y tomé la decisión de presentarme. Mi abuelo, mis tíos y mi papá consideraron que estaba loco por renunciar y volver a Pereira, pero se sumaron a mi proyecto, así del 24 al 31 me reuní con los dieciocho miembros de la Junta, de la que sólo conocía a los abogados Rodrigo Ocampo Ossa y Adolfo Tous Salgado.
Por hoja de vida no me hubieran escogido nunca pues yo tenía veinticuatro años, pero las cosas se dieron, todo salió bien, la votación fue 12 contra 6. La vida tomó otro rumbo, el mexicano no me pagó ni un mes de sueldo pues no fue necesario y hoy es uno de mis grandes amigos; es una historia que no voy a olvidar jamás.
– ¿En qué momento se hace experto en liderazgo y competitividad?
Cuando entré a la Cámara con la visión de querer hacer algo por la ciudad, pero sin considerar que asumía una responsabilidad gerencial, 150 empleados, manejo de presupuesto, responder ante una Junta Directiva reconocí que necesitaba fortalecer esos aspectos. Me ayudaron Estella Villegas de Osorio que era la Presidenta de Fiducolombia en ese entonces hoy Presidenta de laAsociación de Fiduciarias, hicimos un MBA intensivo durante varios fines de semana en su finca en Bogotá, allí me adoctrinó pese a que de la Javeriana se sale con muy buenos fundamentos en administración; también me ayudó el Mexicano que es un empresario muy exitoso; la Junta se portó muy bien, dicen que no me tuvieron que tener ninguna paciencia que porque llegué aprendido, yo creería que no se me notaba y aprendí algo que me dijo Estela:
“Para administrar una empresa lo que más se necesita es sentido común y yo no conozco a nadie que tenga más sentido común que Usted, así que aplique lo que su instinto le dicte y las cosas van a salir bien”
Ahí descubrí que tengo unas destrezas para administrar, para seleccionar personal, para lo financiero, toda la adrenalina, la energía de mis 24 años hizo que revolucionáramos la institución, la modernizáramos, el emprendimiento surgió como una respuesta a ese compromiso generacional que sentía con la gente de mi edad que no había tenido el privilegio de una oportunidad tan grande.
Siempre he sido un autodidacta. Al finalizar mi período me gané un concurso de la Universidad de Los Andes, la Revista Dinero y una Headhunter International, ( Korn Ferry International ) CEO del futuro ( 2004 ), ahí me midieron con expertos en Administración y Finanzas, el único abogado era yo y me fue bien gracias a la experiencia.
Luego me llamaron de la multinacional AmericanAsist y estuve en Bogotá dos años, luego en Madrid y luego en Bogotá nuevamente como Presidente de la compañía en el país y la vida se enfocó por ahí. Trasladé la operación a Pereira y aún funciona, generé empleo en mi ciudad que es lo que me satisface. Me trasladé a Pereira nuevamente dada la enfermedad de mi papá, en compañía de mi esposa y mi hija.
Me gané una beca de la Organización Ardila Lulle para estudiar Liderazgo para la competitividad global en Washington. Me invitó el Presidente Aznar a hacer Campus Five sobre liderazgo en España. El Inalde también me invitó. Soy un convencido de que el liderazgo se tiene o no se tiene, no lo eseñan pero lo que he podido aprender es cómo ejercerlo para el bien común.
Gina se lanzó a la Alcaldía de Bogotá en el 2011 y me pidió que le gerenciara la campaña, así pues que pedí una licencia y estuve tres meses disfrutando una experiencia única, eso me movió la fibra, me recordó lo que yo era, salí de ahí y me fui un mes a España y a Bélgica a hacer un curso. Estando allá, el Presidente de la Compañía me hizo un ascenso al nombrarme Vicepresidente Comercial para América Latina para lo que debía viajar y si acaso estar tres días al mes en la ciudad, la verdad yo no quería eso. Para ese momento me escribió Eric Duport para contarme que se iba a retirar, también se comunicó un miembro de Junta para lo mismo.
Mi esposa tuvo un acto de amor gigante para conmigo, me dijo que lo importante era ser feliz como lo había sido en mi primer período en la Cámara. Participé de un proceso de selección muy complicado, al final el Head Hunter dio un veredicto en el que quedé de primero, la votación fue 5 a 4, por fortuna las cosas se han dado bien hasta ahora.
Puedo decirle que soy inmensamente feliz y vivo agradecido y enamorado de mi familia. Maria Paulina y yo tenemos un matrimonio maravilloso que además nos trajo el tesoro más valioso de todos que es nuestra hija Helena.
– ¿Se ha perdido el sentido cívico en Pereira?
El sentido de pertenencia se ha dormido en la medida que a la ciudad ha llegado gente de muchas otras partes; la ciudad ha crecido ya no es el pueblo de antes; se ha ido diluyendo, pero cuando nos dimos a la tarea de construir un Centro de Convenciones con donaciones, nunca imaginé que el resultado fuera tan impresionante como el que se dio.
– ¿A qué me acerca Pereira?
Al paraíso. Mi abuelo decía que este era el paraíso chiquito. Me crié con esa convicción, para mi no había nada que la superara, ahora que estoy próximo a los cuarenta creo que el paraíso no es chiquito sino que es el único paraíso.
La campaña Pereira te acerca al paisaje cultural cafetero, patrimonio de la humanidad, está en la mitad de todo, está en el centro del país, te acerca a las oportunidades, con gente buena, próspera…