María Claudia Trucco

MARIA CLAUDIA TRUCCO

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo

Soy una mujer cartagenera, ciudadana participativa de muchos procesos de la ciudad. Me defino como una articuladora, con un propósito en la vida: servir. Me hace feliz poder contribuir, desde varias instancias, con las personas de mi comunidad. Como forma de vida soy optimista, alegre, extrovertida, sincera, conciliadora y todo terreno. Afortunada y agradecida con la vida, orgullosa mamá y una abuela que está viviendo una segunda adolescencia.

ORÍGENES

A través de mis abuelos paternos crecimos amando el mar. Simón Trucco Watts, mi abuelo, fue hijo de Juan Bautista Trucco Mogollón, uno de los herederos de Juan Bautista Mainero y Trucco, comerciante de oro, maderables, mármol, dueño de la Veloce, compañía naviera e importante accionista de la mina de oro El Zancudo en Antioquia. Fue muy estricto, trabajador y generoso con su familia.  

Cecilia Lemaitre Torres, mi abuela, de quien heredé su físico y temperamento, tenía la vena artística de los Lemaitre. Empresaria, aficionada a los toros y la zarzuela. Trabajó pese a estar casada con un hombre tradicional y fundó su fábrica de helados desde donde creó el postre Alaska de biscocho, tres sabores de helado, merengue y caramelo. A través de mis abuelos maternos vivimos y disfrutamos el campo. Rafael del Castillo Stevenson fue gerente por muchos años de la empresa familiar Rafael del Castillo & Cía., la más antigua de Colombia, creada en 1861. Su pasión fue el campo, crio ganado, cerdos, abejas; investigó sobre injertos de frutas entre muchas otras actividades agrícolas. Se casó con Clara Restrepo Jaramillo, antioqueña supersticiosa, austera y gran administradora. Una mujer práctica y siempre moderna en su forma de pensar.

Jaime Trucco Lemaitre, mi papá, es médico, pediatra, hematólogo y oncólogo con gran vocación de servicio que ejerce en todas las dimensiones posibles. Desde su profesión lideró procesos de salud pública, y fortaleció instituciones como el Hospital Infantil Napoleón Franco Pareja, “La Casa del Niño”, la Cruz Roja; creo su primer banco de sangre y la Fundación Ayúdame a Vivir. Es el Rotario más antiguo que tiene el capítulo Cartagena. Un ejemplo de rectitud, cívico, tradicionalista y humano. La academia es parte de su vida, fue docente y rector de la Universidad de Cartagena.  

Clara Victoria del Castillo Restrepo, mi mamá, es la coequipera de mi papá. Son ellos una pareja súper alineada en la manera de educar a sus hijos. Tienen sesenta años de feliz matrimonio. Mi mamá es una mujer activa, independiente, disciplinada en todo, para el deporte, la comida y el manejo del dinero. Sin su colaboración permanente no hubiésemos podido desarrollar nuestras profesiones y criar a nuestros hijos. La unión y bienestar familiar es su prioridad. Como mi papá, ella también impulsó obras sociales, en especial la Liga de la Lucha Contra el Cáncer que presidió por varios años.

Somos muy unidos. Un domingo cualquiera podemos reunirnos en la finca más de cuarenta personas. La familia Trucco del Castillo y los del Castillo Trucco, somos primos hermanos dobles. Mi papá, Jaime Trucco Lemaitre, se casó con mi mamá, Clara del Castillo Restrepo, y así como se casaron mis tíos Ramón del Castillo y Mayito Trucco.

Desde la infancia disfrutamos de los deportes náuticos, el buceo y la pesca en las Islas del Rosario, así como de la finca, montando a caballo, subiéndonos a los árboles y reuniéndonos a celebrar la vida. Nos criaron en función de la ética, de la empatía, del respeto por el otro, en nuestro deber ciudadano. Pese a haber nacido en una familia tradicional, también nos enseñaron a las mujeres los desafíos que debíamos enfrentar en función de nuestro género.

INFANCIA

Somos cuatro hermanos. María Claudia, María Victoria, Rossana, y Jaime Ernesto. Mis dos hermanas son emprendedoras, viven en los Estados Unidos y trabajan por la Fundación Sharing for Kids que recauda recursos para entregar a organizaciones en Cartagena e impactar así la vida de los niños. Mi hermano es director general de la Caja de Compensación Comfenalco Bolívar, sigue el legado de mi padre presidiendo la Fundación Hospital Infantil La Casa del Niño y otras obras sociales.

Nací en los Estados Unidos cuando mi papá adelantaba sus especializaciones en Nueva York y regresé a Colombia a mis casi cinco años. He sido extrovertida, aprendí de mi abuela Ceci a hacer fonomímicas y “comiquerías”. Los primos tuvimos la costumbre de actuar para los abuelos y nuestros padres.

Las mamás de antes aleccionaban con dichos, por ejemplo: “En la vida siempre hay quien cuente un cuento y quien lo oiga. Entonces, tTú no vas a ese paseo, te tocó escuchar cómo pasaron”.

ACADEMIA

Estudié en el primer colegio bilingüe de Cartagena, el Jorge Washington, del que tengo los mejores recuerdos. Su modelo de educación resultaba disruptivo para la época. Las materias que más me gustaron fueron las sociales, en especial la de “Drama” que era teatro y actuación. Participé en procesos estudiantiles, fui miembro del consejo estudiantil, su tesorera, vicepresidente y presidente y como tal adelanté muchas campañas electorales. Fui editora del periódico The Eaglet, y del anuario el año en que me gradué. Fue así como me entusiasmé con el tema de comunicaciones y desarrollé mis habilidades de liderazgo. Mis compañeros me decían que era la más nerd del curso. Actualmente me dicen que sigo siendo la misma, pero desde otras instituciones a otro nivel.

A mis catorce años fui seleccionada por el colegio como estudiante de intercambio a Pensilvania. Mis papás no querían que me postulara pues pensaban que era muy pequeña, finalmente aceptaron convencidos de que por mis notas no lo lograría. Efectivamente, cuando anunciaron a los tres seleccionados quedé por fuera. Lloré mis ojos, y fue muy evidente para el director y profesores mi frustración. Se conmovieron tanto, que abrieron un cupo adicional con el argumento de que el servicio que había brindado al colegio era tan importante como las notas. Aprendí que la vida nos retorna cosas buenas si se hacen cosas buenas.

Celebré mi quince años “a lo gringo” y con la familia que tan amorosamente me había acogido. Fuimos a la heladería de moda en la que me sirvieron un pudín. En Colombia la celebración se hacía con fiesta y entrega de anillo, pero a mí no me importó perdérmelos, pues me encantó conectar con gente diferente, estar en sitios nuevos, jugar en la nieve.

En mi adolescencia fui muy tranquila, nunca me adelanté a mi edad. Conocí una discoteca siendo muy grande y con autorización de mi papá. En mi casa ninguna hermana tuvo novio antes de entrar a la universidad. Con argumentos quisieron mis papás que entendiéramos que, si tomábamos la decisión, tendríamos que someternos a las consecuencias como el que nos pusieran hora de llegada, restricciones para los paseos y otras más. Así que, como mujeres prácticas, no nos complicamos con el tema y fuimos libres.

UNIVERSIDAD JAVERIANA

Me gradué en 1980 a los diecisiete años. Recuerdo que mi papá me decía: “Nena, este año es muy importante en tu vida porque comenzarás la universidad, vivirás sola en Bogotá y serás presentada en sociedad.” La tradición era que los padres presentaban a sus hijas en el Club Cartagena como una forma de decir que ya estábamos en edad de casarnos.

Estudiar en la Javeriana y vivir en apartamento de estudiantes con amigas fue la experiencia más divertida y la mejor para madurar y crecer. Recuerdo a nuestro decano, el padre Joaquín Sánchez, alguien muy importante en mi formación profesional. Disfruté mucho de esta etapa de la vida, en la que hice muy buenos amigos.

Estudié Comunicación Social, para no llevarle la contraria a mis papás con énfasis en publicidad, pues soy una persona creativa. Me gustó la carrera en especial porque tuve la posibilidad de estar cerca de cámaras de TV y medios de comunicación. Fui la presentadora del noticiero de la facultad que en aquel entonces editábamos con un betamax.

Poco antes de graduarme concursé por el puesto de presentadora en el Noticiero de las 7, de Andrés Pastrana. Ya había realizado varias pruebas cuando, en una conversación con él, le conté que me iba a casar y que me iría a Londres por un tiempo. En ese momento mi prioridad fue el corazón, incluso sobre mi carrera profesional. Con toda razón me reclamó el que iniciara el proceso si ya era una decisión tomada.  

Me casé con Nicolas del Castillo y fui feliz durante los veinticinco años que duró el matrimonio. En Londres estudié producción de televisión, al regreso nos instalamos en Cartagena y años después realicé un posgrado en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad de Castilla y la Mancha en Toledo.

TRAYECTORIA PROFESIONAL

Mi primera experiencia laboral fue en la Zona Franca Industrial de Cartagena por año y medio hasta que nació mi primer hijo. Fue entonces cuando decidí montar mi emprendimiento, Eco Comunicaciones, una boutique creativa para prestar servicios de comunicaciones estratégicas y publicidad. Trabajé desde mi casa durante diez años, equilibrando el crecimiento de los niñitos y mi empresa. Entre mis clientes importantes estuvo Aguas de Cartagena, recién privatizada, con el diseño de la marca y la estrategia de comunicación. Había logrado con éxito crear e implementar un plan para acompañar las decisiones que se tomaron y que generaron muchos cambios en la cultura de los clientes de servicios públicos.

ELECTROCOSTA Y ELECTRICARIBE

En el 98, cuando se estaban privatizando las ocho empresas de energía del caribe colombiano para convertirse en  Electrocosta y Electricaribe, concursé para convertirme en su agencia de publicidad. Para mi sorpresa, me propusieron ser su gerente de comunicaciones. Para mí fue un desafío profesional muy interesante. Durante los seis años en que estuve trabajando allí, pude generar cambios en la forma de prestar y cobrar el servicio de energía. Fue la época de la crisis energética en Colombia, vivimos atentados con bombas a las empresas en diferentes ciudades. Este contexto me llevó a aprender y explorar las estrategias de responsabilidad social empresarial que debíamos implementar para acompañar la estrategia de las empresas. Renuncié cuando decidieron trasladar la presidencia corporativa y sus oficinas principales a Barranquilla, pues como familia queríamos permanecer en Cartagena.

Luego fui jefe de prensa de una alcaldía por un año, hasta que ingresé a la empresa Surtigas, con el objetivo de manejar sus comunicaciones e iniciar la Fundación Surtigas como directora.

FUNDACIÓN SURTIGAS

Durante mi primer año en Surtigas atendí los dos frentes, hasta que la fundación demandó todo mi tiempo. Fue el momento cuando inició mi camino a un mundo fascinante en el que pude unir el trabajo con mi propósito de servir, lo que definió mi destino a partir de ese momento.

Desde la fundación lideramos e impulsamos la conformación y estructuración del sistema de responsabilidad social empresarial. Con los jóvenes y las comunidades en el corazón, promovimos el desarrollo de comunidades vulnerables de Bolívar, Córdoba, Sucre y el bajo Cauca Antioqueño, convencidos de que el camino es el emprendimiento colectivo para concebir y construir territorios sostenibles.

Desarrollamos un modelo de gestión social, que tiene la visión de que los jóvenes empoderados, pueden ser agentes de cambio en la construcción de una mejor sociedad. También impulsamos el modelo de gestión sostenible. Tras  nueve años de liderarlo, lo entregamos al área de asuntos corporativos.

Compartir el conocimiento y los aprendizajes de una fundación, es importante para que lo usen otras organizaciones. Varios de sus proyectos fueron premiados. Tuve la oportunidad de participar como conferencista y panelista en diversos foros en Colombia, México, Francia. Estando en Lille me invitaron al World Forum for Responsible Economy a compartir una de nuestras iniciativas de Jóvenes Incidiendo en el Territorio.

Trabajando aquí conocí los actores que tiene el ecosistema social en el país, fundaciones empresariales y familiares de alto impacto social que han desarrollado modelos y que han contribuido a su entorno, que han investigado e invertido de la mano de la empresa privada en territorios donde no llegaba el Estado. Conté con un equipo talentoso, experto y comprometido, también con empresarios que confiaron y respaldaron los proyectos sociales implementados.

La Fundación Surtigas fue absorbida por la Fundación Promigas, como parte de la estrategia del grupo. Mi retiro coincidió con que llevaba un año pensionada y la realidad de que tenemos que darles paso a las nuevas generaciones.

RETIRED BUT NOT EXPIRED

Ahora es cuando me siento más inspirada que nunca. Sigo firme en mi propósito de vida de servir, por eso estoy vinculada a varias organizaciones sociales de la ciudad. Desde hace seis años presido la junta directiva de la Fundación Cívica Pro Cartagena – FUNCICAR,  donde trabajamos por una cultura democrática, con la convicción de que una ciudadanía activa y vigilante contribuye a alcanzar la efectividad necesaria para el desarrollo de un territorio.

Acabo de asumir la presidencia de la Fundación Ayúdame a Vivir,  que fue fundada por mi padre junto a otras personas y que apoya a niños con cáncer para que superen la enfermedad.

Hago parte del consejo directivo del Jardín Botánico de Cartagena, de la Fundación Aluna que contribuye a mejorar la vida de personas en situación de discapacidad cognitiva y múltiple. Del consejo directivo de la Corporación El Colegio del Cuerpo, que educa con la danza y para la danza. Del consejo consultivo de Swissaid Colombia, del Festival Internacional de Cine de Cartagena y del consejo regional caribe de Uiniminuto. Hago parte del Comité para la Revitalización de las Fiestas de Independencia, desde donde queremos devolverles a nuestras fiestas su contenido histórico y cultural. Salgo a bailar en el bando de las fiestas del 11 de noviembre.

PROYECTOS

He cumplido con mis padres, hijos y comunidad. Por eso, me he dado el permiso de retomar un sueño que siempre tuve, el de convertirme en actriz. Llevo años haciendo castings para videos musicales y películas, pues Cartagena es sede de un buen número de producciones fílmicas. Mi familia y amigos se ríen, pues me disfruto mucho cuando me contratan de extra en algún rodaje o cuando muestro los segundos donde aparezco bailando en algún video. Próximamente viajaré a España a hacer unos talleres de expresión artística, a ver teatro y a vivir de cerca su mundo. Estoy en mi segunda adolescencia, en el mejor momento de mi vida, inspirada y emocionada por los momentos que vienen.

HIJOS

Agradezco a la vida por mis dos hijos, inteligentes y buenas personas. Nicolás Enrique tiene treinta y cinco años, estudió administración con énfasis en economía en los Andes, MBA en Hong Kong y trabaja en Yara en el cargo de Latin América Controlling and Business Intelligence Manager.  Es curioso, buen conversador, consagrado a sus actividades, disciplinado, gran profesional. Manuel Sebastián también estudió administración en los Andes y un MBA en Harvard. Está felizmente casado con Antonia y me hizo abuela de Clara Luisa y Julia Teresa. Actualmente viven en Chile. Trabaja en Mercado Libre como gerente senior de logística. Los dos son muy conscientes del tema de la equidad de género y del medio ambiente. Son muy responsables, con una ética admirable. Son mi orgullo.