José Fernando Chujfi

JOSÉ FERNANDO CHUJFI

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

Hago parte de una familia de inmigrantes sirios  y raizales antioqueños. Mi abuela paterna, Nayibi Ilián de Chujfi, nació en 1900 en Homs, Siria, llegó a Colombia con apenas trece años de edad cuando ya residía en estas tierras su hermano mayor de quince, quien había venido con sus tíos para años más tarde traer a sus padres y hermanos menores. Mi abuela contaba que el viaje en barco duró poco más de un mes, entraron por Barranquilla y por el río Magdalena hasta La Dorada, continuando su camino en mula hasta el Eje Cafetero. Llegaron a Cartago para posteriormente radicarse en Pereira. Su hermano Camel, quien residía en Manizales, montó un almacén asegurando que en Colombia no teníamos la menor idea de hacer comercio, les dijo: “Vámonos para Colombia porque allá no tienen idea de vender nada. Todo está por hacer”.

Nayibi se casó con Nicolás, quién había nacido en el mismo pueblo en Siria, pero sólo se conocieron en Colombia donde contrajeron matrimonio. Mi abuela decía que su historia era muy linda porque la trajeron engañada: “Me cambiaron una casa de mármol en Siria por una de popó (bahareque) en Colombia”. Los árabes, nómadas por naturaleza, son buenos comerciantes, como dije antes, y valoraron las oportunidades que les brindaba esta región para establecerse de manera definitiva. Este lugar respondía a la vocación que traían en la sangre.

Por el lado de mi madre, soy nieto de José Domingo Escobar Londoño, figura pública de Pereira como quiera que fue tres veces alcalde. Murió muy joven, a la edad de cuarenta y siete años, construyó en 1953 el Palacio Municipal, edificio donde tiene sede la Alcaldía. Su cuñado, hermano de mi abuela, era don Gonzalo Vallejo Restrepo. Jaime Escobar Vallejo, Emiliano Isaza Henao y otros políticos de filiación conservadora, son igualmente familiares por parte de mi madre. Curiosamente mi abuela, quien era muy goda, tenía un hermano muy liberal como lo era don Gonzalo.

Mi papá, Héctor Chujfi Ilián, hijo de Nicolás Chujfi y Nayibi Ilián, mi mamá, hija de Estela Vallejo y José Domingo Escobar, conformaron un hogar en el cual nacimos tres hermanos varones. Hector Eduardo, el mayor, quién me lleva once meses, es ingeniero agrónomo, vive actualmente en Santa Rosa de Cabal y se dedica al cultivo de flores en Filandia; Carlos Augusto, el menor, ingeniero de sistemas y mil cosas más, tiene más cartones que un tugurio, se radicó en los Estados Unidos después de trabajar en Aguas y Aguas de Pereira por más de una década.

Mi vida se divide en dos. Desde un principio fui diseñador y constructor cuando no se usaba hacer casas “cachacas” (léase costosas). Hice las primeras grandes como la Hacienda Marruecos, vía a La Virginia la cual fue reconocida por la Revista Semana Decora como una de las mejores casas de Colombia de ese momento. Era 1993. Por lo que le dedicaron seis o siete páginas con abundante documentación gráfica. Después vino otra casa que también fue reconocida en la publicación especializada Casa Viva, estaba ubicada en Mesa de Yeguas, Anapoima, cuyo propietario es un cafetero suizo, gerente del Grupo Carcafé. 

Posteriormente diseñé y construí las haciendas Las Brujas y Calabazas en el sector de Cerritos entre otras. Tuve, más adelante, varias sociedades constructoras como Inversiones Deca con Juan Carlos Gaviria, con Luis Fernando Ossa desarrollamos el conjunto residencial Canaan, con el arquitecto Darío Londoño Salazar construimos Bosques del Pinar, todos estos en el sector de Pinares que en ese momento era el líder en desarrollo urbano a nivel nacional. Diseñé y construí el edificio donde se encuentra el Restaurante El Mirador, símbolo de nuestra ciudad; la idea inicial era montar en Pereira una especie de Ramón Antigua, centro artístico y cultural de reconocido prestigio en la capital de la república.

SUS PROYECTOS QUE HAN SIDO OBJETO DE  PUBLICACIONES.

Villegas Editores, Casa de Recreo“Proyecto“Hacienda Marruecos2006 – Revista Semana, Casa Mesa de yeguas”- Enero 2006 – Revista Casa Viva, Mesa de yeguas ”exteriores 2005 – Revista Casa Viva –Decoración, Mesa de yeguas”2004” – Periódico El Tiempo“, Premio Nacional de Alta Gerencia -2002”

Periódico La Tarde”                           Premio Nacional de   Alta Gerencia-2002” – Diario del Otun”                                 Premio Nacional de Alta Gerencia2002” – Revista al Día                                    Proyecto “Obras para la Paz-Gestión Comunitaria” – Revista Semana Decora                   Proyecto  “Hacienda Marruecos”  La  Virginia – Publicación Diario del Otun”             Proyecto “Conjunto Residencial Bosques del Pinar” – Portada Colección Axis                     Proyecto “Hacienda Marruecos”  La  Virginia – Publicación Diario La Tarde              Proyecto “Urbanización Altos de Santa Mónica”

Posteriormente y a raíz del terremoto en el Eje Cafetero, asumí una nueva etapa de mi vida profesional cuando se me encargó la tarea de atender los efectos del sismo, la remoción de escombros y la ejecución de demoliciones fueron las tareas primordiales a desarrollar. Más adelante ejecuté la interventoría del Aeropuerto El Edén en Armenia pero cuando fue nombrado como Ministro de Transporte el doctor Gustavo Canal, se me encargó la tarea de estructurar, en los últimos dieciocho meses del Gobierno del presidente Andrés Pastrana, un proyecto que le permitiera hacer infraestructura social comunitaria a los municipios más pobres y violentos del país.

Todo esto con recursos del Plan Colombia, este proyecto tomó el nombre “Obras para la paz” y fue ejecutado en tiempo record, se le invirtieron US$15.7 millones de dólares, construyendo sorprendentemente 343 obras en 117 municipios muchos de los cuales ni siquiera se habían oído mencionar. Con ese proyecto obtuve el Premio Nacional de Alta Gerencia 2002 adjudicado por el gobierno nacional.

Este programa aunque debería haber funcionado desde la Presidencia de la República por todo lo que sus objetivos implicaba: hospitales, escuelas, centros comunitarios Centros Culturales y deportivos y otras disciplinas de la actividad ciudadana, las cuales, , requerían el concurso de varios ministros como Claudia de Francisco, ministra de comunicaciones y Gustavo Canal, ministro de transporte.

Con ellos concluimos que lo más conveniente era que todo el programa se coordinara desde el Ministerio del Transporte en razón a que presupuestal y técnicamente es el más grande después del Ministerio de Defensa y tiene presencia en todo el territorio nacional, por  su estructura operativa a través las entidades adscritas y vinculadas  como Invías, Ferrovías, Caminos Vecinales, Aeronáutica civil,  férreo, marítimo y fluvial todas ellas con ingenieros y funcionarios que podrían ser incluidos en el programa sin costos adicionales. La otra ventaja era que el Ministerio del Transporte contaba con avión y helicóptero por lo cual, de forma permanente, pude revisar los avances y el desarrollo con minucioso detalle.

En la necesidad de brindar transparencia y eficiencia, diseñé una página que permitiera la veeduría pública desde las convocatorias y durante todo el proceso hasta su culminación.

Terminado el gobierno de Andrés Pastrana asume la presidencia el doctor Alvaro Uribe Vélez a quien le agradecían -en todos los municipios- sin saber de qué le hablaban por lo cual averiguó con el Ministro Andrés Uriel Gallego de qué se trataba, este le habló de mi labor por lo que se me pidió un informe de gestión antes de mi entrevista con él.

Al momento de la reunión me aseguró que debía haber un error pues estaban sobrando dieciocho obras más de las presupuestadas a lo que respondí: “por primera vez, para orgullo de todos, alcanzaron los recursos y no solo alcanzaron sino que el 10% de imprevistos presupuestados dieron para superar el número de obras a realizar”. El presidente Uribe me otorgó la Gran Cruz de Caballero de la Presidencia de la República.

Lo peor que le pudo haber pasado al programa fue que perdió el anonimato y ésta es la primera vez que hago una declaración pública en este sentido, pues mientras estuve en el proyecto no permití que se diera, ni se ofreciera, declaración alguna; ni siquiera asistí a inauguración de obra alguna pues lo que se pretendía evitar era que me hicieran lobby en busca de prebendas. El ministro Canal, coincidiendo con mi filosofía y la de mi equipo, inscribió el proyecto para participar en el Premio Nacional de Alta Gerencia el cual finalmente alcanzamos.

Soy eminentemente técnico y no me gustan los manejos políticos, no represento en mi actividad pública a ningún partido. Como finalizó el gobierno del presidente Pastrana, presenté mi carta de renuncia en varias ocasiones la cual siempre se desapareció sin recibir respuesta alguna.

Esta es una historia muy linda que me afectó de manera muy negativa, yo hubiera preferido seguir pensando que en Colombia las cosas no se podían hacer correctamente, pero cuando se hacen de este modo cambia el rumbo, cuando se respetan los recursos del estado y cuando los contratistas cumplen, sin obras inconclusas y los presupuestos ajustados, se confirman los niveles de corrupción tan altos de la gestión pública, eso desmoraliza.

Todas estas condecoraciones y homenajes son valiosos, pero a mi modo de ver, son solo alimento para  el ego, si bien es cierto, generan nuevos ímpetus para continuar firme en los propósitos personales y profesionales, pero también son un peligro para el futuro laboral, en un mundo en el cual la evaluación técnica de capacidades se mide por la calidad de los padrinazgos cualquier hoja de vida con niveles de excelencia es rápidamente rechazada con el argumento de ser “Sobrecalificado” para ocupar el cargo

La Embajadora de Austria, Marianne Feldman, estuvo presente en el acto en el cual se me entregó el Premio Nacional de Alta Gerencia y siguió muy de cerca el programa por lo cual terminó siendo la mayor impulsora del mismo. Cuando fue trasladada a la embajada de Caracas, me invitó a contar esta experiencia en el Congreso de Arquitectura “Taller Caracas 2005”.

Cuando recibí la programación encontré con sorpresa que dentro de los invitados estaban reconocidas figuras de carácter internacional como el arquitecto malasio, de origen Hindú, Ramesh Visbas, uno de los urbanistas más grandes del mundo cuyos libros sirven para dictar cátedra en las universidades más prestigiosas; Orlando Busarelo de Brasil, arquitecto que intervino en el proyecto de Brasilia; Andreas Hoffer quien desarrolló proyectos exitosos en la Franja de Gaza;  Konrad Brunner y  hannes Swobda, Ministro de Infraestructura  y Wolf Prix , académico universidad de de Viena y yo, un arquitecto javeriano salido de provincia, sentí pánico, pero decidí hablar en mi lenguaje paisa y dar mi testimonio.

La charla la hice también para la Asociación de Ingenieros, para funcionarios del Gobierno y para otros servidores públicos quienes promovían la idea de hacer lo mismo en el hermano país, las necesidades eran las mismas y tenían los recursos para hacerlo. Me instalé en Caracas gracias a la embajadora Feldman quien agotó todos los procedimientos para poner en marcha el programa y -como suele ocurrir en política- pasaron los días sin decisiones definitivas, esto nos abrió espacio para adelantar los diseños de la nueva embajada de Austria en Caracas.

Estando en Venezuela recibí una llamada en la cual me anunciaban la muerte de mi padre, era el año 2006, pero como se había desplomado el viaducto que comunicaba a Caracas con la Guaira no pude viajar de manera inmediata. Cuando llego a enterrar al gran amor de mi vida que fue mi papá, no quise volver a Venezuela. Terminé con lujo de detalles mi trabajo cumpliendo de esta manera con mi compromiso profesional.

Fue entonces cuando me llamó el Alcalde de Pereira, Juan Manuel Arango, para anunciarme que iban a montar el “Macro Proyecto Ciudadela Gonzalo Vallejo Restrepo” con la solicitud de que me pusiera al frente de él, me tuvo que convencer pues sabía en qué honduras me metía, me dijo: “No puede decir que no por varias razones, la primera, lleva el nombre de su Tío Abuelo; la segunda, porque va a despachar y a manejar el proyecto desde el mismo edificio que diseñó su abuelo cuando fue alcalde; y la tercera, porque Pereira lo necesita, es el plan parcial más ambicioso que hay en este momento en el país”, con esos argumentos no podía menos que aceptar.

Estructuré el Macro Proyecto, entregué la formulación y me retiré pues a partir de ese momento comenzaba el manejo político que no se ajusta a mi formación.

Por eso no me sentí cómodo al conocer la alternativa de construir un plan de vivienda en el lote del Batalllón San Mateo, el Macro Proyecto contiene el mismo número de viviendas y solo va en el 40% de su desarrollo después de siete u ocho años, adicionalmente porque estoy convencido que se necesita ese pulmón verde para la ciudad. La propuesta de Jorge Ramírez Vallejo de adelantar un parque temático de ciencia y tecnología es fantástica, creo que es una alternativa imprescindible para alcanzar niveles de desarrollo de una manera diferencial, todo parte desde la educación.

Volví a la empresa privada. Traje a Pereira empresas comerciales de grandes superficies como Home Center con todo lo que eso implica urbanística y económicamente.

Mis pasiones, más allá de mi profesión, son la cocina y la música, siempre he tenido invitados a mi mesa alrededor de la comida árabe que es mi fuerte con la tailandesa y una buena guitarra. Para perfeccionar mi afición culinaria diseñé un aparato llamado “Portable Multi Cook” que facilita la preparación de cualquier especialidad de comidas. Todos los que le conocían me solicitaban uno igual por lo que decidí fabricarlos y comercializarlos. Monté la fábrica pero ya cerré su producción, el mercado es muy reducido para este tipo de productos por su precio y por su alta especialización.

Para terminar no puedo dejar de mencionar a los grandes amores de mi vida, mi ex esposa Lucy Ramírez Ríos y mis dos luceros, Simón y Tomás, mis hijos quienes son los que le dan sentido a mi existencia, es por ellos por quienes procuro día a día superar mis propias metas y a través de ellos perpetuar el legado de honorabilidad y transparencia que heredé de mis padres.