Andrés Taboada

ANDRÉS TABOADA

Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

ORÍGENES

Mi familia paterna es de Corozal – Sucre y la materna es paisa del Valle de Aburrá. Mi papá era compañero de colegio de quien luego se haría su cuñado en Medellín. Unos años después de conocerse, mi papá y mi mamá se enamoraron, se casaron y tuvieron tres hijos.

Mi papá, zootecnista con estudios de postgrado en finanzas, fue banquero por veinticinco años, desempeñando cargos de vicepresidente, presidente y miembro de Juntas Directivas de bancos y sus filiales. Lo mismo ocurre con hermanos de mi mamá que son contadores, economistas y administradores de empresas.

Cuando mi papá trabajaba en el Banco Ganadero fue trasladado a Montería y, al terminar mi mamá sus estudios universitarios, nos reunimos nuevamente con él, así que esa fue mi ciudad hasta que tuve dieciséis años. Ahora y desde ese momento, nada especial me une a esa bella tierra más allá de los recuerdos adolescentes y algunos primos en segundo y tercer grado.

ACADEMIA

Estudié en la Universidad de los Andes Administración de Empresas y la especialización en Banca. Muy rápidamente comencé a trabajar en Bancoquia cuando la mayoría de mis amigos viajó al exterior, pues era un momento en el que conseguir trabajo en el país resultaba casi imposible. Se vivía la crisis de finales de los años 90.

Mi carrera la comencé como analista de crédito de banca empresarial. Esta siempre me gustó, más que la corporativa, porque en ella se hacen los negocios directamente con los dueños de las compañías, uno se vuelve, de alguna manera, socio y se aprende mucho del sector al que pertenecen los clientes. Eso es formación profesional.

Dentro de mi carrera en banca empresarial en Bancoquia debía ser gerente de oficina por un año y, cuando Banco Santander compró y fusionó a Bancoquia e Invercrédito, que era una compañía de financiamiento de banca personal, las nuevas directivas privilegiaron el negocio de banca personal y orientaron mi carrera hacia ese segmento.

A pesar de tener una hija recién nacida y estar adelantando la especialización en Banca de Los Andes, renuncié porque hay que salir de la zona de confort y hacer lo que realmente a uno le nace y se disfruta. La banca personal nunca fue lo mío.

A los pocos meses un vicepresidente y risk manager del Citibank me pidió la hoja de vida para enviarla al vicepresidente del segmento de banca empresarial en Colombia (llamado en ese entonces ETM). Comencé a trabajar como relationship manager associate en Bogotá. Poco después de casarme, cuando llevaba poco más de un año en Citibank, me trasladaron a Barranquilla para abrir la banca empresarial.

Me distanció de mis amigos de esa época el hecho de haberme casado y haber sido papá joven, mientras ellos se tomaron su tiempo.

Las cosas no siempre se dan como uno espera. Hubo cambio de vicepresidente de ETM y, por yo no ser oriundo ni conocido en Barranquilla, me trasladaron de nuevo para Bogotá a otra área del banco. Mi esposa e hija se quedaron en Barranquilla.

Algunos de mis clientes en Barranquilla me ofrecieron trabajar con ellos y, luego de analizar las posibilidades, llegué a un grupo de empresas familiares del sector energético que estaban disgregadas. Mi entrada fue disruptiva pero logré armar el grupo empresarial y, como ocurre en este tipo de empresas, el dueño toma decisiones con las que no siempre se está de acuerdo, por lo mismo decidí retirarme después de nueve años de estar al frente de la holding. Además, no había hacia dónde ascender.

Hernán Martínez, ministro de Minas y Energía de la época, supo de mí y después de unos meses de habernos reunido, me envió por fax la resolución nombrándome director de Energía, lo que me obligó a renunciar a unas juntas directivas a las que pertenecía, a atender compromisos adquiridos con el tema del transporte público MIO y solucionar mis temas personales antes de asumir el cargo.

Estaba recién divorciado y mis hijos se quedaron con su madre en Barranquilla, mientras yo me había trasladado a vivir a Bogotá.

La experiencia fue magnífica. Tuve una responsabilidad muy grande porque la Dirección de Energía maneja buena parte de los recursos del Ministerio de Minas y Energía, dado que los recursos grandes en hidrocarburos y minería se manejan a través de la ANH, entonces Ingeominas y ahora ANM.

Mi experiencia en seguimiento y control de proyectos fue importante, con un equipo de profesionales serios y muy comprometidos. Como director debía presentar y defender proyectos ante los comités de los fondos y el presupuesto fondos y subsidios ante el Congreso de la República. Fui el representante de Colombia ante la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), del grupo de energía de la OEA, del grupo de energía de APEC, lo que me obligaba a viajar muchísimo al exterior. Lo hago por razones de negocios casi exclusivamente, porque, por placer, pocas han sido las oportunidades y me conformo con conocer el mundo a través de libros, la televisión y las redes sociales.

En ese trabajo el tema social es de una magnitud enorme por el mismo impacto que tiene en el estilo de vida de la gente de zonas apartadas y pobres al tener acceso a la energía eléctrica. Resulta muy gratificante.

Soy un ejecutor, terminé proyectos que llevaban frenados años y logramos tapar el hueco de subsidios que hoy es enorme por diferentes razones que no viene al caso mencionar.

Estuve año y medio durante el segundo gobierno de Álvaro Uribe y el mismo tiempo en el primer período de Juan Manuel Santos. El gobierno Santos implementó unos cambios en el ministerio, entre ellos, dividió el viceministerio, así pues que a cada viceministro le cabían muchos temas que los directores hacíamos antes. Cambió el perfil de las direcciones.

Yo manejaba el equipo de asuntos nucleares, hablaba de la relación entre combustibles y electricidad. Luego ya era solo electricidad. Eran cargos muy técnicos y los directores que estábamos en esa época, resultábamos muy protagonistas para el nuevo esquema organizacional. Se nos pidió la renuncia a los directores de energía e hidrocarburos.

Ya estaba en vigencia la llamada ley Vargas Lleras de las inhabilidades, por lo tanto quedé impedido para trabajar en el sector minero energético o contratar con empresas de este sector o con el sector público por dos años. Los bancos ya no me querían porque en el ministerio tuve exposición pública.

El ministro en ese entonces era Mauricio Cárdenas que quería que yo me fuera a la CREG a la comisión de regulación porque había un cupo disponible pero al haber yo sido miembro de junta directiva de empresas que habían sido reguladas por este organismo, tenía que esperar un año y no se iban a poner a guardarme el cupo.

Confieso que yo no soy especialista en nada diferente a Gestión. Lo mío es la gerencia, identificar problemas, sus soluciones y organizar equipos que trabajen en eso.

En el 2012 asesoré un proyecto de un amigo en el Chocó para el que entré en contacto con una banca de inversión de Europa con la que firmamos un acuerdo porque les interesó. En Colombia querían comprarlo, pero para dejarlo guardado. Lo que buscaban era que no les compitiera, pues había intereses creados de otras empresas dedicadas a lo mismo.

Desde ese entonces, algunos desarrolladores de proyectos de generación de energía me contactan para ayudarlos a conseguir inversionistas extranjeros para la construcción de los proyectos.

En el 2015 se aproximaron los miembros de junta directiva de la Cámara Colombiana de Energía, un gremio que llevaba dos años de fundado y en ese entonces el presidente inicial se jubilaba al igual que su esposa, por lo que habían decidido tomarse un año sabático así que buscaron reemplazo.

Comencé a finales de marzo del 2016 como presidente ejecutivo del gremio. Son fabricantes y comercializadores de equipo eléctrico, firmas de ingeniería y consultoría, constructoras y empresas que prestan servicios relacionados con la energía. Son cincuenta miembros unidos, buscando sacar adelante estos, nuestros temas.

El camino es largo, falta mucho por andar, logros que alcanzar. Me gustaría hacer crecer el gremio y de esta manera permanecer en él muchos años pero soy consciente de que podrían traer a alguien distinto, podrían querer un perfil diferente.

Sigo en mi actividad como asesor y esto es algo que se proyecta muy bien, aunque soy de familia muy trabajadora sí, emprendedora no, por lo mismo tengo una muy alta aversión al riesgo, por la misma formación de banquero donde hasta un CDT es de alto riesgo.

En últimas, la vida es un riesgo y yo siempre he estado dispuesto a correrlo de manera calculada y medida.