ANDRÉS RAMÍREZ
Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.
– Algunas personas deciden apagar su luz.
Elegí distinto. Perdoné al ser humano, a ese que alguna vez permití que invadiera mi vida a través del odio, del rencor y del resentimiento. Me perdoné.
Muy rara vez resentimos lo maravilloso. Muy rara vez nos volvemos a carcajear por lo mismo. Difícilmente volvemos a disfrutar de la vida, pero sí somos inmensamente capaces de resentir la tragedia. Casi que es más fácil lamernos las heridas.
– Resulta muy fácil culpar a los otros de lo que hacemos y dejamos de hacer, de lo que sentimos y dejamos de sentir, de lo que vivimos y dejamos de vivir. Buscamos formas de llamar la atención por pedir a gritos lo que nosotros mismos nos podemos proporcionar.
Tocaste dos puntos álgidos en el ser humano y es la búsqueda de afecto y de aceptación. Somos tribales, nos gusta pertenecer.
– Lo que nos da identidad, pero no nos aceptamos nosotros mismos. Buscamos una venia afuera cuando adentro nos castigamos por todo.
Y en esa búsqueda antropológica de aceptación no somos capaces de mirarnos con amor, con aceptación, con respeto, con compasión. La autoestima depende de mí. Es mi mirada hacia a mí. Muchas veces se escucha que fue dañada. ¿Pero quién tiene el poder de dañar tu propia forma de verte? Difícilmente abrazamos un elogio.
– Y no creemos en él y lo buscamos tanto que cuando llega no lo aceptamos.
Y no somos capaces de mirarnos y elogiarnos. La fábula de la felicidad es en la que los dioses decidieron crearnos a su imagen y semejanza. Dijeron, no vamos a crear más dioses, quitémosles la felicidad y escondámosla.
Tomaron la decisión después de un debate enorme. De esconderla en un lugar imposible de encontrar, dentro de nosotros mismos. Ahí viene algo maravilloso y es que la felicidad es lo que nos hace (volvernos) acercarnos a los dioses o super héroes. Porque se asoma a partir de sonreír y de encontrar tu don, tu talento, tu virtud y ponerlo al servicio del otro. Si no lo haces y actúas de forma egoísta, con tus poderes te vuelves el villano de la película.
– ¿Es en el compartir donde está la plenitud.
Las relaciones están para generarnos valor. Éstas nos confrontan como seres humanos. La felicidad está en el vivir el momento presente, en el ser coherentes. No se puede vender el alma. El amor parte de la libertad y no de la necesidad.
– Parte del aprender a estar solo, de querer y saber estarlo. De disfrutarlo. Y sólo así nos podemos dar a los demás. La gente te da lo que ve en ti.
Cuando alguien no se quiere, no se valora, no se respeta, no puede dar ni recibir. Hay que abrirse, hay tantas cosas tan mágicas que se pueden lograr. No puedes dar nada que no tengas, y es por esto que primero te amas para poder amar.
– En la charla del otro día te pregunté qué es la felicidad y hoy nuevamente te formulo la pregunta, pero referida a tu experiencia.
La felicidad es como un electrocardiograma (ese electrocardiograma que te mostraba). Es la vida, con sus altos y sus bajos, con absolutamente todo lo que nos entrega. Los momentos más tristes de mi existencia fueron una tristeza profunda que no pude ahogar por elección, como lo hice en otros escenarios.
Esto lo descubrí viviendo la tristeza, el sentimiento de rechazo y de abandono. Estas situaciones nos las entrega la vida en muchas ocasiones y está bien, debemos aprender con nuestros actos a apoyar la felicidad. Así como en todos los momentos de la vida y con todas las emociones que sentimos los seres humanos.
Ha habido momentos de mi vida que me han marcado, como a todos los seres humanos. De los quince a los veintiuno usé recursos para acallarlos. No sentía. Anestesiaba todo el dolor. Luego vino todo un proceso. Sentí mucho, algo muy complejo. Uno de esos momentos fue cuando después de seis años de consumir sustancias psicoactivas, inicié un proceso de recuperación. Pasé de anestesiar todo mi dolor y huir de mi realidad a enfrentarla, sentirla y transformar mi vida de forma positiva.
Cuando (mi) la tristeza es profunda, el abandono, el dolo, elijo. En esa elección puedo asumir lo que toque de forma que sea apoyo o que destruya. Encontré algo muy poderoso. En ocasiones la felicidad tiene que abrazar a la tristeza, a la rabia, al dolor, al ego golpeado. Darle la mano y enseñarle el camino.
– ¿La felicidad puede resultar muy tímida y muy débil cuando el ego hace presencia, cuando el dolor está implantado. Cómo pedirle a esta diminuta que apenas si se asoma que aparezca y resplandezca?
Por repetición, tu la fortaleces y parte de todo ese compromiso de educar para la felicidad, es elevar la conciencia, es decir, ser más consciente que vinimos a este mundo a ser felices y que depende de cada uno de nosotros.
Cuando entiendo lo democrático de la felicidad, empiezo a vivir y a experimentar de forma distinta. Cuando abrazo la tristeza le estoy enseñando el camino y me permito sentir porque la felicidad no implica ausencia de dolor ni de lágrimas; cuando la humanicé, cuando pasé del ideal de la felicidad a la realidad de ella, la entendí.
– ¿Es la dicha extrema el antagónico de la depresión profunda? ¿Es una la consecuencia de la otra?
Eso es lo que sucede con la adicción, estás en una depresión profunda y te disparas y llegas sin la vivencia. Una cosa son las fuerzas opuestas, con amor se combate el odio, pero es distinto como lo es una carcajada a una sonrisa. A veces buscamos lo primero con mayor intensidad.
Si bien soy un “gocetas” tengo muchos momentos de sonrisas, como cuando tuve en mis brazos a mis hijos por primera vez; como cuando (en vacaciones) tengo el privilegio de ver el amanecer o el atardecer (todos los días) o cuando amanezco al lado de la persona que amo.
– ¿Cuando reímos al mundo lloramos al alma?
Robin Williams, nuestro cómico más excepcional se suicida…
Pero no necesariamente, eso aplica cuando ocultamos nuestro dolor. Cuando compartes, las penas se dividen y las alegrías se multiplican como reza el dicho.
No soy amigo de ocultar el dolor. Si vamos por la vida todos los días hay una basurita que cargamos en nuestro costal, desde lo más simple, no importa qué te molesta, cuando termina la jornada suma toneladas, y si no vaciamos nuestro costal, se llena hasta rebosar.
– ¿La tragedia juega en terrenos de lo cómico así como la cómico resulta trágico?
Desde siempre. La naturaleza del hombre es casi que sonreírle a la tragedia y claro, en el momento de tu experiencia duele pero luego uno toma distancia, se va asimilando. Cuando uno logra reírse de sus temas, disfrutarse, logra sanar. Hay heridas que dejan cicatriz pero son susceptibles de sanar igual, simplemente que al final, sabemos que ahí hubo una herida. Así como hacemos con las heridas del cuerpo que cuidamos, que desinfectamos, que cuando necesitan abrirse y limpiar lo hacemos, debemos hacerlo con el alma.
Si la persona que te hirió no merece tu perdón tú mereces vivir sin rencor. Es ahí donde el perdón es protagonista de la felicidad y evolucionar es clave y no quedarse a vivir en el pasado, anclado a el. Lo que te decía, estar presente, navegar en el pasado o temer lo que aún no ha ocurrido son atentados a la felicidad. Prefiero fracasar porque me entregué completamente y no por haberlo dejado de hacer dado el temor. Puedo parecer soñador pero es lograble, esa es mi vida.
– La plenitud tiene muchas formas, muchos recursos pero ¿viene por temporadas?
No, es permanente en mí significado de la felicidad y es que no porque te pasa algo malo la perdiste, creo que cuando cambiamos las preguntas cambian las respuestas y si estoy en plenitud, en un estado de abundancia, de magia, frente a una situación muy dolorosa no puedo permitirme perderlas, porque desde ahí es donde más puedo ayudar, cualquier situación mía o de un tercero que yo ame.
Tu puedes caminar hacia cualquier lado de la vida, hacia la cima, hacia el éxito, hacia la abundancia, hacia la felicidad o hacia la tragedia, depresión, amargura, fracaso, que no quiere decir que subiendo no te encuentres con ellos, es otra mirada y es qué debo aprender a partir de esto para trascender.
Pero cuando has caminado hacia abajo por sentimientos cualquiera sean, de abandono emocional y/o físico, te obliga a hacer un muy fuerte trabajo, no juzgar, perdonar, asumir, reconocer.
El amor tiene la condición de que te lo entregan y tu eliges recibirlo o no, en mi caso siempre encontraba una forma de criticarlo, así mismo sucede con lo negativo que puedan entregarte, tú decides recibirlo o no.
– ¿Se puede hablar de equilibrio emocional cuando los sentimientos son tan dinámicos?
No se trata de no sentir, se trata de expresar asertivamente lo que sientes. Me duele la vida, la superficialidad, la liviandad mientras la realidad del mundo es tan distinta. Mi decisión ha sido actuar y construir el mundo en el que quiero vivir sin esperar a los demás, más bien invitándolos a que juntos construyamos lo que soñamos. Es a partir de la cooperación y no de la competencia que multiplicamos.
– ¿La felicidad es un ingrediente de la paz y la paz de la felicidad?
La felicidad es una herramienta poderosa para la paz, imagínate Educando para la Felicidad en el Post-conflicto, imagínate que muchas personas se levantaran con la intención y la convicción de hacer acciones simples y efectivas que contribuyeran a la felicidad, no habría espacio para delinquir, no habría espacio para la guerra, no habría espacio para dañar a ninguno otro ser humano.
Educar para la felicidad es educar para la Paz, en donde somos conscientes que todas y cada una de nuestras acciones tienen un impacto positivo o negativo frente a otro, frente al planeta, frente a toda la naturaleza.
Este es un tema sobre el que vengo trabajando profundamente. Estoy convencido que la felicidad es amor y es paz
– ¿Cómo es tu casa materna?
Soy hijo de padres separados, tengo cinco hermanos. Viví con mi mamá hasta los 7 años luego con mi papá un empresario hoy dedicado al rescate del recurso hídrico, los ríos, los acuíferos, los mares.
A los quince años tuve una experiencia que cambió mi vida. Fue el encontrarme con un mundo que me ofreció drogas, fiesta y una forma de escapar de mi realidad, en donde soy consciente que fui yo quien aceptó esa invitación. La verdad, en ese momento no tenía las herramientas para evitarlo. Hoy reconozco que era algo por lo que tenía que pasar para ser quien soy. Hice mucho para encontrar la muerte. Un milagro no lo permitió. Así recorrí, hasta los veintiún años, un camino que me estaba destruyendo.
Hay cosas que hacen daño que nos encantan pero es necesario aprender a decirles “no” pues podrían costarte la vida, la integridad, con ellas a los tuyos, a tu gente, a tus seres queridos. Por eso los clásicos nos invitan a cultivar la virtud de la templanza, esa que nos permite posponer el placer inmediato en la búsqueda de un bienestar futuro.
Nunca estudié, pero siempre asistí a las universidades de las que fui echado, como el CESA de la que hoy soy profesor, profesor de felicidad. Este es uno de los regalos más hermosos que la vida me ha dado. Así como en algún momento de la vida tomé la decisión de escupir las oportunidades que me daban, hoy, después de mucho trabajo, esfuerzo, dedicación y disciplina, el CESA me invita y me permite compartir mis experiencias siendo docente, lo veo como una oportunidad para reparar, una oportunidad para construir.
Conocer un mundo de dolor me permite hablar de felicidad con total conocimiento. He vivido depresión, porque he querido huir del mundo, escapar de mi realidad. Me he anestesiado. Puedo entender desde mi vivencia porqué muchas personas se hacen daño. Porqué buscan aceptación desesperadamente. Porqué los seres humanos estamos buscando todas estas cosas.
– ¿Qué hizo click en ti para que a diferencia de muchos dijeras “quiero una vida distinta”?
Esa es una historia que tiene más matices de los que te voy a contar porque se juntan muchas cosas. Estando en una charla de grupo en Miami, lugar donde inicié mi proceso de recuperación, en un proceso de rigurosa agenda, luego de un mes no tenía ninguna intención de recuperarme. No era consciente que quería acabar con mi vida. Estaba haciendo lo necesario para lograrlo.
¿Quién no sabe que se está matando cuando fuma? Cosas que necesariamente implican falta de amor propio.
Yo estaba lleno de dolor. Cuando hablaba expresé mi sentimiento de total indiferencia. Estaba decidido a continuar con mi vida tal y como era pese a mi juventud, sin darme cuenta el daño que me hacía. Una señora me dijo que estaba de acuerdo conmigo en una sola cosa, en que yo estaba muy joven, muy joven para morirme.
Por primera vez hice un inventario real de lo que había sucedido conmigo hasta ese momento. Compraba amor, afecto. Buscaba aceptación y aprobación. No sabía relacionarme y mis relaciones tenían alto grado de disfuncionalidad (sic). En lo material había dejado siete carros en pérdida total, para poner un ejemplo, y seguía vivo, lo que constituía un milagro. Había hecho cosas para morirme.
No hay nada más lamentable. No me siento orgulloso de muchas cosas que experimenté. Lograr aprender de esas vivencias es lo que ha hecho la diferencia. Cosas tan sencillas como elegir no solamente con quién me acuesto, sino con quién amanezco. Lo más maravilloso, que sea la misma persona cada mañana, ¿Qué más se le puede pedir a la vida?
Yo había perdido el deseo de vivir sin pensar literalmente en el suicidio, pero ese comportamiento lo decía. Hoy lo entiendo. Por lo mismo no pasa un día sin que abrace a alguien, sin que intente hacer algo por alguien. Porque cuando me doy, tengo la posibilidad de dar. Cuando doy, recibo sin límite.
Tengo una mirada hacia mí llena de amor, respeto, afecto, compasión. Conozco mis miedos, mis defectos pero también estoy colmado de virtudes e intento centrarme en lo que funciona, como que soy bueno para compartir, para inspirar a las personas
– ¿Quién sale del sitio de recuperación?
Sale un niño lleno de miedo y de conciencia, con algunas pequeñas herramientas para no recaer. Alguien que entendió que aceptar no es estar de acuerdo y totalmente dispuesto a vivir, disfrutar la vida y encontrar la razón por la cual seguía vivo.
Cuando eliges caminar hacia la vida ésta te devuelve oportunidades.
Una vez el CESA me sacó de la universidad, luego me invita a hablar de adicciones por mi experiencia. Soy consejero en adicciones y trabajé como terapista, hoy mucho menos pues llegué a tener 120 personas en terapia.
Desde lo que viví y experimenté hoy intento no juzgar a nadie, pienso que todos los seres humanos tenemos la infinita capacidad de re encontrarnos y de ser maravillosos, mágicos y desde ahí intento relacionarme con todas y cada una de las personas que encuentro en el camino, desde ese ser fantástico que todos tenemos adentro, alguien excepcional y a veces no nos permitimos revelar, mostrar, es un encanto guardado.
– ¿Qué estudiaste?
Me gradué como consejero en adicciones en Puerto Rico, hice un curso de Bio Ética en la Universidad de Miami. Soy un lector decente, cuando me comparo con lectores avezados no leo mucho, pero estoy en 12 o 14 libros al año.
Creo que lo que te hace profesional es lograr un pensamiento lógico y una estructura mental que te permita relacionarte con tu entorno, generar soluciones sin embargo es la vida la que te permite esa experticia y poner en práctica lo aprendido
– ¿Por qué la Bio Ética?
Es Bio Ética en Investigación Clínica, que nace después de la segunda guerra mundial con el propósito de defender la vida y proteger a los seres humanos que se someten a procesos de investigación clínica temas como el consentimiento informado, los conflictos de interés, el principio de benevolencia y no de otra forma; siempre defender al sujeto en investigación que igual está tomando un riesgo.
– ¿Cómo sigue tu camino?
Lleno de felicidad, he descubierto que mi sueño es ayudar a cumplir los sueños de otro, que en servir está la clave. Seguiré en la docencia hasta cuando la vida me lo permita, es una exigencia enorme, un privilegio delicioso. Sigo en el servicio social, dirijo la Fundación del Consejo de Empresas Americanas CEA. Para mí tener sustento de vida en hacer lo que amo es maravilloso y espero lograr compartir felicidad con muchas empresas, organizaciones educativas y todos los seres humanos posibles.
La felicidad está creciendo, hay muchas más personas inspirando para la felicidad lo que me emociona porque remar solo no es tan fácil.
Voy a verbalizar un reto que tengo para este año para seguirme quitando mis propios miedos pues estoy escribiendo un libro, profundizando sobre cada uno de estos temas que hemos repasado muy rápidamente.
Disfrutar a mi familia, a mis hijos y abrazar la vida con todo lo que tenga.
– Hoy ¿quién es Andrés Ramírez?
Un ser humano con virtudes, con defectos, que elige la felicidad y que asume la responsabilidad sobre su vida. Nada de lo que me pasa es responsabilidad de otro.
– ¿Cómo ha impactado en tus hijos tu experiencia?
Me ha permitido acercarme a ellos. Mi hija Manuela tiene trece años. Le da un poco de oso su papá. Tenemos una relación muy linda, cercana y amorosa. Ella siente que los papás de sus amigos son “normales” mientras que yo soy profesor de la felicidad en una universidad de la que me echaron. Igual se siente orgullosa. Mi hijo Martín tiene ocho años y le preocupa menos la vida. Mi relación con ellos es cercana y amorosa.
Siento que más allá de eso uno educa con el ejemplo. Creo que lo que ven también es lo que van a buscar en su vida. Los hijos nos demoramos en entender. Seguramente los míos no van a ser la excepción. Ahí estaré siempre listo a permitirles ser, a amarlos y a abrazarlos.
– ¿Sientes nostalgia?
Sí, claro. La de haber desperdiciado tantos años. También hoy los entiendo como aprendizaje. En mi caso, necesitaba esa experiencia para llegar acá.
Tengo dos hermanos que son biólogos y uno de ellos una vez me preguntó: ¿Sabes por qué tu eres el más alto de todos? (Siendo yo el más bajito) … Porque tienes las raíces más profundas”.
Estamos en la búsqueda de qué vas a ser cuando grande. Todos ya somos, nacemos siendo. Hay que buscar nuestra mejor versión, sin compararnos, sin competir con nadie. Solo ser lo mejor que podamos porque adentro hay magia para compartir.
Somos como nubes que se transforman para dar vida. El ejemplo de Edwin que sigue inspirando y moviendo corazones, no sé si dejó de ser sólo veo que dejó de estar.
Publicado por Blogger en El Blog de Isa el 1/19/2015 09:55:00 p. m.