MIGUEL GALVÁN
Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.
Contestar a la pregunta de quién soy, que en apariencia es sencilla pero que en realidad es muy profunda, me abre un espacio para reconocerme como una persona de dualidades. Dualidades desde la infancia y a la fecha: lo mismo soy soñador e idealista que pragmático y estructurado; lo mismo me gusta la ciudad que el campo y lo mismo me gusta el ritmo intenso que el espacio íntimo de la reflexión. Si bien puedo ser muy serio y estructurado, también soy un pan cuando se trata del dolor ajeno pues me desmorono y lloro. Me gusta reflexionar y saber a dónde voy, un ejemplo de ello es que desde los 16 años fui armando mi plan de vida; fijé mis propias metas y me reté a lograrlas.
La frase que mejor me describe desde niño es: soñador perseverante.
Vengo de una familia muy sólida, de principios, ejemplo, valores, lo que considero muy importante, y me ha servido de ejemplo y respaldo.
Mi papá es quien más me ha marcado pues al ser una persona hecha a pulso, de origen humilde, sacó adelante a su familia y ha ayudado a sus hermanos. Este reto le significó un esfuerzo enorme, mucha disciplina y compromiso, y para lograrlo se preparó desde la academia, siendo el primero en su familia en graduarse de la carrera profesional que, a la postre, le dio muchísimo piso y oportunidades que supo aprovechar de la mejor manera. A sus setenta y ocho años está siempre pendiente de nosotros, sus hijos. Él es un gran pilar y ejemplo para mí.
Mi abuela materna, Juana Meléndez, fue escritora de poesía y contó con gran reconocimiento en toda Latinoamérica. Por muchos años hizo de enfermera (partera), a los cuarenta años decidió recomenzar su vida así que tomó la decisión de estudiar letras. A su muerte a los noventa y dos años, había publicado más de diez libros. Fue una persona muy admirada pues también era artista y uno de sus cuadros más representativos me acompaña siempre en mi oficina. Como ser humano fue excepcional, me llamó siempre la atención ver la serenidad que irradiaba. Era un verdadero ejemplo de vida y alguien que me marcó enormemente; por lo mismo, una de las pocas cosas de las que me arrepiento, es del hecho de no haberla conocido mejor, haber conversado y disfrutado de su conocimiento; sin duda recibí su consejo y recuerdo un par que me dio especialmente en mi adolescencia, pero pudo haber sido mejor.
Mi mamá es hija única y quien me regaló esa abuela magnífica; pero lo más importante de mi madre es que ella fue esa fuerza que mantuvo integrada a nuestra familia, un ejemplo de amor constante por sus hijos, de ejemplo de responsabilidad y tesón siempre al centro de la familia. Una mujer cero egocéntrica, que siempre apoyó a su marido, que nunca se quebró ante la adversidad y que es ejemplo de constancia, de lucha y el mejor ejemplo de mujer que conozco. Hoy a sus setenta y ocho años, vive el mejor momento en la relación de pareja y le debemos a ella nuestra familia tan integrada.
Soy el menor de cuatro hermanos, una persona sencilla y de gustos sencillos. La lectura y los libros como objeto son parte fundamental en mi vida. Sin lugar a dudas el ejemplo lo recibí de mi papá que además nos inculcó el gusto por la lectura, por los idiomas pero también por el ejercicio. Cuando niño leía el libro de Tom Sawyer por capítulos para inspirarme antes de salir a jugar. Conservo esa edición y cada vez que por alguna circunstancia la veo, me conmuevo. Leer nos lleva a otros mundos, nos hace viajar, por lo mismo, ahí empezó mi inquietud por descubrir, por saber qué más hay.
Con mis hermanos, tengo una excelente relación, nos queremos; entre broma y broma, ellos me dicen:
— Nosotros teníamos que pedir permiso. ¡A ti mis papás tenían que preguntarte dónde andabas!
Desde los quince años he sido muy libre. A mis dieciséis hice mi primera empresa informal en la que vendí desarrollo de software y computadores; también tuve una academia de cursos de verano que me hace pensar:
— ¡Qué inconscientes los papás que me dejaban a sus niños! (risas).
En la infancia y hasta la secundaria fui un niño que tenía todo resuelto. Vivíamos en una colonia hermosa, con un campo de golf que al cruzarlo me dejaba en el colegio. Pero la sabiduría de mi padre hizo que todos nosotros, sus hijos, tuviéramos que cursar la preparatoria en un colegio oficial del gobierno. Cuando me cambió, me vine emocionalmente abajo. Durante el primer semestre empecé a protestar y se me fueron las calificaciones al suelo por lo que papá decidió mandarme un tiempo a Chicago donde su hermana. Esa experiencia me permitió observar a mi prima que había viajado por el mundo gracias a sus becas académicas. En mis reflexiones pude entender que me estaba equivocando con mis actitudes, entonces, decidí regresar, me puse a estudiar, y comencé mis negocios. Así fue como dejé de perder tiempo e hice mi plan de vida.
Recuerdo que mi papá no nos podía ver dormir hasta tarde y tampoco nos permitía que nos quedáramos sin hacer nada. Esto me ayudó, sin duda, a estar activo, a prepararme, a ajustar y cambiar lo necesario. Desarrollé una capacidad de resiliencia muy fuerte pues en mí prevalece la reflexión de que si no logré mi objetivo, debo continuar sin frustrarme pues asocio frustración con inactividad, con quedarse atorado y yo soy de los que se mueve rápido.
Saqué la preparatoria con excelente promedio de tal forma que logré una beca en el Tecnológico de Monterrey. Este fue apenas el comienzo y un punto de inflexión muy importante. La inquietud de emprender, leer y viajar comenzó ahí, tres cosas que constituyen mi esencia.
Suelo entablar largas conversaciones con mi mamá pues en ella encuentro mucha sabiduría. Una de nuestras reflexiones tiene que ver con que no interesa cuánto tiempo pueda tomar ver realizado un proyecto siempre que llegue en el momento adecuado.
Mi mamá siempre me recuerda las primeras metas. Ella tiene muy presente que cuando pasábamos por una tienda yo le decía:
— Algún día me voy a comprar esa grabadora.
Y así lo hice, trabajé, junté el dinero y la compré. Igual ocurrió con una bicicleta.
Cuando regresé de Chicago superé mi período de distracción que, por fortuna, fue solamente de un semestre y me pregunté qué quería.
En realidad no sabía qué estudiar pero sí que quería salir de Irapuato, Guanajuato (mi pequeña ciudad ubicada en el centro del país), quería viajar y ver nuevos horizontes. Así pues que decidí atender a mi deseo.
Tenía tres opciones de carrera completamente distintas como ingeniería agrónoma, pues otra de mis dualidades es que me encanta el campo tanto como la ciudad, porque me fascinan el rancho, el monte, los animales pero también estar en una gran urbe y todo lo que ella implica; hubiera podido estudiar también psicología pues he tenido aptitudes, facilidad y fascinación por esta área del conocimiento y durante mi desarrollo profesional me ha sido posible desarrollar talentos en otros ayudándolos a progresar. Finalmente me decidí por sistemas de computación administrativa que es la tecnología aplicada a los negocios.
Mi papá me había tenido a bien comprar una computadora personal cuando apenas salían al mercado lo que me permitió identificar tanto el gusto como la habilidad. Básicamente la carrera me brindó un espectro muy amplio.
Alguna vez gané un concurso del TEC, pues tiene un programa emprendedor que básicamente enseña a hacer empresa y lo logré creando una revista del tema informático; obtuve mención honorífica para convertirme en el segundo mejor promedio de toda mi generación. Comienza entonces una segunda etapa de mi vida cuando estudio mi maestría. Hice mi pregrado en provincia donde también comencé mi empresa y decidí que en Monterrey estudiaría la maestría.
Allí me instalé en el año 95 y desde entonces no regresé a mi ciudad de origen. He viajado muchísimo por razones de trabajo, también he vivido en Ciudad de México, en Sinaloa y algún tiempo en Nueva York.
Al muy poco tiempo de llegar a Monterrey me casé y un par de años después nació mi primer hija. Mariana una preciosa soñadora con intensidad por vivir; muy parecida a mi en muchos sentidos y una mujer con un gran corazón y sentido común. Dos años más tarde nació Melissa, otra soñadora, muy amorosa y estudiosa, durante varios años consecutivos fue el mejor promedio de su clase y logró la máxima presea en su Colegio; consiguió también una beca para el Tecnológico de Monterrey. Luego tuvimos gemelas idénticas, Macarena que es pura fiesta y baile, un osito “apapachable” y temperamental en positivo, y Michelle que es una lectora empedernida como su padre, extra ordinariamente inteligente y junto con su gemela, logró el primer lugar nacional en ajedrez por Equipos.
Mi historia con mi ex esposa es literalmente increíble. Una vez entré al piso en el que ella trabajaba, se levantó de su escritorio, la vi y me enamoré. Me declaré en dos ocasiones, me dijo que no cada vez hasta la tercera que fue la vencida. Estuvimos un mes de novios y nos comprometimos, siete meses después nos casamos y construimos durante 20 años una familia.
El año pasado inició lo que yo llamo el cuarto capítulo de mi vida. ¿A qué me refiero con este cuarto capítulo? Al principio de la charla te comentaba que desde muy chico, hice mi plan de vida. En ese plan aparecen varios capítulos, pero déjame regresar al principio y compartirte cómo fue que inicié mi plan de vida.
Lo inicié preguntándome: ¿Qué quiero al final? ¿qué me gustaría que dijeran las personas que más me importan cuando yo falte? ¿Qué quiero que digan mis hijas, mi pareja, mis padres y la sociedad de mí?
Básicamente esto surge en el ejemplo de mi abuela, pues fui testigo de cómo la gente se expresaba de ella en vida y al final de su camino. Plantearse este escenario final te hace ver las cosas con perspectiva y con realismo, por ello definí de esta forma mi visión. Concibo la vida como una empresa, por lo mismo debo tener claro para dónde voy pues de otra forma cualquier camino sería correcto. Quisiera que mis hijas me tengan como un buen ejemplo que les procuró amor, como alguien que hizo de su vida algo importante y que creó cosas que nunca descuidó. Quisiera ser para ellas lo que mi papá fue para mí, ejemplo de disciplina, de responsabilidad, de trabajo, de valores y principios. También quisiera ser para mi pareja un buen compañero de vida, un buen proveedor, un buen amigo y colega, estar ahí como testigo de su vida. Para mis padres he querido ser un hijo responsable, presente, igual que para mis hermanos. A mis amigos y a la sociedad en general, quiero aportar a través de la lectura porque mi proyecto es crear mecanismos para fortalecerla y desarrollarla enfocándome de manera especial en la infancia.
Tracé mi línea de tiempo a lápiz, lo que significa que puedo borrar, cambiar, equivocarme, pero tengo que vivir con un plan, aunque flexible, atendiendo las señales maravillosas que te trae la vida cuando estas dispuesto a escucharlas.
Dividí mi línea de tiempo profesional en cuatro y la cuarta comenzó el año pasado, pero déjame compartirte las primeras. Desde el principio de mi carrera quise ver las cosas más holísticamente, de manera sistémica y para lograrlo debía iniciar con la consultoría; hice una carrera de once años como consultor, iniciando con consultor senior hasta llegar a ser managing director de la firma con alcance en Latinoamérica. Entré el primero de junio y estando quizás en el mejor momento decidí que debía empezar mi segunda etapa, pues ya había aprendido de varias industrias, varios procesos, varios países.
También un primero de junio, acepté una posición en PepsiCo. Comencé en la dirección de transformación de una de las unidades de negocio y diez años después concluí mi ciclo siendo Vicepresidente de Transformación para Latinoamérica y líder del Centro de Excelencia Global de Transformación. En la consultoría descubrí, a través de dos proyectos muy grandes, que esa cuestión holística y sistémica que me gustaba se llamaba transformación de empresas. Si bien la posición no existía, en PepsiCo, la creamos con mi contratación.
También en el mejor momento en PepsiCo, pero habiendo dejado un Equipo sólido y la Transformación en curso, decidí aceptar una invitación extra ordinaria: ser Director General Adjunto del tercer productor de carne más grande del mundo. Inicié un primero de junio y con ello completé las perspectivas que quería construir sobre la transformación de Empresas: consultoría, ejecutivo y director general.
Bussiness Transformation Consortium, mi Empresa, nació el primero de junio del 2018, un concepto totalmente nuevo que inicié con dos socios y que representa la posibilidad de aportar a las Empresas ese método y mezcla única de perspectivas en Transformación Empresarial que construí durante 20 años. Se trata de un consorcio por membresía en el que acompañamos al Director General y su Equipo Directivo para que desarrollen la habilidad de transformar su Empresa. El acompañamiento es una combinación entre un board member, un consultor y un coach, debo entender su perspectiva y ayudarlo a que desarrolle con su equipo la habilidad de Transformar integralmente su empresa.
En el libro que estoy escribiendo trato precisamente este concepto de integralidad en la gestión y la transformación. Al final del día, la empresa es un sistema, un todo; y el director general sabe el qué de lo que quiere para este sistema, pero cuando se trata de los “cómos”, es donde típicamente se requiere ayuda. Nosotros no somos consultores, nosotros acompañamos, estamos hombro a hombro y nuestro propósito es que el Director General “aterrice” o haga realidad esa ambiciosa visión que tiene para su empresa.
Lo del primero de junio, seguro llama la atención y lo menciono por una razón. No es cuestión de arrogancia, sino que es una especie de símbolo, al decir: todas las decisiones las tomé yo, y las tomé de acuerdo a mi plan. Revisar en qué momento se tiene que lograr la libertad financiera, cómo enfocarse en crear un patrimonio, cómo atender los gustos propios y cómo ir proveyendo los espacios a la familia para estar juntos, todo ello fue parte también del plan. Lo más relevante para mí, la voz a la que más le hago caso, es a la de la intuición porque desde adentro se sabe lo que es correcto.
En mi auto evaluación concluyo que el saldo es muy positivo: me siento orgulloso y satisfecho, fue una buena decisión hacer mi plan. En lo profesional siempre he trabajado en mi pasión y he podido trabajar con grandes personas, crear relaciones sólidas, aportar y dejar legado. En lo personal me siento muy orgulloso y satisfecho con mis hijas y afortunadamente tengo muy buenas relaciones de amistad. Así pues, ¡bienvenido el siguiente capítulo del plan!
- ¿Qué proyecto inmediato tienes?
Dentro de mi plan está descrito el tener un rol de liderazgo nacional, con una participación muy activa en la transformación de México, muy a mi estilo, muy disruptivo y a través de la lectura. No es un proyecto político aunque no le tengo miedo a eso.
- ¿Qué es el tiempo en tu vida?
Algo que no debo desperdiciar pero no me genera afán ni ansiedad.
- ¿Cuál es tu sentido de la existencia?
Vivir de manera intencional, reflexiva y espiritual, como una forma de maravillarme constantemente. Fluyo en una conversación muy clara y muy abierta con la vida y con Dios, sin miedo a la muerte.
- Has sido consultor por lo mismo has brindado incontables consejos. ¿Cuál dirías que ha sido el más pertinente en quien lo recibió?
El consejo que siempre me he dado a mi mismo, a mis hijas y a mis Equipos, y que al mismo tiempo es mi lema de vida: Las tres Cs: Coco (cabeza) / Corazón / Chamba (trabajo). Se trata de pensar, planear y poner todo en lo que vas a hacer, ponerle pasión y mucho trabajo.
- Y cuando has necesitado consejo, ¿cuál ha sido el más valioso que has recibido?
El primero que me viene a la mente es cuando alguien me dijo: a veces se gana perdiendo.
- Eres un soñador y un amante de la lectura ¿Qué te produce tener frente a ti un papel en blanco?
Mi mente siempre empieza a producir, a crear, no puedo estar quieto.
- ¿Cuál es la mayor decepción que has tenido que afrontar?
Cuando mi esposa decidió dejar el matrimonio.
- ¿Alguna que tuviera consecuencias irremediables?
Ninguna, creo que no hay tal en esta vida. Todo tiene un por qué y se entiende solo en retrospectiva.
- Hablemos del valor de la amistad.
Dedico mucho tiempo a mis equipos de trabajo para convertirlos en mis amigos. Y con mis amigos tengo una deuda perenne.
- ¿Qué es lo que más detestas?
El egocentrismo. Cuando alguien no piensa en los demás y solo en sí mismo está condenado como el narciso.
- Si no fueras un ser humano sino un elemento de la naturaleza, ¿cuál serías y por qué?
Agua. Es uno de los cuatro elementos fundamentales. Este debería llamarse planeta agua y no planeta tierra.
- ¿Qué animal serías?
León. Porque siempre me ha gustado su imponencia.
- ¿Qué te gusta dejar en las personas que se acercan a ti?
Buena energía, algo de valor, algo que les sirva…
- ¿Cuál debería ser tu epitafio?
Vivió a su manera siendo feliz y se conoció a sí mismo.