BELISARIO BETANCUR POR DAVID MANZUR
Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.
Esta estructura se basa en un cuestionario que Isabel me hace sobre lo que fue mi relación con Belisario Betancur.
Cómo se conocen
Conocí a Belisario a través de una amiga en común quien me dijo:
— Belisario Betancur, un amigo que tiene mucho de poeta, te quiere conocer.
— Con mucho gusto. Dile que venga (respondí).
Nos encontramos como si fuéramos viejos amigos. Somos de pueblos muy parecidos y estrechamente relacionados pues yo nací en Neira – Caldas y él en Amagá – Antioquia. Los dos coincidimos en muchas inquietudes desde el punto de vista cultural.
Nos veíamos cada vez que sus actividades políticas se lo permitían. Él venía a mi casa donde hacíamos una comida íntima con nuestros amigos comunes como Hernán Díaz, Enrique Grau entre otros, y por lo general a las diez de la noche se iba para su casa hasta que un día le dije:
— ¿Por qué no traes a Rosa Helena?
— Rosa Helena es muy tímida y muy de la casa. A ella no le gusta salir (me contestó).
Belisario Presidente
Como todos saben Belisario hizo varias campañas hasta que finalmente en el año 82 llegó a la Presidencia y soy un convencido de que esta, en la Historia de Colombia, va ser muy recordada porque tiene mucho que ver con la cultura y las artes en especial.
Me consta el interés de Belisario por todo lo referido a las artes en general, por ejemplo la música y qué decir de la poesía, porque en el fondo, él era en realidad un poeta. Recuerdo que Mario Rivero, poeta y amigo común, decía:
— Belisario es un poeta al que se le atravesó la Presidencia.
Viví muy de cerca a Belisario como Presidente en el aspecto cultural. Lo primero que hizo fue convertir la Casa de Nariño en un museo de arte con el limitante de que no se podía tener un comité de recepción que calificara la capacidad conceptual de cada obra y lo menciono porque él, en su generosidad y respeto para con todos, aceptaba cualquier cosa aun sabiendo qué era bueno y qué no tanto.
La Casa de Nariño se llenó de obras de artistas de primera plana como Botero, Grau, Obregón, Negret, Olga de Amaral, Jim Amaral y otros. Por ser Belisario mi amigo, decidí no regalarle obra pero el doctor Pedro Gómez sí le prestó un cuadro mío para que dispusiera de él. Unas personas, a quienes no puedo dejar de mencionar y que jugaron un papel muy importante en lo cultural durante su gobierno, fueron Gloria Zea, Aura Lucia Mera y Amparo Sinisterra de Carvajal.
Belisario, los viernes, hacía actos culturales en los que había música, recitales maravillosos con la participación de Martha Senn y Carmiña Gallo en algunos casos. Recibía a todos los artistas sin diferencias de clases ni de estatus, se encontraba uno con las personas más encumbradas como con las más humildes y todos disfrutando del sonido de una guitarra, oyendo cantar, recitar o hablando de arte.
Cada vez que hacía un viaje protocolario llevaba una obra de artistas colombianos: Negret muy cercano a la Casa de Nariño, Eduardo Ramírez Villamizar y también de Obregón. Al Presidente Lusinchi de Venezuela le regaló uno de mis cuadros. Él decía:
— Yo no les estoy pidiendo. Ustedes al donar su obra están de alguna forma pagando impuestos.
Lo hacíamos con gusto y era para nosotros un inmenso honor.
Un tiempo antes de la llegada del Papa Juan Pablo II, Belisario me dijo que le hiciera un cuadro como presente. Con su enorme conocimiento de la escolástica española me sugirió la transverberación de Santa Teresa como tema; él sabía que el Papa había aprendido español estudiando estos temas.
Tuvo la buena visión de ubicar becas para los artistas que con talento lo requirieran, a otros los mandó a Europa, siempre buscó que les permitieran lucirse.
Belisario tuvo tres problemas grandes en la Presidencia como fueron el Terremoto de Popayán, el Palacio de Justicia y Armero que tanto le dolió. Soy testigo de su preocupación que fue enorme, se sintió como si se le hubiera muerto la familia. Ahí me di cuenta de que ser Presidente no es tener todo a la mano cómo se cree, al contrario. La gente piensa que ser amigo del Presidente es haberse ganado la lotería y por el contrario lo que hay que hacer es ayudarle y no pedirle nada, asi me decía.
A él le aprendí cosas como que hay dos tipos de políticos, el que tiene una mentalidad de Estado y el que solo piensa en cuatro años de Gobierno. Y él tenía la primera, una visión más allá de un período de cuatro años y menos alineada con una ideología, además global porque su principio político no estaba limitado por las fronteras. Lo cierto es que casi nunca abordamos estos temas en nuestras conversaciones.
Belisario ex Presidente
Pasó el tiempo y con él la Presidencia; su señora Rosa Helena, una clásica matrona antioqueña muy adorable, murió unos años después. No volví a verlo hasta que una tarde se me apareció en mi estudio de Rosales y me dijo;
— Quiero dibujar, quiero pintar.
— ¡Magnífico! (le respondí).
Con su cultura, sensibilidad y lucidez y además con su brillante memoria y claridad para tomar decisiones yo estaba seguro de que habría resultados garantizados. Nunca le enseñé porque el arte no se enseña, lo que hice fue informarle.
Vino entonces a trabajar conmigo cuando pintaba un cuadro enorme con un tema de San Sebastián y él se convirtió en mi ayudante ideal, pero además comenzó a dibujar y nos sorprendió a todos por su habilidad increíble con el lápiz. Para mí fue una tragedia que él no se tuviera confianza para eso y yo lo entendía en el sentido de que una persona a la que un país entero le sigue los pasos puede sentirse extraña. Le decía:
— Tú eres un cobarde porque te da miedo enfrentarte al mundo del Arte.
Pero él me eludía, me embolataba, como se dice en Antioquia. La verdad es que dio muestras de un gran y mejor trabajo. Fue pasando el tiempo y él hacía cada vez más su inmersión en el arte, ayudándome y subiéndose conmigo al andamio. Yo pinto con un espejo para poder duplicar la distancia y ver de lejos el cuadro pero, ante semejante cuadro tan grande, Belisario fue mi espejo a ocho metros de distancia y desde allá me decía si iba bien o mal. Era exacto y preciso, después de ayudarme él seguía en su caballete.
Una tarde lo invité a que se quedara más tiempo porque venía una amiga pero le dije:
— Solo hasta las 10 de la noche porque tanto tú tienes que ir a la casa como yo tengo que madrugar.
Esa amiga era Dalita Navarro que llegó para quedarse para siempre y para cambiarle la vida a Belisario pues parecía un quinceañero en alegría. En ocasiones viajé con ellos a distintos lugares y realmente parecía un novio de veinte años. Un día me dijo:
— Estoy tragado.
— Ese no es lenguaje de un hombre que ha sido Presidente (le contesté).
Se puso bravo y me dijo:
— ¡Estoy tragado!
La llegada de Dalita a la vida de Belisario nos llevó a Barichara lo que cambió la mía por completo y de manera importante porque yo nunca habia tenido un lugar y un estudio tan maravilloso. Barichara revivió los pueblos españoles donde me crié, los de Castilla. Pude y puedo trabajar como en ninguna otra parte del mundo donde he vivido, asi mismo se sintió Belisario en Barichara.
Aunque no alcanzó a producir mucho por ser un hombre tan ocupado, estoy convencido de que algún día se verá su obra y se reconocerá su talento. Él le dio ademas mucha importancia a su trabajo en la Fundación Santillana donde hizo una gran labor de difusión cultural ayudando a gente joven. Yo le decía:
— Belisario ven y quédate aquí del todo en Barichara.
— No. Porque soy un tipo que tiene que seguir trabajando y lo haré toda la vida.
Felipe Achury, un amigo muy ligado a mi carrera y que conoció a Belisario logrando con él una gran amistad a pesar de la diferencia generacional de los dos, me acompañó a visitarlo el 16 de noviembre de 2018. Pasamos un rato largo recordando muchos momentos y amigos comunes y nos recitó versos de Machado“Yo voy soñando caminos de la tarde”
Convinimos en vernos la siguiente vez en Barichara. Le dimos un abrazo cuando ya eran las seis de la tarde. Fue así como nos dijimos adiós pero lo recuerdo con gran alegría y sigue vivo en mi pensamiento: “Yo voy soñando caminos de la tarde…”