Mario Carvajal

MARIO CARVAJAL

Las Memorias conversadas son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo.

Isa López Giraldo es responsable del contenido de su sitio web en el que Davivienda actúa como patrocinador de la sección Jóvenes Talentos.

Me defino como una buena persona. Soy amable, empático, paciente, sociable, dispuesto a escuchar y a ayudar, fanático del jazz. Me gusta el fútbol, la lectura, la historia y la política. 

ORÍGENES – RAMA MATERNA

Mi abuelo, Camilo José Cabal, fue un hombre muy servicial que evitaba el reconocimiento. En su rostro siempre se reflejó una sonrisa. Si bien fue embajador por un corto tiempo en Viena durante la posguerra, y ministro de agricultura y ganadería, se dedicó principalmente al manejo de sus tierras. Fue muy querido por todos, con una inteligencia emocional superior, con fortalezas claras para trabajar en equipo.

Mi abuela, María Emma – Mema, fue una mujer muy dulce y valiente, de gran corazón y muy devota al Señor de los Milagros de Buga, como lo fue mi abuelo. Le gustaba el campo, más que la ciudad y alguna vez, mientras ella dormía en su casa en Normandía en Cali, la despertó el ruido de cosas que cayeron de la mesita de noche, lentamente se fue sentando hasta ver una iguana encima de su cama. 

Mi mamá, Juana Cabal, nació en Cali. Es muy musical, alegre, de gran sentido del humor. Estudió educación preescolar en el Instituto Colombiano de Educación Preescolar Victoria Bossio y posteriormente, a los 49, decidió estudiar antropología en la Universidad ICESI.  Trabajó por mucho tiempo en el Centro de Adopción Chiquitines, lugar al que nos llevaba cuando niños y del que fuimos hogar de paso, así ayudé a cambiar pañales. Fue miembro de su junta directiva por varios años y hoy en día participa como voluntaria. 

RAMA PATERNA

Mi abuelo, Adolfo Carvajal, fue un empresario del Valle que estuvo al frente de la presidencia de Carvajal S.A. por veinte años. Estudió por dos años en Canadá Ingeniería Civil en McGill durante tres años,sin saber hablar inglés yluego estudió impresión y artes gráficas en Rochester. Vivió bajo la filosofía de que “lo que tu mano derecha haga, que no lo sepa la izquierda”, porque nunca presumió de sus aportes a la comunidad. Quiso impactar de manera importante y lo hizo mediante la creación de Coldeportes bajo el gobierno de Carlos Lleras, igualmente a través de la Fundación Carvajal, Fundación Valle del Lili, la Universidad Icesi, entre otras instituciones. 

Cuando fue embajador en Francia íbamos a visitarlo en repetidas ocasiones y fue donde vivimos el cambio de milenio. Mi hermana lo apodó Fofofo y así lo nombramos en adelante.

Jamás se exaltó porque no se alteraba en su temperamento, y conservó el equilibrio emocional que la toma de decisiones requiere. Pero era de carácter nervioso, recuerdo, por ejemplo, que le preocupaba que nos cayéramos cuando corríamos alrededor de la piscina. 

De él aprendimos a encontrar la mejor manera de hacer lo correcto, de ayudar y de aprovechar las oportunidades en función del beneficio de los demás.  

Murió cuando yo tenía diez años, pero fue tiempo suficiente para recordarlo con amor, con su sonrisa, con su compartir. 

Amparo Sinisterra de Carvajal, mi abuela, es una figura inigualable. Es alguien muy musical que durante cuarenta años ha manejado la emisora de la Fundación Carvajal, es la persona que conozco que más sabe de temas culturales, identifica cualquier melodía,  precisa su compositor, la fecha en que fue escrita, la historia alrededor de ella y demás detalles relevantes. Ir a conciertos con ella es una dicha y hace que no necesite recurrir al programa.

En plena adolescencia viajamos todos los primos con mi abuela a Europa y vivimos grandes aventuras. Recuerdo cómo nos hospedamos en un hotel NH en Viena, salimos desprevenidos y nos perdimos pues no llevamos con nosotros la dirección para devolvernos, se nos hizo tarde ya muy cerca de la hora en que se suspendía el servicio de metro. Como no sabíamos el idioma, mi primo preguntó en voz alta quién hablaba inglés, se acercó un señor que identificó nuestro hotel por la llave cuando había siete NH en ese momento. Para mi abuela el señor fue San Martín de Porres pues nos rescató. Ahora no olvidamos el nombre de la estación de metro de destino.

Uno de los regalos materiales más significativos que me ha hecho fue en uno de mis cumpleaños cuando compiló la historia del jazz que presentó en la emisora y que me obsequió en CD’s. Con motivo de la pandemia, mi abuela vino a vivir con nosotros. Como supo que me había comprado un tornamesa, decidió regalarme su colección completa de LP’s.

Nos ha inculcado el amor al servicio social. A través de su trabajo ha apoyado a jóvenes para que salgan adelante con su talento musical y lo ha hecho desde Proartes Cali por décadas. Fue directora de Colcultura,durante el gobierno de Belisario Betancur.

Mi papá, Gustavo Carvajal, nació en Cali, estudió Economía con opción en Ciencia Política en Nueva York, y luego hizo el MBA en Babson College. Es fanático del fútbol y del tenis, así soy hincha del Deportivo Cali pues siempre lo acompañé al estadio, lugar donde se abandonaba lo que pudiera estar ocurriendo en nuestras vidas en ese momento. Se inició en el golf, pero rápidamente renunció a él dejándonos a uno de sus mejores amigos y a mí enganchados con ese deporte.

Es un apasionado de la historia y de Churchill pues ha comprado y leído todos sus libros. Fue embajador en Francia en el gobierno de Juan Manuel Santos y su misión fue lograr que el país fuera aceptado en la OCDE, luego regresó. Trabajó por más de 30 años en Carvajal S.A., y actualmente es consultor de empresas de familia. 

CASA MATERNA

Mis padres se conocieron a través de amigos comunes, además padres de una de mis mejores amigas: los dos decimos que pocas personas tienen la fortuna de nacer con su mejor amigo.

Conformaron una familia de tres hijos: María Antonia, de muy altos estándares y colaborativa, abogada de los Andes con maestría en propiedad intelectual en Stanford, casada con Andrés Velez Serna. Siempre dijo que tenía el síndrome de la hermana no melliza pues sin excepción en la infancia salí en defensa de Juana cuando peleaban. Juana, leal, directa, de carácter alegre, llamada Mamá Juana por mis amigos quienes le temían porque siempre salía en defensa de sus hermanos y de sus padres, estudia psicología en la Javeriana después de estudiar diseño de accesorios en Miami International University of Art & Design, pues es muy creativa. Soy el mellizo de Juana, técnicamente el menor y cumplimos años el mismo día que mi papá.

PILARES DE FAMILIA

Crecimos con el ejemplo del servicio social. Nos inculcaron el ser personas íntegras, honestas, sin ínfulas, a no ser superficiales y a usar los privilegios para ayudar a los demás.  

Temprano supimos el valor que tienen los viajes en la construcción del ser humano al exponerlo a otras culturas, al brindar una visión global y al permitir entender la complejidad de lo que pasa en el mundo.

INFANCIA

Con mis hermanas aprendí tolerancia pues en muchas ocasiones se imponían a la hora de escoger un programa de televisión o una película.

Fui muy inquieto, en tres ocasiones me abrí la cabeza y en el mismo lugar, me tragué un par de dientes cuando me caí del triciclo de mi hermana mayor, entonces fui mueco por mucho tiempo. Mi gran sueño y aspiración era el de cambiar mi nombre a Michael Jordan, pues fue mi ídolo absoluto, y también quería cambiar el color de mi piel. Tuve el uniforme, zapatos y un balón de basquetbol con él dibujado, y un aro marcado.

Iba al parque que quedaba al final de una calle ciega en la cuadra de mi casa y al Gym boree que mi abuela había abierto en el sector donde jugaba con mis amigos una versión de gallina ciega avanzada con obstáculos. 

Mi hermana hizo un proyecto de noticiero con sus amigas que bautizaron TCM por Toña, Camila y Manuela. Participé representando personajes del Deportivo Cali, mi primo hacía de Pato Abbondanzieri, arquero famoso del Boca Juniors, y también fuimos presentadores. Jugué fútbol en la academia de un exjugador el Tucumano Cruz donde hice extraordinarios amigos. 

Desde muy pequeños recibimos clases de piano. A los trece años mi hermana Juana fue la primera en renunciar, yo lo hice a los quince y hoy me arrepiento, pero María Antonia continuó hasta sus dieciocho.

ACADEMIA

Estudié en el Colegio Bolívar hasta décimo. No me fue bien académicamente porque no hacía tareas pese a entender los temas, pero no causé problemas tampoco. Fui bien querido por los profesores y por los amigos. Me interesaron la filosofía, la historia, pero no biología, ni matemáticas. 

En décimo empecé a sentir que estaba en una burbuja y al regreso de un campo de verano decidí cambiar de colegio. No me sentía cómodo, entonces fui a un internado de hombres en los Estados Unidos. Allí conocí gente muy diversa, me enriqueció culturalmente, me abrió al mundo. 

En una  entrega de notas en mi segundo año de internado, cuando mi papá había sido nombrado recientemente embajador, un profesor, quien se convirtió en mi mentor, me dijo: 

— Mario, usted verá si quiere ser el hijo mediocre del embajador o alguien de quien su papá se pueda sentir orgulloso. La decisión está en usted.

Durante el último año y medio figuré en el Honor Roll, porque me apliqué, me cuestioné, me conocí. Mi advisor fue Bradford Carpenter.

Una vez graduado me matriculé en Suffolk University en Boston para estudiar Relaciones Internacionales. Al año decidí devolverme porque mi objetivo era ejercer en Colombia, entonces quise entender los temas desde la complejidad del país y no a través de las noticias.

UNIVERSIDAD EXTERNADO

Inicié Gobierno y Relaciones Internacionales en el Externado, pero al cuarto semestre me quise transferir pues su enfoque no era el que yo esperaba, contenía un elemento numérico muy alto cuando lo que me interesaba estaba lejos de la contabilidad y de las finanzas.

Entonces averigüé en la Javeriana donde me homologaban algunas materias y fue en esas en las que me concentré en lo que me quedaba de semestre antes de matricularme. Hoy pienso que no debió ser de esa manera y que debí rendir en todas.

UNIVERSIDAD JAVERIANA

Me transferí en enero de 2016. A raíz del anuncio del plebiscito para la paz, nos unimos un grupo de amigos en torno a ese momento histórico. Fundamos el movimiento Javerianos por la Paz desde el que combatimos las noticias falsas al tiempo que dábamos a conocer los puntos en detalle. Organizamos marchas y llevamos invitados especiales a la Media Torta de la Universidad, uno de ellos,el exministro Juan Fernando Cristo. Los estudiantes tenían micrófono abierto y se unió un habitante de la calle que le dijo:

— Soy un desmovilizado que hizo parte del ELN. Sin que hubiera participado en la muerte de su señor padre, sí quiero pedirle perdón por los hechos.

Fue un momento increíble, muy emocionante, que ni planeado hubiera salido de esta manera. 

Nos unimos al Pacto Juvenil Nacional por la Paz que pidió a las partes, cuando perdió el plebiscito, que llegaran a un acuerdo. Sebastián Solano, Luis Alberto Casas  entre otros miembros de Javerianos por la Paz, participaron en la redacción de un comunicado conjunto entre organizaciones juveniles que apoyaban el acuerdo en ese sentido. Los líderes de los movimientos fuimos invitados a La Habana cuando se presentó el pacto de los negociadores y al anuncio de los nuevos acuerdos.

Esto reafirmó mi necesidad de buscar maneras de ayudar, de participar, de aportar al país.

Me gradué en marzo del 2020, durante la pandemia y acabo de ser admitido en un programa de maestría de estudios Latinoamericanos en Oxford

FUNDACIÓN SUCURSAL

Hago parte de la Fundación Sucursal que busca contribuir al desarrollo social y económico de Colombia, fomentando el acceso a la educación y a las oportunidades.

COLUMNISTA

Escribo una columna quincenal en el País de Cali sobre política internacional, pues me ha gustado escribir, herencia de mi bisabuelo, Mario Carvajal Borrero, poeta, periodista entre otras profesiones.

LA CAUSA JOVEN

Con Fernando Posada tenemos un programa virtual de opinión. Si bien nos conocemos desde el colegio, el plebiscito nos unió. Tomándonos un café, después de mi práctica universitaria en Londres en una consultoría macroeconómica y geopolítica, quisimos abrir un espacio para jóvenes, lo llamamos, La Causa Joven

SARA GUTIÉRREZ DE PIÑERES

Conocí a Paula Gutiérrez de Piñeres de quien me hice muy amigo, y por mucho tiempo no supe de su hermana, Sara Gutiérrez de Piñeres. Resulta curioso porque, además, una de las mejores amigas de Sara es mi prima Silvana.

Cuando nos conocimos en una fiesta, yo salía con otra persona. Luego nos encontramos en la Feria de Cali donde cruzamos un par de palabras. Más adelante nos reunimos un grupo de amigos en mi casa, Silvana invitó a su vez a Sara y tuvimos oportunidad de hablar. 

Al día siguiente le pedí a Silvana el teléfono de su amiga, le pregunté por su comida favorita para extenderle una invitación. La llamé, la invité a su restaurante predilecto y aprendí a comer Sushi en Osaki pues, cuando me pongo nervioso, como en exceso y en este caso no consumía comida de mar ni sabía manejar palillos. En nuestra conversación encontramos muchas coincidencias que nos acercaron lo que derivó en noviazgo.  

Cuando la visité de sorpresa en su ciudad, la familia me acogió muy bien y me invitó a almorzar sopa de leche cortada, por fortuna su papá me dijo: “Ese es un gusto adquirido, no tienes que comértelo si no quieres”.

Sara, mi novia, es una barranquillera, con familia de origen árabe que llegó a Cali cuando tenía trece años, es psicóloga de la Universidad de los Andes, una persona de altos estándares que me motiva a ser mejor. Adelantará su maestría en King’s College en Inglaterra, así que compartiremos esa experiencia juntos. 

REFLEXIONES

  • ¿Hasta dónde quieres llegar?

Mi objetivo es hacer un doctorado en el que estudie cómo pueden las instituciones ser inclusivas al dar oportunidades de crecimiento y desarrollo a la sociedad desde el más vulnerable.

  • ¿Cuál es tu mayor talento?

 La empatía, el ser considerado con los demás, muy aterrizado y buen comunicador.