JAN ANDREI MERINO – THERMY
Las Memorias conversadas® son historias de vida escritas en primera persona por Isa López Giraldo
Thermy, es un estudio inteligente para detección temprana del cáncer de mama, mediante análisis por software de I.A. de imágenes termográficas. Es rápido, económico, accesible, portable, libre de radiación, 100% seguro, no requiere instalación especializada y permite un seguimiento periódico.
La detección temprana es sinónimo de supervivencia.
Jan Andrei Merino González – cofundador.
Mi familia es un fundamento principal en mi desarrollo, es mi prioridad. Vivo en el Estado de México, una de las treinta y dos entidades federativas que conforman los Estados Unidos Mexicanos, aunque nací en ciudad de México, que está muy cerca.
Mi padre se llamaba Carlos Luis, fue maestro de inglés durante toda su vida y falleció hace más de diez años, precisamente por un cáncer mal detectado, o detectado de forma tardía, cuando yo tenía dieciséis. Sufrió una tos que le dio muchas entradas al hospital y un buen día no salió más. Mi mamá, Dora Patricia, fue maestra de español, especializada en primaria, actualmente está jubilada, pero también le ha gustado emprender con ideas de negocios muy diversos.
Mis padres se conocieron en un grupo de baile en la universidad cuando estudiaban para ser maestros. Se enamoraron, siete meses más tarde ya estaban casados, tuvieron a mi hermano, Alan Carlos, y año y medio después de él nací yo.
Mi hermano Alan es ingeniero biotecnólogo que se dedicó a la política y se ha desempeñado en el área de gestión de calidad. Por mi parte, estoy recién casado con Marianna Fernández quién me ha apoyado todos estos últimos años y se ha enamorado del proyecto llegando a ser parte clave en el equipo. Soy ingeniero biónico de profesión pues desde niño quise ser inventor, quise moverme en el mundo creativo, en ese que me permitiera crear robots, es por esto por lo que elegí mi carrera.
Crecí con un perfil cuadriculado, propio de los ingenieros. Pero de niño, siempre que podía, desarmaba las cosas para ver cómo funcionaban, para eso usaba las que no servían, pero no servían justo porque había sido yo quien las había desarmado (risas). Desde ahí tuve la inquietud de ver los componentes electrónicos.
En primaria y, sólo por gusto, vendí dulces, lápices y relojes de siete pesos en veinte; siempre busqué hacer algún negocio por diversión y esa plata la usaba en los recreos.
Una de mis más grandes aficiones ha sido el fútbol, desde mi temprana infancia jugué con un balón. A los quince años combiné el deporte con la música. A través de mi fe en Dios, algo que ha marcado mucho mi vida, he estado congregado en la iglesia que me integró a un grupo de música en el que inicié tocando piano, y si bien interpreté a Mozart y a Beethoven, tendí más hacia lo contemporáneo. Durante la preparatoria y hasta mis veinte años tomé clases de bajo y guitarra. También me gusta componer, he hecho cerca de diez canciones, la mayoría románticas.
Suelo ser muy disperso, precisamente porque cuento con gran imaginación y, por lo mismo, disfruto del cine, también de una buena lectura, aunque termine soñando. Mi hermano, como lo fue mi papá, es muy culto, a los dos siempre les gustó leer, investigar sobre temas científicos y tecnológicos, entonces yo los acompañaba a ver documentales, como El mundo de Beakman, que me hizo soñar con viajar, a la luna, pues siempre quise llegar más allá, más lejos.
Fui muy independiente, conté con el apoyo de mis papás y con la motivación que me dieron mis amigos, con los que me retaba de manera permanente. Antes de adelantar mi carrera ya había estudiado, en la preparatoria, sistemas de control eléctrico y ahí empecé a tener contacto con la electricidad, con circuitos, programé microchips, lo que me permitió confirmar ese gusto.
Trabajé en el Centro de Tecnología e Innovación – CTIN, antes de graduarme. Llegué como ingeniero y salí como gerente de proyectos, entonces entendí que yo no puedo hacer todo solo, que se requiere de un equipo y de una planeación. Éramos cien jóvenes en un centro donde todo el tiempo estábamos pensando en nuevas ideas, eso explotó mi mente y cambió mi forma de pensar. Este fue mi primer acercamiento con emprendedores.
Cuando ya estaba por terminar mi carrera, supe que algo estaba incompleto en mí, consideré estudiar otra o adelantar una maestría, también pensé en irme de intercambio. Entonces llegó la posibilidad de hacer un diplomado en gerencia de ventas y, aunque no tenía nada que ver con ser ingeniero, decidí tomarlo en una escuela muy prestigiosa de México. Este estudio también cambió mi mentalidad porque entré al mundo de las ventas y de las relaciones públicas, que es en lo que he centrado mi actividad de los últimos años. Sigo creando y programando, pero ahora disfruto mucho dar conferencias y charlas.
Antes de llegar a Thermy tuve emprendimientos. Por ejemplo, desde la universidad intenté montar empresas muy pequeñas y con diferentes grupos de amigos. Dos de ellas dedicadas a la impresión en 3D, hacíamos diseños que le vendía a otros alumnos e incluso a otras universidades. Una de ellas todavía sigue, pero ya no estoy vinculado, y la otra se deshizo a los seis meses. También creé un e-commerce de electrónicos, me hice socio de una fábrica que me daba precio de mayorista, y vendía en mi página.
Thermy, es mi proyecto de titulación de la escuela que inicié con Ricardo Niño de Rivera, un muy buen amigo. Lo que más me gustó de mi carrera, fue la visión artificial, el reconocimiento de imágenes y de patrones, y mi proyecto me permitió emplear esos conocimientos. Se trató de un clasificador de termogramas mamarios para detectar el cáncer de mama. En el año 2015, una vez graduado, lo sometí a un concurso, iniciativa de AVON con el propósito de apoyar proyectos en favor de la lucha contra este tipo de cáncer. Me olvidé de eso y me dediqué a trabajar.
Cuando no esperaba supe que nos habíamos ganado el concurso y con los recursos decidimos constituir la empresa, formar un equipo, dejar mi trabajo y dedicarme por completo a Thermy. En la actualidad somos cinco socios, Luis Enrique Hernández, Pedro Sánchez, Kevin Hernández, Ricardo Niño de Rivera, y yo, hemos consolidado las diferentes áreas como finanzas, investigación y desarrollo, y cuidado del paciente.
- ¿Quiénes han sido tus mayores referentes?
Crecí leyendo diferentes biografías en las que destacan la de Amadeus Mozart, Steve Jobs, Bill Gates. En ellas encontré un componente en común, todos tenían genialidad en algún área, aún con perfiles y caracteres totalmente diferentes. Sin duda se convirtieron en ejemplos a seguir. Siempre admiré el cómo a pesar de no ser los más brillantes lograron explotar su talento particular para lograr impactar al mundo lo suficiente para cambiarlo significativamente y de la importancia de rodearte de gente brillante que complemente tus talentos y carencias.
- ¿Cuáles han sido tus mayores retos?
Cuando estando en segundo año de preparatoria mi papá se enfermó y en un mes falleció. Esa situación me golpeó muchísimo, afectó mi rendimiento académico e hizo que cambiaran mis prioridades y mi norte, pero me hizo ver que no estaba solo, me vi muy rodeado de familia y amigos. Me refugié en las personas, y como todos los sábados los dedicaba a mi papá, desde su muerte comencé a pasarlo con amigos.
Otro reto lo viví cuando trabajaba en un e-commerce del Grupo Carso, ClaroShop, en un edificio muy corporativo, en el que usaba traje formal, también tenía una relación sentimental que había proyectado en matrimonio. Sentí que ya esa era mi vida, con estabilidad, proyección y seguridad. Pero, acabada la relación, rompí con esa atadura mental a ese estilo de vida. Gracias a eso me di la oportunidad de emprender y dedicarme a Thermy por completo.
Todos los fundadores somos ingenieros biónicos, compartimos los mismos conocimientos, pero también nos acompañan las mismas carencias. Nos dimos cuenta de que requeríamos de otros perfiles para las distintas áreas, claramente no podíamos hacerlo todo entonces buscamos a expertos. Así nos rodeamos de asesores médicos, jurídicos, financieros, de negocios, marketing.
Otro reto muy grande ha sido conseguir fondos. Al proponer una investigación científica en un producto para la salud tenemos que cumplir con muchos requisitos, permisos, patentes y certificaciones, buscamos abogados en los Estados Unidos que nos ayudaran y, como se entenderá, pagar estas cuentas resulta muy exigente, todo un reto. Hemos sido de esos proyectos que se han financiado gracias a diferentes concursos, apoyos del gobierno y de empresas particulares. En la actualidad hemos hecho cerca de 3.500 estudios gratuitos, no hemos vendido el primero, y es nuestro orgullo poder decir que estamos ayudando de esta forma y que ya contamos más de tres años.
- Basado en tu temprana experiencia, ¿qué recomendación le harías a quien quiera iniciar su camino hacia el emprendimiento?
Que priorice a su familia, de ahí parte todo. Que tenga una motivación clara y muy grande, algo que lo impulse a querer lograrlo, ya sea por tratarse de una necesidad de la comunidad o porque simplemente le guste, pues la va a necesitar porque el emprendimiento es un camino complejo, con altas y con bajas, hay momentos en que nadie cree en las ideas y no habrá recursos suficientes, es ahí cuando la va a valorar. Pero también requerirá de un buen equipo, que lo impulse, que cubra sus faltas, sus carencias, que también lo motive cuando sienta desistir, o con quien debatir para llegar a la mejor idea.
- ¿Cómo quieres impactar al mundo?
Salvando vidas. La problemática en este tema de salud es bien compleja, se cuenta con sistemas como mastógrafos y ultrasonidos, sin embargo, la gente sigue falleciendo porque detectan el cáncer en etapas tardías, porque muchas mujeres no quieren hacerse un estudio anual por miedos o por ideas preconcebidas, también por falta de acceso a los sistemas de salud o por costos. Thermy está en capacidad de resolver esas problemáticas que la sociedad nos plantea. Entonces, la mejor forma de impactar es brindando una solución verdaderamente efectiva. Y sin duda lo estamos logrando, estamos cambiando la estadística. Si una de cada siete mujeres va a tener cáncer en alguna etapa de su vida, es importante detectarlo a tiempo para contrarrestar su efecto.
Queremos que Thermy sea como la prueba de embarazo, pero para cáncer de mama, que sea el primer estudio al que la mujer recurra para conocer su estado de salud. También queremos que haga parte del cuadro básico, que todos los hospitales y clínicas cuenten con este sistema, que en un futuro que sea más portátil, que se pueda contar con él desde el celular.
Suele ocurrir con los desarrollos médicos que, pasado cierto tiempo, una empresa grande ofrece compra para masificarlo, pero nosotros quisiéramos lograrlo por nuestra cuenta, sin surtir esa costumbre.
En la actualidad trabajamos en nuevos desarrollos que ayudarán a diabéticos, atenderán las lesiones de los deportistas, y brindarán soluciones para la contingencia del Covid-19, porque lo que nos gusta es crear cosas para ayudar a la sociedad, pero ver que crezcan en nuestras manos.
- ¿Cuáles son tus mayores talentos?
Me adapto fácil, especialmente a las nuevas tecnologías y sistemas de trabajo; soy muy práctico, optimizo el tiempo, tengo la facilidad de comunicar, y me gusta transmitir mi experiencia a otros emprendedores.
- ¿Cuál es tu código de ética?
La honestidad, soy de los que prefiere una verdad que incomoda a una mentira que agrada. Suelo ser muy directo, en ocasiones imprudente al decir lo que pienso, pero conmigo la gente sabe con quién cuenta. Soy una persona creyente, de fe, creo en Dios, y esto ha marcado mi vida.
Isabel López Giraldo es responsable del contenido de este sitio web. Davivienda actúa como patrocinador de la sección “Jóvenes Talentos”