LA BUENA SUERTE · ROSA MONTERO
FRAGMENTOS
Una ausencia completa de destino es como andar sin huesos.
Se ilusionó cuando ya hacía mucho que se habían acabado los tiempos de las ilusiones.
Todos acabamos cristalizándonos en nuestras manías.
Con los años la realidad se hace cada vez más incomprensible.
Rutinas de una vida olvidada.
Esta permisividad con la porquería es el más claro indicativo de su nivel de degradación.
Levanta la vista hacia ese silencio.
Los monstruos se ocultan en el lóbrego vientre del silencio doméstico.
Qué deprisa pasa el tiempo cuando no haces nada.
No ser es un alivio.
El vibrante atractivo de lo inesperado.
Refinado arte de dotar de belleza lo fallido.
El dolor consuela. De la furia, de la humillación, de la frustración.
Para construir un nido se necesita afecto.
Asustado por el roce sedoso de la muerte cercana.
Una distancia incómoda de palabras reprimidas.
No hay nada que envejezca tan deprisa como el amor mal amado.
Los miedos muy grandes protegen de los temores pequeños.
La gente se busca las vías más insospechadas para intentar aliviar el sufrimiento.
Varias decenas de muertos sin acabar de morirse.
Secuestrado por un anciano al que no reconoce. Porque envejecer es ser ocupado por un extraño.
Para encontrarle un sentido a la muerte hay que encontrarle antes un sentido a la vida.
Los años no te inmunizan contra el amor.
Este color tan gris del mundo presagia lágrimas.
Todas las agonías parecen suceder de noche, aunque tu muerto muera en pleno día.
El pesado, sólido silencio es una presencia. Una amenaza. Hay silencios que matan y atormentan.
La belleza ayuda a curar el dolor del mundo.
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